El sistema solar colapsará. La catástrofe se verá consumada cuando el sol, dentro de miles de millones de años, se transforme en una estrella gigante roja que habrá de arrasar con los planetas que están a su alrededor. Sin embargo, Júpiter y Neptuno –más alejados– podrían tener otro destino. Un grupo internacional de científicos, entre los que se encontraba Cristian Giuppone, docente de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), arribó a esas conclusiones.
“Es un proceso que nos llevó varios meses. Entré en contacto con mi colega María Paula Ronco de la Universidad Católica de Chile. Estuvimos indagando en la evolución estelar y cómo esa evolución impacta en los sistemas planetarios a su alrededor”, explicó Giuppone al Suplemento Universidad y agregó: “Después dirigimos la investigación hacia tratar de explicar qué pasa con los planetas gigantes alrededor de estrellas como el sol cuando evolucionan”.
Para realizar el proyecto, se simularon múltiples escenarios donde la estrella gigante roja afectaba a sistemas solares compuestos por dos planetas similares a Júpiter y Neptuno. Hubo varios resultados; en algunos, ambos planetas sobrevivían y en otros eran devorados por la estrella solar. Sin embargo, también había simulaciones que terminaban con un Júpiter heroico que dispersaba a Neptuno a una órbita más alejada, mientras que en otras Neptuno empujaba a Júpiter hacia la gigante roja.
“Estos efectos habían sido estudiados de forma aislada, y específicamente no se había analizado qué pasaba con los sistemas parecidos a los extrasolares que están siendo detectados”, indicó el docente de la UNC. “En la actualidad, hay más de 4 mil sistemas, y muchos de esos tienen planetas como Júpiter mucho más cercanos a su estrella. Lo interesante es ver qué pasa con este planeta si la estrella evoluciona, porque nos permite conocer más sobre la dinámica y la física de nuestras observaciones”, detalló.
Varias de estas simulaciones se realizaron en el Centro de Computación de Alto Desempeño de la UNC, lo que permitió “enfrentar estos problemas que requieren mucha capacidad de cómputo de forma mucho más sencilla”. “Nos permite estar a la vanguardia y competir con otros científicos a nivel internacional, contribuyendo así al desarrollo de toda la ciencia”, afirmó Giuppone.
Además, el investigador aseguró que el rol de la universidad pública “es central”, debido a que “como docente uno forma recursos humanos, y transmite todo el conocimiento y experiencia que tiene con las más actualizadas técnicas que se están desarrollando para formar nuevos egresados con el más alto nivel internacional”.
Sin embargo, realizar la investigación en tiempos de coronavirus tuvo sus lados negativos. “Los científicos nos vimos un poco obligados a repensar cómo hacer ciencia. Con un presupuesto ínfimo tuvimos que tratar de congeniar nuestro trabajo de investigación, nuestro trabajo de docencia y gestión trasladándonos a nuestras casas sin interrumpir ninguna tarea”, aseveró.
“Muchas veces hemos sido sobrecargados en actividades que, si bien nos gustan, son un gran sacrificio y estamos esperando que sean reconocidas como parte de la investigación nacional que es la que llevamos a cabo, no sólo en áreas básicas como astronomía, sino en toda área general. Hay muchos investigadores que se abocaron a resolver distintos aspectos de la pandemia, desde lo social hasta lo químico. Y eso es porque nuestro sistema científico está muy fortalecido desde hace muchísimos años”, reflexionó.