Desde el comienzo del aislamiento social y preventivo, un equipo integrado por científicos y científicas del CONICET trabaja combatiendo la información falsa sobre el COVID-19 que circula en redes sociales y/o es publicada en medios de comunicación convencionales, y ya desmintió más de 100 fake news con datos confiables y accesibles a toda la población.
El proyecto “Ciencia Anti Fake News” surgió por iniciativa de Soledad Gori, docente e investigadora de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires, quien convocó a biólogos, bioquímicos y biotecnólogos, que también dictan clases en la UBA y las universidades de La Plata, La Matanza y Quilmes.
Desde que comenzó la pandemia del coronavirus, la circulación de información falsa y de hipótesis no probadas científicamente creció tan rápidamente como la incertidumbre, los miedos y la desazón ocasionada por la expansión del virus que ya provocó la muerte de casi 800.000 personas e infectó a más de 19,7 millones en todo el mundo.
El riesgo que generó la “infodemia”, tal como la denominó la Organización Mundial de la Salud, despertó el compromiso de estos científicos y científicas del CONICET : “La ciencia no debe ser individualista y tiene que acercarse a la gente para darle respuestas concretas”, subrayó Gori, en declaraciones al Suplemento Universidad.
Según contó la investigadora, las fake news se difunden hasta diez veces más rápido que las noticias verdaderas y aun desmentidas, sobreviven en las redes. Entre el 35 y 40 por ciento de estas noticias falsas llegan a través de medios de comunicación convencionales y el 50 por ciento circulan por redes sociales. Muchas de ellas, además, se elaboran con un alto nivel de profesionalismo para hacerlas más viralizables.
De acuerdo al relevamiento que viene haciendo el equipo, la noticia falsa más perjudicial que se detectó es la referida al consumo de dióxido de cloro para prevenir o tratar el coronavirus. “No solo no hay ninguna evidencia científica que demuestre efectividad para curar el COVID, sino que es sumamente peligroso para el cuerpo humano”, alertó Gori.
Pero también identificaron otras fake news dañinas para la salud como la utilización de gárgaras de sal para eliminar al virus –puede generar un pico a personas hipertensas, por ejemplo-; el supuesto beneficio de la nicotina ante la infección o la exposición a la radiación UV para matar al coronavirus. Y otras noticias delirantes como la que culpaba por la propagación del virus a las antenas 5G.
Los integrantes del proyecto “Ciencia Anti Fake News” trabajan en tres comisiones: una para detectar posibles noticias falsas; otra para chequear su veracidad en papers y páginas oficiales y la tercera para transformar esos datos científicos en una explicación sintética y coloquial que sea comprensible para el público en general.
Esa información es volcada en sus redes @anti_fakenews y en la plataforma “Confiar”, desarrollada por la agencia estatal de noticias Telam, principalmente en formatos de Verdadero o Falso, una manera dinámica y accesible para determinar la veracidad de diversos hábitos y mitos sobre la pandemia en base a evidencia científica.
Gori admitió que “uno de los principales problemas es que los tiempos de la ciencia difieren mucho de la entendible ansiedad de la población” y eso hace que “circule información preliminar, no chequeada o directamente falsa, lo cual contribuye a la confusión”. Y agregó: “Quizá faltan comunicadores especialistas en ciencia que expliquen la diferencia entre un estudio preliminar, un estudio aprobado u otro en vías de aprobación”.