“El coronavirus no es la única enfermedad que hay que combatir, sino que la pandemia ha sacado a la luz patologías sociales más amplias”, como “la visión distorsionada de la persona, una mirada que ignora su dignidad y su carácter relacional” afirmó el papa Francisco al hablar desde la Biblioteca del Palacio Apostólico en el Vaticano, el recinto en el cual se realiza ahora la tradicional audiencia general de los miércoles debido a las restricciones que impone la situación sanitaria a partir de la covid-19.
“La pandemia ha puesto de relieve lo vulnerables e interconectados que estamos todos" dijo Jorge Begoglio y afirmó que si no cuidamos el uno del otro, empezando por los últimos, por los que están más afectados, incluso de la creación, no podemos sanar el mundo".
Tras reconocer la labor solidaria que realizan muchas personas en la situación actual, Francisco dijo que “como discípulos de Jesús no queremos ser indiferentes ni individualistas” y pidió a Dios “que nos de ojos atentos a los hermanos y a las hermanas, especialmente a aquellos que sufren”, reconociendo la dignidad humana de cada persona, cualquiera sea su raza, lengua, o condición. "La armonía te lleva a reconocer la dignidad humana, aquella armonía creada por Dios" agregó el Papa y subrayó que “la dignidad humana es inalienable, porque ha sido creada a imagen de Dios" y es el fundamento de toda la vida social.
En su reflexión semanal a modo de catequesis Francisco dijo además que “los derechos no son solo individuales, sino también sociales, de los pueblos y de las naciones” y advirtió sobre las “serias implicaciones sociales, económicas y políticas” que surgen de la conciencia de la dignidad de todo ser humano. “Mientras trabajamos por la cura de un virus que golpea a todos indistintamente, la fe nos exhorta a comprometernos seria y activamente para contrarrestar la indiferencia delante de las violaciones de la dignidad humana; la fe siempre exige que nos dejemos sanar y convertir de nuestro individualismo, tanto personal como colectivo”, agregó.
El pontífice terminó su alocución haciendo un pedido a Dios para que “pueda devolvernos la vista para redescubrir qué significa ser miembros de la familia humana” y para que esa mirada “pueda traducirse en acciones concretas de compasión y respeto para cada persona y de cuidado y custodia para nuestra casa común”.
En el último tiempo el Papa se ha referido en varias ocasiones al tema de la pandemia en vinculación con la dignidad humana. En el prólogo del libro "Comunión y esperanza" escrito por el cardenal alemán Walter Kasper y publicado por la Editora Vaticana (LEV), Bergoglio hizo un llamado a la "solidaridad" y al "servicio" contra la "injusticia global" y la indiferencia, señalando que la crisis sanitaria que atraviesa el mundo es una advertencia acerca de cuánto "dependemos de la solidaridad de los demás y nos empuja a servir a los que nos rodean de una manera nueva" porque, escribió, "debemos ser sacudidos por la injusticia mundial" de manera tal de "poder despertar y escuchar el grito de los pobres y de nuestro planeta tan gravemente enfermo".
En esa oportunidad el Papa agradeció también "los muchos signos de disponibilidad a la ayuda espontánea y de compromiso heroico del personal sanitario, de los médicos y de los sacerdotes", dijo que "el peligro de contagio de un virus debe enseñarnos otro tipo de 'contagio', el del amor, que se transmite de corazón a corazón" y advirtió sobre "los difíciles problemas que nos esperan después de la crisis".