La Organización de Estados Americanos (OEA) celebró ayer una sesión extraordinaria para tratar la crisis en Venezuela, tras la solicitud hecha por 18 países miembros, luego de que el Secretario General, Luis Almagro, recomendase suspender del organismo continental al país conforme a la Carta Democrática Interamericana. Veinte de las 34 naciones que integran el organismo coincidieron en la necesidad de buscar soluciones diplomáticas en el menor plazo posible y en concretar una hoja de ruta.
La sesión se inició dos horas más tarde de lo previsto, después de que Venezuela, con el apoyo de Bolivia y Nicaragua, tratara de impedir la celebración alegando que la reunión viola el principio de no intervención en los asuntos internos de los Estados miembros. Para celebrar la sesión eran necesarios 18 votos y hubo 20, ya que Belice y Guyana se sumaron a los 18 países que habían solicitado la sesión: Canadá, Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Estados Unidos, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Paraguay, Perú, Uruguay, Barbados, Bahamas, Santa Lucía y Jamaica.
El nuevo embajador de Venezuela ante la OEA y viceministro para América del Norte, Samuel Moncada, pidió la palabra tras la votación y declaró la sesión “una flagrante violación de los principios de la organización”. “Todo lo que ocurra se hace contra nuestra voluntad, lo combatiremos donde sea necesario”, prometió. Moncada, nombrado este lunes para su cargo en la OEA, pidió no celebrar la sesión inmediatamente después de que la presidencia de turno del Consejo, que ostenta hasta el día 31 Belice, saludara a los embajadores y presentara la reunión. Su argumento es que es un “acto grotesco de presión” y tiene “carácter intervencionista”, además de que “viola” el artículo 1 de la Carta de la OEA, que indica que ninguna de sus disposiciones autoriza a la organización a intervenir en asuntos de la jurisdicción interna de los Estados miembros.
Tras un farragoso debate sobre la legalidad de la reunión entre quienes se oponían a celebrarla y quienes la convocaron, el responsable de Asuntos Jurídicos de la OEA, Jean Michel Arrighi, aclaró que los Estados tienen derecho a plantearle al Consejo Permanente los temas que deseen. Acto seguido se votó y se inició la reunión en la que se dio un debate abierto sobre la situación en Venezuela.
La representante de Canadá ante la OEA, Jennifer May Loten, afirmó que Venezuela sigue alejándose de los valores democráticos del hemisferio. Sostuvo que los Estados miembros se tienen que unir y colaborar para solucionar la crisis en el país. “Todos los Estados miembros tienen el deber de defender la democracia. Es un compromiso que todos debemos compartir. Ningún Estado debe sufrir demoras en las elecciones, deben tener como prioridad a sus ciudadanos”, dijo. Además, presentó una declaración conjunta de los 20 países en la que emplazan a la OEA a concretar una hoja de ruta “en el menor plazo posible” para “apoyar el funcionamiento de la democracia y el respeto al Estado de Derecho” en Venezuela. Este texto es el cimiento para una resolución que se preparará en los próximos días y fijará el mecanismo con el que la OEA dará seguimiento a la situación en Venezuela.
Ana Rosa Valdivieso, representante permanente de Perú en la OEA, hizo cuatro peticiones: que se establezca un calendario electoral en Venezuela, se libere a los presos políticos, se atienda la crisis humanitaria y se respete la institucionalidad de la Asamblea Nacional. Por su parte, el representante de Chile ante la OEA, Juan Anibal Barria, pidió un diálogo abierto, respetuoso, constructivo y “de altura” en Venezuela e instó a que todos los actores políticos y sociales puedan ser escuchados, con avances y resultados.
El representante de Colombia, Andrés González Díaz, llamó a hacer un esfuerzo colectivo para intentar solucionar la crisis en Venezuela y manifestó su posición de defender la democracia y los derechos humanos. “No se trata de un foro político para acusaciones mutuas, se trata de un foro de análisis y propuestas con esfuerzo colectivo, que contribuya a resolver la compleja crisis”, dijo.
Por su parte, el embajador mexicano, Luis Alfonso de Alba, propuso que el organismo evalúe la situación de Venezuela al menos cada mes al considerar que en el país hay una alteración al orden democrático. El diplomático planteó analizar periódicamente la evolución de los distintos esfuerzos de mediación que se den entre el gobierno y la oposición.
Luego de cada país participase Moncada, calificó como absoluta violación al derecho internacional el debate. “Hoy se demostró en la OEA que se ha consumado un acto de intervencionismo en Venezuela violatorio al derecho internacional”, aseveró y agregó que el organismo pretende obligarlo que viole la Constitución venezolana e incitar a 30 millones de venezolanos a hacerlo. Además, Moncada calificó al gobierno brasileño como ilegítimo. “De Brasil no puedo decir mucho porque no representa a un gobierno legítimo, no hubo elecciones para elegirlo. Dentro de México suceden cosas mucho más graves de las que están sucediendo aquí”, sostuvo. Por otro lado, afirmó que el gobierno de Estados Unidos se dedicó a realizar una campaña para presionar a miembros de la organización. “Si Estados Unidos quiere ayudar, que derogue el decreto de Obama”, destacó. “Venezuela necesita de la OEA como México necesita del muro”, culminó.