Tras un rebrote de casos de coronavirus, Perú restauró el toque de queda dominical y prohibió las reuniones sociales. Luego de seis semanas de desconfinamiento gradual, el gobierno de Martín Vizcarra retornó a medidas más restrictivas para luchar contra la pandemia.
"Tenemos que retroceder un paso en las actividades que estábamos liberando. A partir de este domingo, se vuelve a la inmovilización obligatoria a nivel nacional", anunció el presidente después de una jornada con un récord de 8.875 nuevos contagios.
Según informó el mandatario, el principal foco de contagio son “las reuniones de carácter familiar y social" y por eso se avanzó en su prohibición.
"En julio se ha visto un rebrote y eso se debe a que hemos debilitado nuestras acciones para evitar el contagio y tenemos que reforzarlas", indicó Vizcarra, al tiempo que advirtió que las fuerzas militares van a participar de operativos para controlar que se respeten las medidas.
Además, el gobierno dispuso extender la cuarentena obligatoria a provincias en donde había sido levantada el 1 de julio. De esta forma, un tercio de la población peruana, un total de 11 millones de personas, estarán confinados en una cuarentena estricta.
De acuerdo a datos del ministerio de Salud, el miércoles el país registró 212 decesos y un récord de 8.875 nuevos contagios. Además, los hospitales están saturados con 13.823 enfermos de coronavirus, otra cifra récord.
Perú es el tercer país de América Latina con más contagios y muertos por la pandemia, detrás de Brasil y México. Acumula 498.555 casos y más de 21.713 decesos, en una población de 33 millones.
A partir del desconfinamiento gradual que instrumentó el gobierno, los contagios más que se duplicaron, pasando de 3.300 diarios en promedio hace un mes a 7.025 la última semana, según cifras oficiales.
"Necesitamos seguir actuando con criterio de urgencia para continuar protegiendo la vida de los peruanos", agregó el presidente para justificar las medidas.
Situación económica
Las políticas de flexibilización de la cuarentena tuvieron como objetivo reactivar una economía sumamente deteriorada. Hasta el mes de mayo la caída de la actividad fue de un 17% y las proyecciones del Banco Central señalan una contracción anual de 12,5%, uno de los peores registros de América Latina.
En materia de empleo, desde el inicio de la cuarentena se estima que se perdieron 2,6 millones de puestos de trabajo. Frente a la presión del sector empresario, en julio se habilitó la reapertura de restaurantes y se reanudaron los viajes nacionales aéreos y terrestres.
Sin embargo, la flexibilización condujo a un rebrote de contagios, en un país cuyo sistema sanitario se encuentra al límite del colapso.