Viaje a las profundidades de una voz sin par

Cuando en 1939 le negaron cantar en el Constitution Hall por el color de su piel, la virtuosa Marian Anderson, legendaria contralto, mudó de planes: actuó en los peldaños del monumento a Lincoln ante un público de 75 mil personas, cautivado por sus rendiciones del aria O mio Fernando de Donizetti, el Ave Maria de Schubert, himnos espirituales… Una performance histórica de quien, años más tarde, fuera la primera afroamericana en cantar en el Metropolitan Opera; sobre quien el maestro Arturo Toscanini dijese: “Una voz como la suya se escucha una vez cada cien años”. Ícono de la lucha antirracista, reverenciada en su Filadelfia natal, Anderson abrió puertas para generaciones futuras y es considerada por grandes personajes como la mezzosoprano Betty Allen como la madre espiritual de todos los cantantes líricos negros. Cuyo enorme legado, hoy puede redescubrirse gracias a un flamante portal : el que acaba de ser lanzado por la Universidad de Pensilvania, con miles de sus cartas y fotografías, anotaciones sobre tours y repertorios, programas de sus conciertos, además de horas de grabaciones, entrevistas transcriptas, entre otras bondades digitalizadas y puestas a disposición en forma gratuita. Se trata de un enjundioso archivo que la propia artista donó personalmente a la universidad entre 1977 y 1993, año en que murió a los 96. “Marian Anderson alcanzó renombre mundial como cantante al romper las barreras raciales en los Estados Unidos, y somos muy afortunados de poder preservar su archivo”, manifestó Constantia Constantinou, directora de las bibliotecas de la institución, instando a que, “a través de esta colección, académicos y estudiantes de todo el mundo ahonden en su vida y en su carrera, conozcan aún más su impacto social, histórico, cultural”.

Identikit para la supervivencia

Le dicen el Shazam de serpientes y arañas porque, como la famosa aplicación para identificar canciones, permite descubrir raudamente qué diantres camina o se arrastra al derredor. No es de extrañar la invención siendo sus creadores australianos: el país oceánico es hogar de cantidad de especies de sendos bichos, algunos suficientemente venenosos como para fulminar a un humano con una modesta mordida. De hecho, algunas de las víboras más peligrosas del globo habitan, sí, sí, en Australia. ¡Son las menos!, se apuran en aclarar Murray Scarse y su esposa Nic Scarse, que pretendiendo sacudir prejuicios largamente instalados contra inocuas variedades y enseñar cómo lidiar con las variantes más letales, decidieron fundar la susodicha app. Se llama Critterpedia, y tan solo se necesita sacarle una foto a la criatura en cuestión con el celular para que la herramienta arroje con qué víbora o araña se está en compañía, su grado de peligrosidad, qué otras especies viven en el área, cómo tomar precauciones para minimizar riesgos… “La falta de conocimiento sobre la vida salvaje hace que la gente reaccione con miedo”, ofrece la dupla, que se ha asociado con numerosos expertos en materia, conservacionistas y fotógrafos, recibiendo además el aval de la Agencia Nacional de Ciencia de Australia para dar forma a su iniciativa. “Las diferencias visuales entre dos especies a veces pueden ser bastante sutiles, por lo que se necesita una gran cantidad de datos para que la Inteligencia Artificial haga una correcta identificación”, explica Matt Adcock, científico al frente de la labor, y pronto señala que trabajaron con numerosísimas imágenes de expertos en zoología amén de que la verificación cruzada fuera eficaz. “Critterpedia puede crear un universo en el que personas de todas las edades, procedencias y estatus económicos puedan apreciar y respetar nuestro medio ambiente, y donde los humanos y los animales podamos coexistir pacíficamente”, se echan incienso los Scarse, orgullosos de su informativo pimpollo, aún está en versión beta.

Otro subte

La escritora Reni Eddo Lodge, autora del bestseller Why I'm No Longer Talking to White People About Race, y Emma Watson, actriz, activista y tesoro nacional, lideran un proyecto para volver a trazar el icónico subte de Londres. No el tendido, vale prontamente aclarar, sino los nombres de sus 270 estaciones, que serán rebautizadas en homenaje a mujeres o personas no binarias que dejaron su marca en la historia de la capital. Este mapa alternativo, que reimagina al afamado Underground, será publicado por Haymarket Books el año próximo, 2021, en el Día Internacional de la Mujer. Pero para llegar en tiempo y forma, ya ha puesto manos a la obra el dúo que, en sociedad con la fundación Women of the World, tendrá en consideración la palabra calificada de historiadores, escritores, curadores, galeristas, bibliotecarios… También las sugerencias de la gente, que a través de un formulario de Google Docs , ya ha comenzado a arrimar potenciales damiselas que merecerían el honor: desde la enfermera Mary Seacole y Mary Wollstonecraft, autora de la fundacional Vindicación de los derechos de la mujer (1792), hasta Amy Winehouse, Zadie Smith, Jung Chang, Virginia Woolf… “Contribuir a la forma en la que se imagina, navega y vive el espacio público”, es la expresa intención de esta propuesta, que está inspirada, dicho sea de paso, en un proyecto similar: Nonstop Metropolis, de Rebecca Solnit y el geógrafo Joshua Jelly-Schapiro, que en 2019 editaron su versión del subte neoyorkino con símil modalidad. “¿Cómo impacta en nuestra imaginación que tantos lugares de tantas ciudades tengan tantos nombres de varones y tan pocos de mujeres? ¿Qué tipo de paisaje atravesamos cuando calles, parques, estatuas y puentes privilegian a un género?”, se preguntaba entonces una Solnit que también se ha embarcado en la flamante y hermanada iniciativa inglesa.

Mala pata

En el idílico pueblito Aistersheim, de pintorescas vistas que invitan al senderismo escénico, la tranquilidad de su comunidad rural, que no supera los mil habitantes, se ha visto interrumpida por cierta noticia: ¡un vándalo entre los suyos! Truhán involuntario, todo hay que decirlo, pero igualmente responsable de mutilar el pie de una estatua de 200 años. “Los vecinos no paran de echarme miradas de odio”, se ha quebrado el infamemente célebre David Huber, austríaco de 50 pirulos, al darse a conocer internacionalmente su delito. Sucede que, en un recientísimo viaje a Italia por su cumpleaños, visitó el Museo Antonio Canova, en Possagno, que reúne la casa natal del famoso escultor y la gipsoteca, que conserva los modelos originales en yeso que antaño usara el artista neoclásico para sus obras definitivas en mármol. En calidad de turista, Huber tuvo la ocurrencia de tumbarse sobre la escultura de Paolina Borghese, hermana de Napoleón, que Canova idealizó cual diosa Venus. Con tan mala suerte que, mientras su esposa lo retrataba en plena picardía, le quebró con su trasero varios dedos a la efigie de yeso, de 1804. Pocas dudas quedan chequeando, como hicieron los carabineros, las imágenes capturadas por las cámaras de seguridad: David nota que algo no está bien, mira el estropicio, se hace el sota, sigue caminando… Su esposa Elisabeth, empero, asegura que él pensó que ya estaba rota. “Un momento de ligereza y estupidez que nos está destrozando: en nuestro país nos tachan de delincuentes”, dice hecha un mar de lágrimas. David, por su parte, ha escrito al presidente de la Fundación Antonio Canova, el senador y crítico de arte Vittorio Sgarbi, para disculparse, aclarando que no huyó, que solo se enteró del daño al leer al respecto en la prensa austríaca. “Evidentemente confundió una obra de arte con un sofá”, las sardónicas palabras de Sgarbi, que ha dejado el asunto en manos de la justicia de Treviso, que está evaluando si presentará cargos contra Huber. Al parecer, la trastada podría salirle carísima: se estipulan penas de hasta 8 años en prisión y multas de hasta 100 mil euros para quienes vandalizan obras de arte. Por lo demás, según reporta La Repubblica, no es la primera vez que la pobre Paolina Borghese pasa por este mal trago: en 1917, durante la Primera Guerra Mundial, un bombardeo dejó al modelo sin cabeza, dañando además sus pies y manos, siendo restaurada recién en 2004. El próximo arreglo no tardará tanto, aseguran desde el museo, que agradecen tener al menos los deditos para completar rápidamente la faena.