Una Selección Argentina en estado de shock –por la suspensión de Lionel Messi– y remendada en todas sus líneas perdió 2-0 ante Bolivia, por las Eliminatorias Sudamericanas, y dejó en claro que el camino hacia Rusia 2018 seguirá tan complicado como jugar en la altura de La Paz. La combinación entre la caída y otros resultados de la jornada, dejaron al equipo nacional nuevamente en la quinta posición de la tabla, en el puesto de repechaje.
Las horas previas fueron un caldero de versiones. Una se transformó en la peor noticia que podía recibir Edgardo Bauza al planificar el cotejo: debía reemplazar a su as de espadas, al que la FIFA le dio cuatro fechas por insultar al juez de línea número dos en la victoria ante Chile (ver aparte). Las otras conservan la calidad de rumores y se refieren a la continuidad del técnico al frente de Argentina. Encima, y lo sabía desde la noche del jueves pasado, el entrenador debió armar un rompecabezas por las ausencias de los suspendidos Otamendi, Mascherano, Biglia e Higuaín y los lesionados Mercado y Mas. Esos factores adversos se potenciaban con la altura y un deficiente campo de juego.
¿Qué intentó entonces la Selección? Se agrupó en su campo, esperando los embates bolivianos. Cuando cortaba la pelota, intentaba sostenerla y moverse en bloque. Pero le costaba demasiado llegar hasta Pratto y Correa. Como se preveía, el equipo local apostaba a la intensidad, a imponer el vértigo, para sacar ventaja del ahogo rival. Y cuando lo conseguía, sobre todo por el carril derecho, por donde se movía el zurdo Escobar, generaba chances de gol, algo que también lograba con tiros de larga distancia.
Después de los quince, cuando aparecieron las imprecisiones del local, el conjunto de Bauza empezó a tener sus mejores momentos y con los arrestos de Di María por la izquierda construyó un par de contraataques peligrosos. En uno el defensor despejó con lo justo ante la entrada de Pratto y después el uno local mandó por arriba del travesaño un remate desde lejos de Banega. Pero la más clara la desperdició Di María, quien definió a la cara de Lampe luego de una habilitación de Correa que lo dejó solo. Uno de esos goles increíbles que cada tanto pierde el del París Saint Germain.
Sin embargo, cuando Argentina jugaba mejor, Bolivia se puso 1-0. Escobar mandó el centro al medio del área, donde Arce anticipó a Roncaglia y derrotó a un Romero que había quedado a mitad de camino. En desventaja, la Selección se adelantó unos metros y presionó alto en los últimos minutos del período inicial. Pero no consiguió profundidad por las dificultades para “domar” el balón. Una pena, porque jugaba mejor que Bolivia.
El equipo de Bauza salió con renovadas energías a disputar el complemento. Fue por el empate, y lo pagó caro. Porque en uno de los pocos ataques que pudo hilvanar el local, se puso 2-0. Flores presionó a Roncaglia, le robó la pelota, llegó al fondo y sacó el centro al segundo palo, donde Moreno Martins la paró sin marca, midió a Romero y lo sometió con un derechazo. Una diferencia exagerada para el desarrollo del partido.
El Patón Bauza intentó cambiar la suerte con Agüero y Acuña. El del Manchester City pasó inadvertido, pero el de Racing se hizo notar con buenos centros buscando a Pratto y con tiros de media distancia, uno de los cuales exigió la buena respuesta de Lampe. La Selección empujaba, aunque lucía poco convencida de sus posibilidades de descontar.
Bolivia, en tanto, se limitaba a tratar de sacar provecho del ahogo argentino y de algunos desajustes defensivos que se acentuaban por la búsqueda del descuento. Así se fue consumando el triunfo del local, que obtuvo la victoria para la que reservó a siete titulares en la derrota del jueves pasado ante Colombia, dejando en claro que amargar a Argentina en La Paz es una de sus especialidades.