Las medidas de aislamiento adoptadas en diferentes países para afrontar la pandemia del coronavirus generó una reducción de la circulación del ser humano que provocó beneficios para el medio ambiente, así como también brindó mayor libertad a distintos animales, muchos de los cuales se animaron a deambular por zonas antes impensadas. La última novedad vino de Santa Fe, donde flamencos australes pudieron volver a la Laguna Setúbal.
Los ejemplares fueron avistados recientemente por vecinos de la localidad de Monte Vera, cerca del paraje El Chaquito. Si bien las aves se habían apostado allí en mayo luego de migrar desde la localidad de Campo Andino por la falta de agua, se vieron obligadas a abandonar la zona porque diferentes grupos de personas incumplieron hace un mes la cuarentena para realizar fiestas clandestinas en la costa de la laguna.
Debido a esto, las autoridades decidieron cerrar el ingreso al paraje, que antes se podía acceder porque las salidas recreativas se encuentran permitidas. “Una de las consecuencias positivas de haber cerrado las playas. Los flamencos por primera vez se acercaron a nuestra orilla”, expresó un vecino al diario El Litoral.
Sebastián Lobera, secretario de Ambiente de la Comuna de Monte Vera y Guardafauna Honorario de Santa Fe resaltó en el programa Uno por FM Sol 91.5 la importancia de la convivencia entre la naturaleza y el turismo en el lugar.
“La naturaleza reclama su espacio, la naturaleza cuando hay paz y tranquilidad en el sitio lo colma de vida otra vez con este tipo de manifestaciones, que pueden ser los flamencos australes como en esta oportunidad, pero aquí también hay miles de especies que conforman este universo (el delta superior de la laguna Setúbal) que reclaman su lugar, este humedal con sus arroyos y albardones que muchas veces los santafesinos no nos damos cuenta que están y pasan desapercibidos”, señaló Lobera.
En relación a los humedales, explicó que su conservación se remonta a 1970, cuando en la ciudad de Ramser, Irán, se llevó a cabo una convención para crear un estatuto de conservación de este tipo de sitios que se definen como un “área o superficie inundable, o un valle de inundación que puede ser natural o artificial donde conviven especies, el ser humano y su actividad en una armonía”.
“Por suerte cada vez más la sociedad se da cuenta de la importancia de estos lugares que no solo colaboran con la calidad y filtración del agua, y aparecieron manifestaciones en distintos lugares de la provincia y del país, pidiendo por su protección. Ya que no hay forma, si la naturaleza que nos rodea se daña, que podamos subsistir mucho tiempo”, sentenció el funcionario.
En relación a las fiestas clandestinas, Lobera sostuvo que se trata de un “turismo mal entendido”, ya que se realizaban carreras clandestinas de cuatriciclos y 4 × 4 que generaban “disturbio sonoro y el aplastamiento de las especies”. “Y no es que solo aplastan un pez o un ave sino que las alejan de los nidos, ocasionando daños en la naturaleza”, advirtió.
“Cuando este tipo de trances se frena hace que naturalmente las especies vuelvan a buscar su lugar y lleguen por ejemplo, estos flamencos, pero en nuestra región, además tenemos 270 especies de aves distintas, por lo que uno puede empezar a imaginarse el mundo que existe en la provincia de Santa Fe y que no conocemos en su totalidad”, agregó.
Finalmente, destacó que recientemente se avistaron bandadas de flamencos australes provenientes de Jujuy y Salta que están migrando a Córdoba y Buenos Aires, además de Santa Fe, donde suelen pasar el invierno.
“En nuestra zona, en los últimos años es una afluencia importante sobre todo en la reserva natural Lagunas de Añapiré y Campo Andino, donde encuentran un lugar apacible en que puedan alimentarse y estar tranquilos”, concluyó.
Los animales se dejan ver por la cuarentena
La postal de los flamencos australes no es la primera de este tipo en el país. Se pudieron ver pingüinos paseando por las playas de Miramar, carpinchos en las calles de Necochea y ciervos de los pantanos en el del delta del río Paraná. En Neuquén , se fotografió por primera vez al loro choroy, mientras que en Mar del Plata los lobos marinos fueron vistos deambulando por el puerto casi con total libertad. A su vez, la Agencia de Protección Ambiental de Buenos Aires (APrA) informó que la calidad del aire de la Ciudad mejoró en un 50 por ciento entre el 20 y el 25 de marzo, los cinco primeros días del aislamiento obligatorio que decretó el Gobierno por la pandemia, en comparación al mismo periodo del año pasado.
Estas imágenes se replican alrededor del mundo. En el Reino Unido , se avistaron por primera vez en 240 años águilas de cola blanca, el ave rapaz más grande del país, en su hábitat natural. En Rusia , se logró captar por primera vez en varios años al leopardo de las nieves, una de las especies más exóticas del mundo. Mientras que en Tailandia , cientos de monos hambrientos protagonizaron una pelea en la localidad de Lopburi, luego de que el coronavirus disminuyera drásticamente el número de turistas en la zona, que suelen alimentar a esos animales.
Por si fuera poco, en India se hizo posible a ver la Cordillera del Himalaya desde 200 kilómetros –algo que no sucedía hace 30 años- gracias a la disminución de la contaminación que provocó el cese de actividades industriales y la restricción del tránsito. Algo similar sucedió en Kenia , donde se puede volver a ver el Monte Kenia, la segunda montaña más alta de África, a una distancia de 136 kilómetros. Finalmente, en Venecia el agua de los canales se volvió transparente después de que se redujera el turismo y la circulación de las embarcaciones.