A pesar del avance desenfrenado del coronavirus en Brasil, dos de las atracciones icónicas de Río de Janeiro, el Cristo Redentor y el Pan de Azúcar, reabrieron sus puertas al turismo. La medida que podría convertir a esos lugares en focos de contagio fue tomada tras de estar cinco meses cerrados por la pandemia, aunque con limitaciones en el número de visitantes.

Brasil es el segundo país con más contagios y muertos por Covid-19 en el mundo. Acumula al menos 3.280.000 casos y registró alrededor de 107 mil fallecimientos, y una de las ciudades más golpeadas por la pandemia es Río de Janeiro donde, sin embargo, se decidió volver a fomentar la llegada de visitantes.

El Cristo Redentor comenzó a recibir turistas desde el mediodía de hoy, según lo confirmó la empresa que gestiona el lugar, Paineiras Corcovado. Luego, abrirá con horario reducido el domingo con las camionetas turísticas atravesando la colina a la mitad de su capacidad, y el tren turístico operando al 25 por ciento.

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Allí se toman las precauciones que ya se volvieron una costumbre: control de temperatura y sanitización de manos y ropa. Medidas similares se tomaron en otras atracciones turísticas, como el Pan de Azúcar. Según el sitio web de la campaña de turismo del Gobierno, Rediscover Rio, también lo harán la noria Rio Star y el acuario AquaRio.

A pesar de la cantidad de casos de coronavirus y el desmadre del sistema sanitario, los medios locales informaron que el 47 por ciento de los brasileños considera que el presidente Jair Bolsonaro no tiene culpa o responsabilidad por el alto número de muertes por la pandemia.

Según un sondeo del Instituto Datafolha publicado por el diario Folha de Sao Paulo. poco más de la mitad de los encuestados, un 52 por ciento, dijo que el mandatario brasileño sí tiene alguna responsabilidad al respecto. En tanto, el 11 por ciento lo apuntó como el "principal culpable" y un 41 lo sindicó como "culpable, pero no el principal".

Pese a esta actitud, el 49 por ciento indicó que Bolsonaro tampoco es responsable de la incesante expansión del virus en el país y, de hecho, la tasa de aprobación de su Gobierno subió hasta un 37 por ciento, la mayor desde que asumió el poder en enero de 2019. El índice de rechazos, en tanto, cayó diez puntos y se situó en 34 por ciento.

Según el diario, la subida en los índices de popularidad de Bolsonaro coincide con una moderación del tono del presidente, pero también con la distribución de subsidios destinados a las capas más humildes de la sociedad y a los trabajadores informales para paliar el impacto económico de la crisis sanitaria.

Desde el inicio de la epidemia, Bolsonaro fue uno de los gobernantes más escépticos sobre la gravedad de la Covid-19, al que calificó de "gripecita", y desafió abiertamente las recomendaciones sanitarias hechas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre una de las mayores emergencias sanitarias globales de los últimos dos siglos.