El sábado, miles de manifestantes en Minsk pidieron la dimisión del autoritario presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko de después de 26 años en el poder, reunidos en la zona donde un manifestante murió en enfrentamientos con la policía. Lukashenko y su aliado el presidente de Rusia Vladimir Putin han dicho que confían en que "todos los problemas existentes" en el país se resolverán pronto, ya que las protestas aumentaron en la capital este fin de semana.
En un comunicado emitido el sábado, el Kremlin dijo que Lukashenko y Putin mantuvieron una conversación telefónica a pedido del presidente bielorruso para discutir la situación en el país. "Ambas partes expresaron su confianza en que todos los problemas existentes se resolverán pronto", dijo el Kremlin. “Lo principal es evitar que las fuerzas destructivas utilicen estos problemas para dañar las relaciones mutuamente beneficiosas de los dos países dentro del Estado de la Unión”.
Fue el séptimo día consecutivo de grandes protestas tras los resultados de una impugnada elección presidencial, que Lukashenko afirma haber ganado de manera aplastante. Los partidarios de la oposición han dicho que creen que las cifras fueron manipuladas y la rival de Lukashenko en las elecciones, Svetlana Tikhanovskaya, se vio obligada a abandonar Bielorrusia esta semana tras recibir amenazas contra su familia. Linas Linkevicius, ministro de Asuntos Exteriores de Lituania, cuestionó la motivación de la llamada entre los dos líderes. “El ex presidente de Bielorrusia ahora le pide ayuda a Putin. ¿Contra quién? ¿Contra su propia gente que lleva flores por las calles? " escribió Linkevicius en Twitter.
Mike Pompeo, secretario de Estado de Estados Unidos, dijo en una conferencia de prensa en Varsovia el sábado con su homólogo polaco que Estados Unidos no creía que las elecciones de Bielorrusia se hubieran llevado a cabo de manera justa. “Hemos dicho que las elecciones en sí en Bielorrusia no fueron libres. He pasado los últimos días consultando con nuestros socios europeos”, dijo Pompeo. “Nuestro objetivo común es apoyar al pueblo bielorruso. Estas personas están exigiendo las mismas cosas que todo ser humano quiere”. Los ministros de Relaciones Exteriores de la Unión Europea (UE) también han dicho que rechazan los resultados de las elecciones y han comenzado a elaborar una lista de funcionarios en Bielorrusia que podrían enfrentar sanciones por su papel en la represión.
Las manifestaciones de esta semana se han convertido en el movimiento de protesta más grande y sostenido desde que Lukashenko asumió el poder en 1994, a pesar de la dura respuesta policial y la detención de unas 7.000 personas. El sábado se celebró un funeral para Alexander Taraikovsky, un manifestante de 34 años que murió en la capital el lunes. La policía bielorrusa ha dicho que murió cuando un artefacto explosivo que supuestamente tenía la intención de arrojar a la policía explotó en su mano. Sin embargo, su compañera, Elena German, dijo que cuando le mostraron su cuerpo en una morgue el viernes, no había daños en sus manos y tenía una perforación en el pecho que parecía ser una herida de bala.
Unos 5.000 manifestantes se reunieron el sábado en el área donde murió Taraikovsky y depositaron una masa de flores en homenaje, amontonadas en un montículo de aproximadamente 1,5 metros de altura, mientras los autos que pasaban hacían sonar sus bocinas. “Es espantoso vivir en un país donde te pueden matar en una protesta pacífica. Me iré si no se cambia el poder ", dijo Artem Kushner, un manifestante de 30 años.
*De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Páginal12
Traducción: Celita Doyhambéhère