La avidez por ver fútbol argentino nos lleva a desarrollar una mirada futbolera sobre todas las cosas, incluso sobre la historia. Justamente fue la historia y la emblemática fecha del 17 de agosto la que llevaron a los periodistas de Peligro de Wolf a alquilar una vieja máquina del tiempo, viajar hasta el 1813 y cubrir el Combate de San Lorenzo de aquel año libre de pandemia, a modo de crónica deportiva:
El clamor de la gente al terminar el combate lo decía todo: “¡Y ya lo ve, y ya lo ve, es el equipo de José” y “ ¡Se siente, se siente, Cabral está presente!”. Tales cantos sintetizaron la jornada señalando a sus dos máximos protagonistas: el cuerpo de granaderos de San Martín y el Sargento Cabral.
No iban ni 3 minutos cuando el granadero Peralta remató con un sablazo cruzado al primer realista que le hizo frente a metros del histórico convento. Otra aparición oportunista fue la del Capitán Bermúdez con un bayonetazo que dio en el pecho de un oficial español y desacomodó a los rojos que venían detrás, cuando recién se jugaban 7 minutos del combate y la gente sentía que estaba a punto de vivir una jornada de gloria. Con el simple argumento de presionar al rival en todo el campo de batalla, los de San Martín se hicieron dueños del desarrollo e inquietaron permanentemente al equipo rojo.
A los 10 minutos se produjo un incidente de ribetes épicos: una bala española hirió al caballo blanco de San Martín. El autor del disparo no fue amonestado por el árbitro, aunque debió ser expulsado. Antes de que el equipo nacional recurriera al VAR, el defensor Cabral liberó al Santo de la Espada -que había quedado atrapado bajo el cuerpo de su propio caballo- y fue el puntano Baigorria quien neutralizó el ataque del soldado rival y acabó con él. Fue este acontecimiento el que impulsó al equipo del Correntino de Yapeyú a adelantarse en el campo de batalla y a intentar un planteo más audaz y ofensivo, que finalmente terminó en la victoria de los locales.
Con una repetición constante de errores defensivos, España se presentó en San Lorenzo con un planteo mezquino que terminó en derrota. A pesar de la baja de Cabral y la lesión de San Martín, el once patriota sacó adelante el partido y celebró mucho más que una victoria: la posibilidad de obtener la Copa Independencia.
Los festejos en el bunker local, al término del encuentro bélico, estuvieron teñidos de celeste y blanco y matizados con los cantitos que los propios granaderos crearon. El más repetido durante el combate fue:
“Vení, vení, luchá conmigo
y al enemigo vamo’ a ganar.
Que de la mano de San Martín
a tres países vamo’ a liberar”.
El propio San Martín se mostró contento con la victoria: “Estoy muy feliz, satisfecho con lo demostrado por los muchachos en el campo de batalla. Funcionó bien la rotación de posiciones y la superioridad numérica jugó de nuestro lado. Les dejé claro a mis soldados que no podremos confiarnos, todos los demás ejércitos querrán ser parte de los libros de historia e intentarán ganarnos. A partir de ahora nos enfocaremos en el cruce de la Cordillera, tendremos que adaptarnos a la altura y no será fácil“, aseguró el líder del conjunto argentino en una conferencia de prensa que dio a periodistas e historiadores, junto al santuario del Convento de San Carlos en la ciudad santafesina de San Lorenzo.
El Libertador dijo que todavía es temprano para dar la lista de concentrados para el próximo combate en Maipú. Y agregó: “Vamos a tener que dar todo y luchar al extremo para lograr una victoria. Necesitamos refuerzos, le pediré al Fray Luis Beltrán, que es amigo, que me ayude a regatear precios cuando vayamos al shopping Alto Perú a comprar nuevos cañones para reemplazar a los dañados en esta batalla”.
Los medios españoles hablaron de papelón. Su ejército, que supo de épocas mejores, fue endeble, sin espíritu de reacción. En el bautismo de fuego del General San Martín, los hispanos no encontraron la manera de hacerle frente al aluvión patriótico, facilitaron la victoria de los del Río de la Plata y no pudieron torcer la historia, que por el momento la siguen escribiendo los que ganan. Salvo que se meta la Conmebol y decida que las independencias americanas se definan en Madrid y por penales.