En el aniversario de la muerte del general San Martín, una parte de la oposición fogonea a marchar en defensa de “la república” rompiendo con la cuarentena y las medidas sanitarias dispuestas por el gobierno para evitar el aumento de contagios por coronavirus. A pesar de que médicos y especialistas advierten sobre la peligrosidad de movilizar, los contagios y las muertes crecen día a día y el sistema sanitario está cerca del colapso, estos sectores desoyen las recomendaciones y las medidas de cuidado arriesgando sus propias vidas y las de toda la sociedad para manifestarse con argumentos “delirantes” contra un supuesto “atropello a las instituciones” por parte del gobierno.

Página/12 consultó a los psicoanalistas Jorge Alemán, Nora Merlín y Horacio Gargano para tratar de entender un fenómeno mundial donde toda racionalidad fue dejada de lado y la derecha ha clausurado cualquier tipo de intercambio y debate en pos de desgastar a los gobiernos progresistas destruyendo lo político. Los tres psicoanalistas coinciden que estas marchas anticuarentena son nuevas formas de golpes de estado inscriptas dentro de un sistema democrático que tratan de instaurar un orden autoritario, delirante y neoliberal.

Jorge Alemán: "Estas marchas que se repiten en distintos lugares del mundo tienen como novedad que son marchas conjugadas desde el delirio y el odio. No responden a ninguna reivindicación específica u objetiva sino que tienen un carácter destituyente y lógicamente golpista, no en el sentido tradicional del golpe militar sino en el sentido del desconocimiento de la ley y de la democracia. Las premisas de las marchas desconocen todas las evidencias que afectan al común de la sociedad y preparan un tipo de orden autoritario delirante".

Nora Merlin: "Hoy va a marchar el frente anticuarentena. Este sector social representa el triunfo de la cultura neoliberal. Están aglutinados por un odio muy trabajado en los años macristas que lo articularon alrededor del fantasma de robo kirchnerista. Esto produjo una paranoia generalizada en una parte de lo social fundamentada en una omnipotencia muy peligrosa del “yo puedo hacer lo que quiero”. Desoyen a los expertos de salud y a sus compatriotas. Constituyen un verdadero peligro. Es una forma de terrorismo en sus dos caras. Es sacrificial y es homicida. Está fundamentado en una idea de libertad y cuerpo individual que nada tiene que ver con la salud pública".

Horacio Gargano: "Me pregunto adónde marchan estas marchas. Toda esta muchedumbre cooptada, alienada por los trolls y arengada por ese coro de voces mediáticas, que empuja a la pasión del odio y a un goce no regulado en función de la pulsión de destrucción. Esto implicaría ir quizás contra mi propia vida y la de los otros. Repudiar la noción de comunidad, la búsqueda de una verdad a través de un debate político. Todo eso es sustituido por un goce expresado en un sujeto tomado por un delirio mortífero que a fuerza de solipsismos está negando al otro, al semejante. La propia construcción política se dirige a una forma sutil de golpismo que debemos denunciar".