“Un grupo de plásticos interesados en discutir y resolver los numerosos problemas con los que nos encontramos como trabajadores del arte, nos reunimos llamando a participar a todo el sector”, decía una convocatoria “a todos los trabajadores de las artes visuales” en... ¡diciembre de 1983! 

La democracia en Rosario volvió impulsando un esfuerzo de agremiación de productores de arte que derivó en dos asociaciones: Artistas Plásticos Asociados (APA) y APROA. En 1984, formaron la comisión directiva de APA, entre otres, Gabriel González Suárez, Carlos Cantore, Daniel García, Graciela Sacco, Silvia Chirife, Claudia del Río y Rubén Baldemar. 

Casi cuatro décadas después, el arte de la región sigue sin tener una Ley de Artes Visuales, ni un Instituto de Artes Visuales, ni un sindicato. Pero cuenta desde hace muy poco con una nueva asociación y red federal de asociaciones muy bien organizada y con proyectos a corto y largo plazo, que hace un uso eficiente y creativo de las tecnologías de comunicación.

 Una acción colectiva.

El proyecto más urgente es un autocenso de trabajadorxs del arte. La asociación nacional se llama Artistas Visuales Autoconvocades Argentina (AVAA) y es una red autogestionada, colaborativa y horizontal de artistas visuales de todo el país con más de 1000 adherentes. Surgió a partir de la emergencia sanitaria por la pandemia covid-19 y convoca, como primera medida, a llenar y responder un formulario confidencial, muy rápido y sencillo, en https://forms.gle/XjaTWDHuZftGKEE76 . Al final, a modo de agradecimiento, quien ha participado recibe como regalo un texto de Claudia del Río que con mucha poesía plantea preguntas pertinentes. 

El autocenso termina pasado mañana jueves 20, aunque es posible que se prorrogue la fecha de cierre. Es sumamente necesario para evaluar, en este momento de crisis y emergencia, las condiciones laborales de una actividad que socialmente no se percibe como trabajo y peor aún, en muchas ocasiones les artistas no se autoperciben como trabajadores. El censo es para cualquiera que trabaje en relación con las artes visuales en todo el territorio del país, no sólo en creación y producción sino en la gestión pública, privada o independiente, o como asistente, o en talleres de marquería, en diseño de montaje o iluminación de exposiciones, en la docencia formal o informal, en difusión y prensa, en periodismo especializado, en la investigación, en historia del arte, en curaduría, en talleres de serigrafía, cerámica, arte textil, etcétera. Hasta ahora, al menos en Rosario, ni galeristas ni instituciones del arte han respondido al cuestionario ni contribuido a difundirlo. ¿Será que son la patronal? 

 Hace dos meses se fundó la Asociación de Artistas de Rosario (AAR). Es un colectivo autoconvocado en crecimiento, en línea con la AAVA, y viene siendo integrada mayoritariamente por jóvenes, unos 70 u 80, de los cuales unos 20 o 30 trabajan intensamente en asambleas a distancia via Zoom, en comisiones y mesas de trabajo. Las asambleas son semanales. Las comisiones están abocadas a temas específicos. La primera que se formó, en la que participan artistas del colectivo Nosotras Proponemos, se dedicó a elaborar un Tarifario, ya cerrado y al que pronto se le dará difusión. Luego surgió otra que viene trabajando conjuntamente con la comisión de artes visuales de la Multisectorial por la Ley de Humedales. 

Las mesas de trabajo son articulaciones con otros actores colectivos para intenta resolver problemas mediante el diálogo. La primera fue con la Secretaría de Cultura de la Municipalidad de Rosario, que adeudaba facturas desde hacía meses a monotributistas que ni siquiera tienen nomenclador propio en la AFIP como artistas o trabajadores de las artes visuales, y se ven obligados a disfrazar sus servicios. Algo parecido les pasa a los espacios culturales independientes rosarinos, que no pueden registrarse como tales, bajo un obsoleto reglamento municipal que aún no ha previsto su existencia. (https://www.pagina12.com.ar/269639-como-seguir-en-condiciones-viables )

A diferencia de otras agrupaciones de artistas surgidas en la región, que fueron unidas por proyectos estéticos, afinidades electivas, tácticas de carrera o rechazos y gustos comunes, tanto AVAA como APA y las demás agrupaciones provinciales o locales de la red tienen un sentido político. Se trata, ante todo, de representar los propios intereses de les artistas en tanto trabajadores, con una lógica gremial que opera por democracia directa en el marco de una estructura libre de todo verticalismo sindical.

Si esto parece novedoso (quizás sí son novedosas las formas: grupos de Whatsapp, asambleas por Zoom, etcétera), hágase historia y véase lo que fue a mediados de los años '90 la lucha por la Ley de Cine, marco legal del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA), sin el cual no habría el cine argentino que floreció en este siglo. Importantes directores como María Luisa Bemberg o Luis Puenzo, junto a actores reconocidos, se reunían cada miércoles en los pasillos del Congreso a presionar para que la Ley fuera debatida. Sólo cubrieron esta lucha los medios que no pertenecían a los conglomerados cuyos intereses se veían amenazados. 

Otro antecedente, a comienzos de los años '90, fueron los "Encuentros en la Cumbre": uno en La Cumbre (Provincia de Córdoba) y otro en San Juan, donde se logró escribir parte del texto de la Constitución de 1994 y se comenzó a trabajar el anteproyecto marco de la Ley de Mecenazgo. Y lo hicieron artistas, trabajadores que aportan contenidos visuales de alta calidad y originales a instituciones culturales que les pagan sólo con la visibilidad de su trabajo. Es algo tan absurdo como pedirles a un taller de costura o a un carpintero que se conformen con saber que el vestido se lucirá o la puerta no pasará desapercibida. Estas injusticias siembran la desconfianza entre artistas e instituciones y desalientan así instancias de cooperación entre creadores de recursos simbólicos y administradores de recursos materiales, que podrían ser beneficiosas para la sociedad. 

En la Edad Media había gremios de artesanos; el concepto de "artista" se constituyó luego, en la Modernidad temprana, rompiendo aquellos lazos corporativos entre colegas en nombre del aura única del genio individual, que desde lxs mismos artistas tiene que poder cuestionarse. Habría que interrogar la figura del autor, los límites del sistema del arte, las posibles rearticulaciones futuras de aquellas prácticas que llamamos arte en y con otros campos de significación y acción. A partir de la crisis causada por la pandemia, con las instituciones en coma, les artistas se organizan para implementar marcos jurídicos que lxs protejan de los abusos de quienes detentan el poder, y avances que lxs incluyan en la toma de decisiones.