El Ministerio de Desarrollo Social planteó a los integrantes del Consejo Federal Argentina contra el Hambre una agenda centrada en mejorar la calidad nutricional de la asistencia alimentaria y el impulso a la producción de alimentos. “El Estado lleva invertidos 70 mil millones de pesos en asistencia alimentaria en lo que va del año. Hemos logrado sostener la situación para que los alimentos no falten, pero hay un desafío de calidad, de pensar qué tipo de producción queremos y con qué calidad nutricional. Hay que pensar cómo ir acompañando ese proceso”, dijo el ministro Daniel Arroyo a PáginaI12 sobre los temas planteados en la reunión con la que el Consejo retomó sus actividades, tras cuatro meses de interrupción por la pandemia.
Arroyo llevó tres puntos al encuentro, realizado de manera virtual y con la participación de representantes de cámaras empresarias, movimientos sociales, gremios, figuras del ambiente artístico y de la iglesia católica. El primero fue dar un informe de lo realizado en términos de asistencia. El Consejo contra el Hambre había tenido una sola reunión, en diciembre, y tras casi cinco meses de pandemia el escenario en el que retoma su actividad es de una gravedad varias veces mayor. La asistencia alimentaria, demandada por 8 millones de personas en la salida del gobierno de Mauricio Macri, llega ahora a 11 millones de personas.
Su segundo punto fue proponer la creación, dentro del Consejo, de una comisión que estudie cómo mejorar la calidad nutricional de los alimentos del Programa contra el Hambre. “Hoy tenemos una alimentación con mucha harina, fideos y arroz, y hay que avanzar con leche, frutas y verduras”, describió el ministro. Esto será impulsado con equipos de nutricionistas y trabajadores sociales. Desarrollo Social distribuye la asistencia alimentaria a través de dos vías, el envío de alimentos, con camiones, y la asignación de fondos mediante transferencias bancarias. En este aspecto, la cartera le da una importancia especial a la Tarjeta Alimentar, porque a diferencia de los envíos de mercadería permite a las familias la compra de alimentos frescos. El plan es por esto ir fortaleciando a la Tarjeta Alimentar, presupuestariamente y en su prestación, para que pueda ser utilizada en un mayor número de comercios.
El ministerio planteó, finalmente, generar dentro del Consejo una comisión de trabajo que impulse la producción de alimentos, apuntando a la creación de empleo y a que una mayor oferta ayude a mantener los alimentos a precios accesibles. En la mesa contra el Hambre participan productores de alimentos de muy diversa escala, desde las cámaras empresariales -representantes de los llamados gigantes de la alimentación- hasta organizaciones de la economía popular y la agricultura familiar. Arroyo indicó que la comisión sobre la producción de alimentos va a incluir a todos estos actores. Y agregó que hay una decisión de impulsar la producción de los pequeños productores, y a la economía popular, como un mecanimos de creacion de trabajo en la salida de la pandemia.
“Estamos generando un sistema de financiamiento para la agricultura familiar y fortaleciendo la producción que ya existe en la economía social popular, mediante la creación de almacenes populares. Queremos vincular al productor con el consumidor, con una mirada integral: por un lado, con la creación de almacenes y ferias; también con créditos no bancarios para máquinas y herramientas. La inscripción en el Registro de Trabajadores de la Economía Popular va a permitir a los productores emitir facturas e inscribirse en el monotributo de manera gratuita por dos años”.
El ministerio está desarrollando una app para que los beneficiarios de la Tarjeta Alimentar puedan comprarle sus productos a la economía popular. Por ahora, la tarjeta sólo puede utilizarse mediante un posnet, es decir mayoritariamente en los supermercados. Otro mecanismo de apoyo será la certificación de calidad y el impulso a una marca colectiva. “Unificar a los productores es un modo de generar mecanismos de acopio", para que puedan producir en mejores condiciones.