Ese 77 % equivale a 1.200.000 trabajadoras de casas particulares, de un total de 1.700.000 en todo el país. A los números estimados por la Asociación de Mujeres Unidas, Migrantes y Refugiadas en Argentina (Amumra), se agrega que unas 20.000 trabajadoras registradas del sector fueron despedidas desde que se inició la cuarentena. Si se incluye a las que no están registradas, la cifra se duplicaría por 40.000 personas.
“Antes de que se desencadenara la pandemia del Covid-19, en América Latina se contaban alrededor de 18 millones de personas que trabajaban de forma remunerada en los hogares. De ellas, un 80 % no estaba registrada, no tenía acceso a la seguridad social, recibía salarios muy bajos y laboraba jornadas extenuantes”, describe la socióloga Carolina Rosas en su trabajo “La (des)valorización de las trabajadoras del hogar remuneradas en tiempos de pandemia”, (Revista Bordes, Universidad Nacional de José C. Paz). “Estas condiciones afectaban especialmente a las mujeres, quienes representaban un 93 % de las personas que participaban en el sector, es decir alrededor de 16,5 millones en términos absolutos.” La autora alerta sobre la pérdida de esos cientos de miles de puestos y el empeoramiento “de sus (previamente pésimas)” condiciones laborales. “Cuántas mujeres permanecieron en dicho sector en la coyuntura de la pandemia y en qué condiciones lo hicieron -interpela Rosas-, son preguntas que deberán responderse en el futuro próximo.”