Quienes formamos parte de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito nos reunimos desde diversos feminismos para reclamar por una ley que garantice el derecho al aborto. Hoy más que nunca, es un derecho impostergable. Necesitamos que se trate este año, ya que aún en pandemia seguimos abortando y lamentablemente hay muertas por abortos inseguros. El aborto clandestino es una emergencia social dentro de la emergencia sanitaria que estamos viviendo. Hasta lograrlo, más de mil profesionales de la salud en 400 efectores de salud de todo el país garantizamos Interrupciones Legales del Embarazo a pesar de la pandemia por Covid-19.

Hace dieciséis años que realizo mi actividad en CABA, en un barrio popular de la zona sur de la ciudad, y es desde mi rol en la salud pública donde puedo dar cuenta de cómo se vincula el pago de la deuda externa y los condicionamientos del FMI con la precarización de la vida en general y en particular en la vida de las mujeres.

Seguir las recetas de dichos organismos redunda en el desfinanciamiento del sistema sanitario y un recorte criminal que hoy, en plena crisis sanitaria por la pandemia, queda más que demostrado que sólo proponen un sistema de muerte. Hospitales donde no se cuenta con recursos humanos ni tecnológicos suficientes, graves problemas de infraestructura y sueldos no acordes a tareas esenciales son el panorama desolador actual de un sector históricamente feminizado.

Seguir pagando la deuda externa agudiza la pobreza estructural, profundiza la situación ya compleja de las/les más empobrecidas/des, aumenta el desempleo, pronuncia la brecha salarial según el género, refuerza el no reconocimiento real de las tareas de cuidado.

Se nos va la vida en el cuidado de otres, quedando poco espacio para el propio cuidado y tiempo necesario de descanso y disfrute. Siendo muchas veces imposible acceder a atención de la propia salud en general y la salud sexual y reproductiva en particular. Me refiero a acceder a algún método anticonceptivo moderno y de larga duración, porque no queda tiempo para dedicarle a un sistema de salud que exige colas desde la madrugada.

En relación al aborto, sabemos que las dos técnicas seguras son la Aspiración Manual Endouterina (AMEU) y el aborto medicamentoso, que combina misoprostol y mifepristona. Ambas técnicas son las mencionadas en el Protocolo para la atención integral de las personas con derecho a la interrupción legal del embarazo, del Ministerio de Salud de la Nación. En la actualidad, quienes acceden a Interrupciones Legales del Embarazo tienen como única opción el aborto con misoprostol. No pagar la deuda permitiría que sobren los recursos para equipar los centros de atención primaria de la salud con consultorios para AMEU, capacitar a todo el recurso humano necesario y disponer de los dos medicamentos.

Tomando la declaración de Feministas de Abya Yala de mayo de este año: es hora de realizar una investigación integral, independiente, participativa de la deuda púbica, de cómo se contrajo, de quién se beneficia, separando lo ilegítimo, lo ilegal, lo fraudulento. Mientras tanto, hay que suspender el pago de esa deuda tan cuestionada. Es hora de pagar la deuda con el pueblo y con la naturaleza.

(Texto leído por su autora en el 4° Foro de Denuncia: Mujeres, Feminismos y Disidencias Sexuales. Juicio Popular a la Deuda y al FMI)

*Médica generalista, integrante de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, y de la Red de Profesionales de la Salud por el Derecho a Decidir.