La cocina es un lugar que en tiempos cuarenteniles ha visto mil y un experimentos de lxs habitantes de la casa. Debido a la dificultad que confiere económicamente pedir un delivery para cada comida del día, es momento de que les confinades se arremanguen la remera, se pongan el delantal y se dirijan a pasar un tiempo indagando el terreno culinario y por qué no, el terreno culinario del mundo vegano.
Belén Giangrisostimi —más conocida en las redes como Soyvelen— es una chica de 24 años de Arroyo Seco, Santa Fe. Dos años después de licenciarse como publicitaria se mudó a Capital Federal, donde ahora trabaja en el rol de creadora de contenido y manejo de redes sociales para agencias y marcas, mientras a modo de hobby tiene un canal en YouTube con 41 mil suscriptores donde sube recetas veganas y las pone a prueba.
También en su canal, Belén explica tips para la cocina y también experimenta con la posibilidad de convertir recetas que originalmente tienen derivados animales en platos libres de maltrato animal.
En su trabajo, uno de los requisitos fundamentales es saber editar videos y cuenta: "empecé con YouTube hace más o menos un año porque quería practicar edición de vídeo y como no tenía clientes para editar me mandé a hacer videos y editarlos". Belén cuenta que su primer video ni siquiera es sobre comida, sino sobre maquillaje.
Belén aprovechó su cariño por la cocina para compartir recetas veganas y darle otro sentido al canal de YouTube: "empecé a subir recetas porque es lo que me gustó siempre: cocinar y compartir. Al tiempo me empezó a ver más gente, me empezaron a pedir que suba más contenido, yo me re copaba y me empezó a apasionar" cuenta a Las12.
Sobre sus comienzos en YouTube cuenta: “Al principio quizás había algunas recetas que hacía que no eran veganas ya que yo era vegetariana: a lo largo del tiempo empecé a hacer las recetas sin componentes animales y la gente me criticó mucho ya que seguía teniendo las recetas con derivados animales en el canal”. Con respecto a las críticas explica: “atacan a las personas que antes no eran veganas y creo que eso está mal porque después la gente dice que los y las veganas estamos todas locas, que somos unas intensas y que nos creemos mejores que el resto, lo cual no es verdad, si bien hay algunos que sí y está la “vegan police" por ahí dando vueltas, creo que es re valioso no haber nacido vegana y darle una oportunidad al veganismo más aún en Argentina con la cultura de la carne que predomina. Hacerse vegana en este país es un acto de rebeldía y a mí me encanta” dice.
Sobre el proceso de volverse vegana que atravesó Belén, relata: “fue un camino en el que me informé de la industria de la carne y de la láctea, fui vegetariana mucho tiempo y veía al veganismo como algo extremista y estricto, pero después de leer e investigar me di cuenta de que lo extremo en realidad era torturar a un animal toda su vida para sacarle leche y tomarla”. Explica que cada persona tiene su tiempo y que no es fructífero presionar a nadie a hacerse veganx de un día para otro y dice que “la gente necesita procesar toda la información, imagínate que nos criamos en una cultura donde prima la carne y te da todo lo que necesitás para vivir cuando en realidad tenemos en las plantas todo lo que necesitamos” explica.
En el mundo, los mitos sobre el veganismo sobrevuelan por todos lados. Tal vez el primero a derrumbar sea: ¿es caro ser veganx? Soyvelen oficia de guía y nos cuenta un poco al respecto: “No es caro. La gente piensa que es caro porque en redes se suelen compartir muchos productos veganos industrializados —por ejemplo leche de almendras, dulce de leche o queso crema de cajú— que suelen ser caros pero la mayoría de los veganos no consumen eso en la cotidianidad”, aclara.
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Una de las alternativas más económicas para, por ejemplo, reemplazar la leche, es ¡hacerla une misme! El procedimiento es sencillo y de la mano de Soyvelen aún más: “Se puede hacer leche de girasol o de maní y son súper fáciles de hacer: las leches vegetales tienen todas el mismo procedimiento. Primero remojás la semilla o el fruto seco deseado toda la noche en agua, luego se licúa (una parte de semilla y tres de agua) se escurre y listo”. Con la leche vegetal se pueden hacer tortas, quesos, crema, licuados y muchos otros alimentos ricos en nutrientes.
En sus videos de YouTube Soyvelen intenta demostrar que el veganismo no es necesariamente complicado utilizando ingredientes que cualquier persona puede conseguir en un almacén, supermercado o dietética: “Hay algunas recetas que te piden ingredientes difíciles de encontrar y de hecho cuando hago quesos vegetales mucha gente me pide que haga de castañas de cajú pero no lo hago porque es algo caro y quiero demostrar que no las necesitamos para hacer queso. Sí, son riquísimas y queda súper cremoso pero se llega a un resultado similar utilizando semillas de girasol, que son baratas”. Explica que les veganes sacan recetas de la galera como si fueran una especie de magxs culinaries y entre risas comenta que en la semana hizo carne con cascara de banana. “Siento que el veganismo te abre un montón la cabeza tanto en el sentido de darte cuenta de que podés vivir sin sufrimiento animal y en el sentido de que pensás mil alternativas para la cocina y el paladar”.
Entre los videos más vistos del canal de Soyvelen se encuentra uno donde enseña a hacer tres tipos de queso —provoleta, untable y semiduro— con semillas de girasol. Para hacer una provoleta vegana Belén explica que solo se necesita 1 una taza de semillas de girasol remojadas, ½ taza de agua, 2 cucharadas de vinagre de manzana, un sobrecito de saborizante de queso —también se puede utilizar levadura nutricional sabor queso— luego 2 cucharadas de levadura nutricional y por último 4 cucharadas de almidón de maíz junto con una pizca de sal. Cuando todos los ingredientes están listos, la youtuber vegana señala el procedimiento: “Ahora sí, a mixear todo hasta que quede perfecto. Cuando empecé a mixear me acordé que me había olvidado de agregar una cucharada de aceite, media cucharadita de cúrcuma y pimienta a gusto”. Luego explica que no debe quedar ninguna semilla en la preparación. Cuando está lista, se lleva a fuego medio en una olla hasta que el almidón de maíz esté activo y la mezcla se espese. “Lo que vamos a hacer ahora —continúa— es colocarla en un moldecito, yo tengo unos de mini tartitas y lo puse ahí, pero se puede poner en el molde que tengan” luego explica que hay que llevar la provoleta al frío toda la noche para luego cocinarla en horno o parrilla.
Por último, Belén recomienda: “No hay que
tenerle miedo a la cocina, hay que sentirse libre de experimentar, probar
recetas y no tenerle miedo al fracaso porque todo es prueba y error y más aún
en la cocina vegana. Hay que divertirse y probar nuevos sabores”.