A Mauricio Macri le queda a medida el traje de tilingo. Su última fotografía lo demuestra, sentado y distendido, mientras habla por teléfono en un presunto despacho de la FIFA, su lugar en el mundo desde donde observa pasar la pandemia. Arturo Jauretche definió con sabiduría a esa subcultura improductiva: “Que un tipo que no produce diga, en una reunión de tipos que no producen, que no producen los únicos que producen algo, es tilinguería”. Lo escribió en un artículo de la revista Confirmado en 1966 cuando ya había dejado atrás al radicalismo y abrazado al peronismo pese a sus discrepancias con Perón. El pensador forjista no recreaba ese diálogo por los dirigentes de la FIFA, claro. Pero que se le parecen bastante sus personajes, se le parecen.
El tilingaje, esa especie urbana que se acicala con perfumes de freeshop, vive de cara al sol en Barrio Parque o busca esparcimiento amurallado en un country con amenities, suele posar para las fotos en actitud caritativa, proactiva para sus semejantes, casi beatífica. Como Macri desde la fundación que lo cobija en esta etapa donde intenta reconvertirse con dificultad –y escasa credibilidad– en otra cosa.
Es muy posible que el expresidente buscara con ansiedad tomarse la instantánea que se difundió desde el escritorio en la FIFA para pedirle una tregua a su descrédito en pleno trayecto de París a Saint Tropez. El fútbol –que es inocente de sobreactuaciones como ésta– ha sido para Macri como la llegada a la costa para un náufrago. Igual que en 1995 cuando desembarcó en Boca y desde ahí inició su camino hacia la política valiéndose de propios y extraños.
“En las oficinas de la Fundación FIFA, donde voy a desarrollar proyectos dedicados a la juventud y la educación” posteó en sus redes sociales el candidato derrotado en 2019. Acompañó el mensaje con una imagen que pretendía mostrar al nuevo hacedor de nobles propósitos, volcados hoy a los dos sectores que desatendió durante su gobierno. Como si viniera a redimirse ahora desde su poltrona en la organización que en 2015 acaparó las noticias deportivas por su escandaloso affaire de los sobornos.
Un vocero de la federación internacional que preside Gianni Infantino -admirador de la gestión del ingeniero en Boca y en el gobierno argentino-, señaló: “Macri se encuentra en Zurich para una visita oficial a la Fundación FIFA. Más detalles serán comunicados a su debido momento”. Con lo cual acentuó las dudas respecto a la producción de esa foto como significante del nuevo dirigente que se pretendió mostrar. Ocupado en sus nuevos quehaceres al frente de una entidad que dispondría de un presupuesto de casi mil millones de dólares “para invertirlos en programas educativos”.
Curiosa paradoja la del tilingo. Desfinanció a la educación argentina hasta un 35 por ciento durante su presidencia según expertos de siete universidades. En la FIFA parece que no computaron el dato. Al contrario, cuando lo presentó Infantino en su cargo dijo muy suelto de cuerpo: “Mauricio tiene el perfil ideal para liderar este proyecto”.