El coronel Assimi Goite asumió como líder del gobierno de facto que derrocó al presidente de Malí Ibrahim Boubacar Keita. El militar será la cabeza del Comité Nacional de Salvación del Pueblo (CNSP), organismo creado por las fuerzas insurgentes. Por su parte el mandatario depuesto anunció la renuncia a su cargo, mientras sigue detenido junto al primer ministro Boubou Cissé. El golpe de Estado generó una amplia condena internacional. El Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas (ONU) pidió a los amotinados volver a los cuarteles sin demora. Estados Unidos, la Unión Europea (UE) y la Unión Africana (UA) exigieron la liberación inmediata del presidente y sus funcionarios.

La cara del golpe

Tras anunciar la creación del CNSP, el alto mando militar informó que el mismo estaría cargo de Goite. El militar hasta ayer se desempeñaba como responsable de las Fuerzas Especiales en el centro del país, la región más golpeada por el terrorismo y la violencia intercomunitaria en los últimos años. Los rebeldes de las Fuerzas Armadas malienses tomaron el poder el martes pasado tras disolver la Asamblea Nacional y detener al presidente y el primer ministro. Previamente se había producido un motín en un cuartel del Ejército en la localidad de Kati, a 15 kilómetros de la capital Bamako.

El CNSP comunicó que invitará a la sociedad civil y movimientos sociales y políticos para hacer una nueva convocatoria a elecciones, según puntualizó el portavoz de los militares Ismael Wague. Sin embargo no precisó fechas. El portavoz informó que buscarán crean mejores condiciones políticas que conduzcan a unos comicios generales confiables. "Hemos decidido comprometernos ante el pueblo y la historia, asegurando la continuación del Estado", dijo Wague. El CNSP pidió a todos los ministerios garantizar la continuidad del trabajo en la administración pública. Las fronteras aéreas y terrestres se mantendrán cerradas hasta nuevo aviso según el portavoz.

"¿Realmente tengo otra opción?"

En un mensaje transmitido a todo el país el presidente aseguró que aceptaba la decisión del Ejército para evitar que se derrame sangre. "¿Realmente tengo otra opción?", se preguntó el mandatario depuesto. Keita había sido elegido en 2013 y reelegido en 2018 por cinco años. Su salida forzada se produce tras semanas de grave crisis política a raíz de los resultados de las elecciones parlamentarias celebradas entre marzo y abril de este año. El gobierno mantuvo la fecha de los comicios pese al avance del coroanvirus. En paralelo el líder de la oposición, Soumaïla Cissé, había sido secuestrado por grupos yihadistas. Después de las elecciones, el Tribunal Constitucional revirtió los resultados en beneficio del partido del presidente, lo que aumentó la desconfianza en todo el proceso electoral.

En Bamako, capital de Malí, pudieron verse los daños provocados tras la agitada jornada del martes. La casa del ministro de Justicia, Kassim Tapo, había sido incendiada por una multitud enardecida. En el centro de la capital, los negocios funcionaban, pero la administración y bancos permanecieron cerrados. Hasta el momento no se pronunciaron sobre el golpe ni el movimiento M5, que denunció la represión sufrida por sus militantes, ni el influyente imán Mahmud Dicko, gran figura opositora.

Condena internacional

En una reunión de urgencia a puerta cerrada, el Consejo de Seguridad de la ONU subrayó la imperiosa necesidad de restablecer el estado de derecho en MalÍ. Al Consejo se sumó la condena del Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, que exigió la "liberación inmediata y sin condiciones" del presidente. Además, respaldó las gestiones de la UA y de la Comunidad Económica de Estados de África del Oeste (CEDEAO). También condenó el golpe de Estado el presidente en ejercicio de la UA, el sudafricano Cyril Ramaphosa. La CEDEAO, organización regional mediadora en la crisis maliense desde junio, rechazó la avanzada militar.

Por su parte EEUU condenó firmemente la avanzada militar en MalÍ. A su vez exigió que se garantice la libertad y seguridad de los funcionarios del gobierno. "Estados Unidos condena firmemente el motín del 18 de agosto en Malí, como condenamos cualquier toma del poder por la fuerza", señaló el secretario de Estado Mike Pompeo en un comunicado. Sin embargo no hizo mención a un golpe de Estado. El secretario llamó a obrar para el restablecimiento de un gobierno constitucional.

En paralelo tuvo lugar una cumbre extraordinaria de la UE. Sus 27 integrantes reclamaron el retorno inmediato del orden constitucional. "La estabilidad de la región y de Malí, así como la lucha contra el terrorismo, deben continuar siendo las prioridades absolutas", declaró el presidente del Consejo de la UE, Charles Michel, subrayando la "gran preocupación" europea. Michel añadió que el bloque europeo continuará sus esfuerzos con instituciones africanas para poder llegar a una solución del conflicto.