Mientras el Gobierno activa la segunda etapa de la Mesa contra el Hambre, el plan madre, el Argentina contra el Hambre, cerró su balance parcial a siete meses de su puesta en marcha. Según el detalle al que accedió PáginaI12, el Ministerio de Desarrollo Social lleva ejecutado –al 31 de Julio- el 139 por ciento del presupuesto total de la cartera en el programa. Considerando que se le inyectaron más fondos desde Nación -55 mil millones de pesos- ante la mayor necesidad de asistencia a sectores humildes que generó la pandemia del COVID 19.

Al día de hoy, se ejecutaron 69.747 millones de pesos para asistencia alimenticia. De ese total, 2.277 millones fueron compras centralizadas; 4.092 millones fueron Fondos para provincias y municipios; 52.413 millones corresponden a Tarjeta Alimentar, 3.345 millones fueron para Comedores y Merenderos, 7.301 millones para Comedores Escolares (19.432 escuelas) y 319 millones fueron para otros destinos.

En su primera semana de gestión, el Gobierno activó la Tarjeta Alimentar, el plástico que permite acceder a las compras y está destinado a madres y padres con hijos menores de 6 años que reciban la Asignación Universal por Hijo; embarazadas que perciben la Asignación por Embarazo; y personas con discapacidad que reciben AUH. 

En este período, la tarjeta llegó a 1,5 millones de titulares y alcanzó a 2,8 millones de niños y niñas. Puesto en dinero, representó una inversión de 7.000 millones de pesos mensuales y, acumulada, de 52.400 millones de pesos.

PRO HUERTA Y ALIMENTOS

En cuanto al Programa Pro Huerta, se siguieron financiando proyectos. En los dos primeros trimestres se ejecutaron 270 millones de pesos. En paralelo, la cartera que conduce Daniel Arroyo comenzó a trabajar con las provincias “con el objeto de transferir fondos para financiar proyectos que mejoren el acceso a los alimentos a titulares de derecho con diagnóstico de enfermedad celíaca en situación de vulnerabilidad social. Se invirtieron 49 millones de pesos”.

En el marco del Potenciar Trabajo, cuyo eje es la producción de alimentos, Arroyo adelantó en la reunión del martes último con empresarios y sectores de la comunidad que “en la etapa que viene vamos a trabajar en tres ejes: fortalecer la comensalidad en los hogares; mejorar la calidad nutricional; y mejorar la producción de alimentos, acercando a productores y consumidores, fortaleciendo la pequeña escala de producción y el programa Pro-Huerta, entre otras iniciativas. Vamos a dividir esta Mesa en comisiones de trabajo sobre estos ejes específicos".

Gestionado entre Desarrollo Social y el INTA, el programa tiene los siguientes números: llega a más de 4 millones de personas, impulsa 637.847 huertas, cuenta con 9.000 promotores, 744 ferias agroecológicas, brinda acceso al agua a más de 16 mil familias y entrega de semillas en 2 temporadas. Su penetración es federal: AMBA (750 huertas), Buenos Aires (​​41.350), Catamarca​​ (8014), Chaco (17.547), Chubut (1675), Córdoba (18.160​), Entre Ríos (10.821), Formosa (6020), Jujuy (7650), La Pampa (2794), La Rioja (4672), Mendoza (6742), Misiones (18060), Río Negro (3626), Salta (10201), San Juan (2852), San Luis (2593), Santa Cruz (837), Santa Fe (20949), Santiago del Estero (9838), Tierra del Fuego (279) y Tucumán (14573).

El objetivo central del plan es la entrega de animales de granja para promover la autoproducción avícola de gallinas ponedoras, pollos parrilleros para la producción de huevos y producción de carne. “Este componente, permite mejorar la situación nutricional de las personas involucradas, a través de la autoproducción de proteínas de alto valor biológico”, detallaron en Desarrollo.

NUEVA HERRAMIENTA

En el horizonte de la gestión socio económica, el ministerio prevé presentar la próxima semana el Programa Sembrar Soberanía Alimentaria que impulsa el fortalecimiento de unidades productivas para fortalecer el trabajo asociativo de los productores y comercializadores de la Agricultura Familiar y la Economía Social, Solidaria y Popular (ESSyP). 

Sobre este punto, en Desarrollo explicaron que “el objetivo es potenciar la conformación de redes territoriales de abastecimiento local de alimentos, que privilegia los circuitos cortos de producción/comercialización: relación directa entre productor y consumidor. Estará destinado a grupos asociativos de productores y comercializadores de zonas urbanas, periurbanas, rurales y comunidades de pueblos originarios en situación de vulnerabilidad social y económica”.