Pocos días después de que cuatro de las más grandes empresas tecnológicas del mundo tuvieran que declarar frente al Comité Antimonopolio del Congreso de los Estados Unidos , Epic, la empresa que desarrolló Fortnite, aprovechó para mojarle la oreja a dos de ellas: Apple y Google.
El desafío consistió en modificar la app para que los usuarios pudieran pagar por mejoras en el juego directamente sin pasar por los sistemas de las gigantes corporaciones, las cuáles se quedan con nada menos que el 30 por ciento o, en algunos casos, el 15 por ciento. Las comisiones pagadas por miles de empresas suman una cifra que no están dispuesto a ceder.
Como si el golpe al bolsillo no fuera suficiente, Epic también atacó la imagen de Apple parodiando la famosa publicidad de 1984 en la que se hablaba de la libertad que traería la nueva versión de Macintosh en un mundo informático dominado por el "Gran Hermano" de entonces: IBM.
El gran hermano ahora, según esta nueva versión de la publicidad, es nada menos que Apple. Sobre el final invita a los "mil millones de usuarios" del juego a sumarse a esta lucha. La movida no debe haber caído muy bien a una corporación que basa buena parte de su encanto en una épica tecnológica liberadora y cool.
Los sistemas operativos iOS y Android de Apple y Google, respectivamente, son una parte central del modelo de negocios. Funcionan como jardines cerrados y es necesario pagar para poder entrar. Epic no está dispuesto a seguir haciéndolo y cree que Fortnite le da el poder necesario para llevar a los usuarios a jugar del otro lado de las rejas. Como incentivo ofrece un descuento del 20 por ciento a los jugadores que hagan las compras directamente en el sitio de Epic.
¿Se trata realmente de una pelea equilibrada?
En uno de los costados del ring se encuentra Epic Games, que en el 2019 facturó 1800 millones de dólares, una cifra importante pero 25 por ciento menor que la de 2018. En otros dos rincones se encuentran los gigantes: Apple, una de las empresas de mayor valor bursátil del mundo, que facturó más de 260.000 millones en 2019, 2 por cienbto menos que al año anterior. Y Alphabet (la corporación que contiene a Google) con más de 161.000 millones facturados, 15 por ciento más que en 2018.
Decir que Epic Games es como David contra dos Goliat
es subestimar la diferencia de tamaño, pero los desarrolladores de Fortnite cuentan con una minoría intensa de cerca de 350 millones de usuarios activos, una buena base para iniciar una épica de pequeños innovadores contra monopolios instalados, como hizo Apple hace casi cuatro décadas.
El desafío es fuerte para las corporaciones, no solo por el dinero que perderían con un Fortnite independiente, sino porque muchos seguirían sus pasos. Por eso Apple expulsó rápidamente al juego de su store argumentando, como suele ocurrir, cuestiones de seguridad.
Según la empresa las pautas del App Store "están diseñadas para mantener la tienda segura", por lo que deben cobrar con su propio sistema de pago. A cambio los desarrolladores también se benefician del "ecosistema de la App Store, incluidas las herramientas y los sistemas de pruebas y distribución que Apple proporciona a todos los desarrolladores".
Google hizo lo mismo pero de manera más suave mostrándose dispuesto a continuar las negociaciones. De hecho, Fortnite había vuelto a estar disponible en Android en abril de este año para simplificar la instalación de juego, pero no parece haber quedado contento con el resultado.
En resumen, luego de la expulsión, los usuarios de Fortnite deberán descargarlo directamente del sitio oficial e instalarlo, algo ligeramente más complicado pero que en la práctica puede significar que varios miles de personas desistan de hacerlo.
Epic Games está dispuesto a dar la batalla no solo por la opinión pública, sino que también presentó una demanda judicial por prácticas monopólicas . No es la primera vez que los desarrolladores se quejan de los excesivos costos de acceder a los jardines cerrados de Apple y Google.
Spotify ya hizo algo similar en 2019 cuando presentó una demanda en Europa contra Apple y publicó una página describiendo las formas en que la empresa de la manzanita favorecía su propia plataforma de streaming de música y perjudicaba a los competidores. La demandada respondió con indignación recordando su histórico apoyo a la creatividad humana y el ingenio. También Netflix la enfrentó a fines de 2018 y habilitó sus propios sistemas de pago. Estas empresas sumaron su apoyo a la demanda de Epic y seguramente hay varios miles de emprendimientos que esperan ansioso el resultado.
Si bien es cierto que las grandes corporaciones están siendo cuestionadas por el Congreso de los Estados Unidos sería un error subestimar su poder, sobre todo cuando está en riesgo una fuente de ingresos importante. Apple, pese a su tamaño, no puede ceder terreno en un momento en que tiene problemas para competir en varios nichos , entre ellos en la venta de celulares. Google, que sigue creciendo, tal vez pueda sacrificar algo de dinero con tal de no quedar como una megacorporación que crece asfixiando empresas jóvenes. Habrá que ver si alcanza para que, esta vez sí, las corporaciones abran las puertas del jardín y todos puedan entrar a jugar.