Medidas extraordinarias que atiendan los problemas relacionados con trabajos de cuidados, las violencias de género, el teletrabajo, el acceso fácil a documentación a migrantes, recursos habitacionales para personas trans y travestis y garantizar tierra y producción a mujeres rurales y originarias, son algunas de las sugerencias de un informe difundido este jueves sobre el impacto de la pandemia de coronavirus en mujeres y disidencias.
Se trata de la encuesta sobre el impacto de la covid-19 en la vida de las mujeres, liderada por un equipo de la Universidad de San Martín (Unsam), e impulsado por el Conicet y los ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación y de Mujeres, Géneros y Diversidad.
El estudio reveló la situación en la que se encuentran las mujeres urbanas, rurales, indígenas, afrodescendientes, trans y travestis en el contexto de la pandemia y "la oportunidad de brindar elementos para la planificación de políticas públicas" para el período poscuarentena en Argentina, se destacó en el resumen ejecutivo.
Se realizó en base a un universo de 2.274 mujeres y trans/travestis de la Argentina, de las cuales 2.135 son urbanas y 139 rurales, que residen en su mayoría en las zonas de contagio de la Covid-19 --Área Metropolitana Buenos Aires (AMBA), Chaco y Córdoba--.
El relevamiento expuso "la crisis de cuidados" entre las mujeres urbanas durante el confinamiento, donde el 55,1% son jefas de hogar, responsables en su mayor parte de los trabajos domésticos y de cuidar. La sobrecarga se notó, por ejemplo, en que un 92,6% se encarga de acompañar las actividades escolares de sus hijos e hijas en cuarentena. En relación a la coparticipación en el reparto de las tareas, el 54,8% respondió que, entre todas las personas de la familia, las mujeres son las que trabajan más.
Si bien la muestra evidenció un alto nivel educativo (60,8% tiene estudios terciarios y universitarios completos en la encuesta urbana y un 43,9% en la rural) "resulta importante observar el impacto sobre las condiciones laborales de las mujeres: el aumento de la precarización del trabajo, la pérdida de ingresos --al ser parte muchas mujeres de las economías populares, artesanas-- y por las propias condiciones materiales de infraestructura de los hogares y barrios donde reside". El estudio mostró cómo estos indicadores de vulnerabilidad se incrementan por segmentación entre mujeres afrodescendientes, trans/travesti, originarias y migrantes.
Respecto a cómo la cuarentena afectó el trabajo y los ingresos en las mujeres urbanas un 20% indicó una situación de precarización laboral (ya sea, con reducción de la carga horaria del trabajo, no está trabajando y no le pagan o fue despedida); el 53,6% tuvo que adaptarse a trabajar de forma virtual; el resto siguió de forma normal o no está trabajando, pero le pagan el sueldo.
La dificultad que más expresaron las participantes del estudio fue conseguir trabajo, estar viviendo de trabajo precario o "changas" , sobre todo entre mujeres trans/travesti, originarias, rurales, afrodescendientes y mestizas. Respecto de la percepción de algún subsidio estatal, las mujeres migrantes junto con las afrodescendientes presentaron mayores dificultades en acceder a las políticas públicas y beneficios sociales y en relación con la alimentación "ha empeorado", su situación.
El estudio también mostró que un 7,5% de las mujeres urbanas durante la cuarentena sufrieron alguna forma de violencia y que aumentó en un 84,6% la percepción sobre este delito "sin que esto implique necesariamente un aumento en el número de casos".
Sobre las mujeres rurales y originarias, el análisis señaló que son principalmente afectadas por la destrucción de la naturaleza, el aumento de enfermedades relacionadas con la degradación medioambiental, el impacto del cambio climático, el uso indiscriminado de productos químicos, la falta de agua potable y la imposibilidad de acceder a los alimentos.
En la mayoría de la muestra rural, están vinculadas a actividades agrícolas, el 68,3% son jefas de hogar, y un 94,1% de las mujeres rurales y originarias respondieron que son las responsables del trabajo doméstico y de cuidados.
También se evidenció la brecha digital, ya que "solamente un 56,8% tiene acceso a Internet desde su casa", y se destacó la sobrecarga de trabajo en relación a la educación de sus hijos e hijas que depende de esta tecnología.
En relación al acceso a los subsidios, el 22,3% recibe la Asignación Universal por Hijo (AUH) y el 20,1% el Ingreso familiar de Emergencia (IFE).
Las principales dificultades expresadas por las encuestadas en zonas rurales fueron: dificultad para conseguir trabajo, enfermedad por otro motivo, acceso o continuidad de estudios, acceso a alimentos en forma regular, a medicamentos y agua potable; situaciones de conflictos territoriales y tenencia precaria de la tierra. Y un 18% denunció que sufró alguna forma de violencia de género.
Como conclusión, Karina Bidaseca, doctora en Ciencias Sociales, que lideró la investigación, consideró que en el caso de las mujeres rurales "es importante reforzar los tejidos comunitarios --que en muchos casos constituyen el apoyo fundamental de mujeres que se quedaron sin trabajo durante la pandemia-- y de generar y multiplicar políticas orientadas a la comercialización de los productos de la agricultura familiar". En tanto que para mujeres originarias "observamos sobre todo una preocupación muy grande por la violencia institucional", expresó.
Otras medidas de inclusión sugeridas por el equipo de investigación fueron para las mujeres afrodescendientes, las políticas de empleo y de protección social, como la política habitacional. Y para las mujeres migrantes, refugiadas y solicitantes de asilo, políticas de protección social y facilidad de acceso a la documentación y los trámites de regularización migratoria durante el confinamiento. Para las mujeres trans/travestis, alertaron sobre el riesgo habitacional "ya que se han incrementado los desalojos, como el acceso a recursos institucionales".
"Una de las situaciones más complejas es el escenario de desocupación y crisis económica que puede dejar la pandemia. Creemos que es urgente comenzar rápidamente un mapeo post pandemia de la economía de los sectores populares. Garantizar la infraestructura de producción y comercialización, como mejorar la alimentación a partir de la perspectiva agroecológica", señaló Bidaseca.
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