Minutos después de haber noqueado en 7 rounds al español José Miguel Fandiño, Sergio "Maravilla" Martínez dejó en claro que no ha vuelto al boxeo porque si. "Tengo en mente volver a ser campeón mundial, lo tengo a Murata (el japonés campeón mundial de los medianos de la Asociación) en mis planes para dentro de tres o cuatro peleas" dijo el ex monarca superwelter y mediano, cuyo optimismo y autoestima parecen situados muy por encima de lo que le dictan sus 45 años de edad.
Era una quimera suponer que Maravilla podía ser aquel boxeador deslumbrante que fue en su apogeo, seis años, dos meses y catorce días después de su última pelea ante Miguel Cotto en el Madison de Nueva York. Ese Maravilla es una imagen de YouTube, nunca volverá en vivo porque el tiempo no corre en vano. Quien le ganó a Fandiño fue un veterano digno, bien puesto en lo físico, pero inevitablemente lento. Sin agilidad en las piernas, sin flexibilidad en la cintura y sin ritmo de pelea. Este Martínez de 45 años que subió a un ring levantado en el campo de juego del estadio El Nuevo Malecón de Torrelavega (España) y ante 1100 espectadores, alcanza para ganarle a rivales como Fandiño, fuertes pero rústicos, sin creatividad ni iniciativa. Si en el futuro pretendiera escalar la exigencia y enfrentar a adversarios más ambiciosos, tal vez las limitaciones físicas y la falta de frescura le pongan un freno a sus legítimas ambiciones. Pero es apenas una especulación.
Por eso, no hay que ir demasiado rápido. Debe analizárselo a Martínez en función del momento que atraviesa y no como si fuera una promesa joven y en ascenso. Habrá que ir viéndolo pelea a pelea para calibrar su evolución (o involución). Y emitir una opinión definitiva el día que se sepa que la oportunidad por el título está al alcance de sus manos y no antes. Faltan tres o cuatro combates más para eso. Un año más a lo sumo. Sentenciar antes no parecería prudente. En todo caso, hay que destacar lo más positivo que dejó la reaparición: que Martínez (73,200) volvio a subir a un ring después de un parate de mucho tiempo y que ganó por nocaut. Para todo lo otro, falta mucho.
Fandiño (75,200) nunca asumió la iniciativa. Se limitó a ser un digno acompañante del regreso de Maravilla dentro de un trámite lento y sin explosiones. Y aún así, Martínez fue siempre a lo seguro. Encaró la pelea con calma, trabajando en base a una derecha precisa y profunda que lanzó con trayectoria de jab y directo y que también llegó a los planos bajos de su contrincante. Así fue acumulando ventajas, anticipándolo siempre a Fandiño quien sólo inquietó en la 5ª vuelta cuando acertó un uppercut de derecha que molestó a Maravilla. En la 6ª, se fue a lona luego de recibir una derecha al hígado. Y en la 7ª sobrevino la definición cuando una zurda de Martínez también a la zona hepática lo mandó a la lona por toda la cuenta.
"Esto es el comienzo de algo bonito. Aprendí a disfrutar del camino y hasta el título mundial no paro, pero necesito hacer unos combates más, necesito consolidarme" dijo Maravilla en una improvisada conferencia de prensa sobre el ring. Estaba emocionado y se lo entiende. Hace dos años soñó volver a ser boxeador y que le levanten la mano en señal de victoria. Y la misión quedó cumplida. Ahora se fijó otra meta: quiere ser otra vez campeón del mundo. Parece una utopía. Maravilla cree que puede. El tiempo y las peleas le dirán la verdad a su debido momento, ni antes ni después.