El Concejo Deliberante capitalino aprobó por unanimidad el pasado miércoles un proyecto de ordenanza presentado por el edil Abel Moya, solicitando al Ejecutivo que avance con la implementación de una huerta en el Vivero municipal, para abastecer de verduras a los comedores de la ciudad.
Al defender el proyecto, el también representante de los canillitas en Salta y que llegó a ocupar su banca de la mano del gobernador Gustavo Sáenz, manifestó que “Salta tiene 250 mil habitantes en la línea de la pobreza y más de 30 mil que no cuentan con ningún tipo de ingreso”, y agregó que la ordenanza “llenará un vacío”, ya que el municipio “no asiste económicamente a los más de 400 comedores que existen en la ciudad”.
Rápidamente el municipio recogió el guante y le contestó recordando que dentro del Programa Unidos no solo se está avanzando con las huertas comunitarias en los barrios, sino que también se entregan más de 50 mil raciones de alimentos por semana. Y acusaron a los concejales de “mezquindad política” y de desconocer el trabajo de gestión municipal.
La subsecretaria de Promoción Social, Jacqueline Cobo, aseguró que ese Programa se ejecuta desde mayo de este año “con una idea social y que servirá para trabajar con Nación todos los programas de contraprestación laboral para cobrar subsidios”.
“Unidos se pensó cuando arrancó la pandemia como una agenda de seguridad alimentaria entendiendo que tenemos a casi el 50% de la población bajo la línea de pobreza y 40% de precariedad e informalidad laboral” por lo que se debía garantizar la seguridad alimentaria, dijo la funcionaria.
En ese marco, el Programa se pensó con un “esquema de alianzas” con centros vecinales, iglesias evangélicas y centros de jubilados, entre los que hay "cerca de 80 puntos donde entregamos viandas con comidas calientes, son unas 50 mil raciones por semana”.
Cobo indicó que se pasó a “un verdadero plan de abordaje integral en los barrios más populares y carenciados de la ciudad”, en donde se incluye asistencia social, de ayuda a personas con discapacidad, en violencia de género “y con obras públicas”. “Es decir, salieron distintas líneas de acción, una de ellas es el de huertas comunitarias”, confió.
Contó que ya están funcionando dos huertas, en el barrio Primera Junta y en el CIC Constitución, mientras están en camino seis más. El objetivo del área es tener antes de fin de año “ocho o nueve huertas”, para ello los vecinos que participan se están capacitando con técnicos de la Universidad Nacional de Salta (UNSa) y el INTA, con quienes el municipio firmó un convenio.
La funcionaria resaltó que el proyecto que aprobó el Cuerpo deliberativo es algo que ya se está haciendo, “a mi entender, el punto de partida no es el correcto, porque además saca las huertas de los barrios, que es a donde tenemos que llegar”.
Aseguró que el Programa Unidos y las huertas justamente tienen la finalidad que busca la ordenanza que emitió el Concejo el último miércoles, “trabajar con los sectores más vulnerables a través de los comedores”. A su vez, añadió que ven un nexo a futuro con el esquema que está diagramando el Gobierno nacional para quienes reciban subsidios, y que será a través de una contraprestación laboral “de los trabajadores de la economía popular”.
“No es casual la puesta en marcha de este Programa; en cambio, el proyecto de Moya desnaturaliza lo comunitario y lo mete en el Vivero municipal, por lo que a mi entender, desde el Concejo desconocían lo que se está haciendo”, se explayó.
El Vivero municipal está ubicado en la calle Gato y Mancha, pegado al río Arenales. Allí trabajan empleados contratados para realizar tareas de mantenimiento y parquizado de plazas, parques y espacios verdes con flores y árboles autóctonos.
“Que se puede articular desde el Vivero con las huertas, seguramente”, subrayó Cobo, “pero no fue un proyecto nuevo y hubiese estado bueno que se informen y se articule, porque la intendenta cuando inauguró las sesiones ya había anunciado el Plan de abordaje integral de los barrios populares”, concluyó.
Puede ser complementario
Tras la respuesta del Ejecutivo capitalino, el autor del proyecto, Abel Moya, resaltó que “es mucha la necesidad que hay en los barrios y comedores” y sostuvo que lo que más solicitan son verduras para cocinar. También aseguró que habían preguntado al Ejecutivo municipal y que visitaron el Vivero para interiorizarse de sus labores y qué tipo de plantaciones realizaban.
El resultado de ese relevamiento arrojó que de las ocho hectáreas que posee el predio, “solamente hay media hectárea ocupada con plantines de árboles autóctonos”, mientras que el terreno restante “está en desuso”.
Moya también dijo que solicitaron información en la UNSa y el INTA “porque ellos pueden colaborar para dar capacitaciones y con las semillas”. Algo que según la subsecretaria de Promoción Social ya se acordó en mayo con esas dos entidades.
No obstante ello, el concejal insistió en que el Vivero podría ser mejor aprovechado, y destinar algunas hectáreas a la producción de verduras y hortalizas y complementar el Programa Unidos, “porque lo necesitan los 400 comedores comunitarios de la ciudad capital”.
Por último, el edil lamentó que el municipio no tenga una comunicación fluida con el Concejo deliberante de la ciudad, y aseveró que nunca les llegó “ningún tipo de información sobre las huertas comunitarias”.