El gobernador Gustavo Sáenz encabezó la entrega de 84 viviendas en la capital salteña, pero en su discurso hizo poca alusión al motivo del acto y centralizó sus palabras en la situación epidemiológica, el estado del sistema de salud cuando asumió, reclamó a los opositores que no hagan política y fustigó duramente contra el relajamiento que hubo en la sociedad salteña con respecto a las medidas de cuidado.
El acto fue en el barrio Pereyra Rozas, en el norte de la capital, donde se entregaron 68 dúplex, 12 casas en planta baja y 4 casas adaptadas, que se habían iniciado durante la gestión de gobierno anterior y que tuvieron demoras ante la restricción de fondos que hubo durante el macrismo, por lo que recién pudieron concluirse este mes.
Al respecto, Sáenz destacó que en sus ocho meses de gestión ya hay 550 familias en la Provincia que se convirtieron en propietarias de sus casas y dijo que hasta fin de año habrá más de mil con el techo propio.
Al señalar que se pudieron concluir estas viviendas gracias a que en Salta, luego del parate por la cuarentena, se habilitaron rápidamente las obras públicas y privadas, advirtió sobre el actual panorama epidemiológico de la provincia por la pandemia del coronavirus.
“La deuda habitacional es muy grande y por ello con el IPV diagramamos un plan de entrega; pero para que esto siga siendo posible es necesario que los salteños respeten las medidas sanitarias”, indicó.
“La apertura de diversas actividades como la obra pública, nos permitió entregar estas casas y la próxima semana haremos lo mismo con otras 100 en Embarcación”. Pero señaló que es prioritario que los ciudadanos cumplan con las medidas sanitarias implementadas por la pandemia, para sostener el equilibrio entre salud y economía.
"No vamos a bajar los brazos, pero es difícil gobernar en tiempos de pandemia, hay científicos que no se ponen de acuerdo sobre qué hay que hacer, menos lo va a saber un gobernador que poco entiende de salud, algunos pretenden que seamos magos, que seamos dioses, al decidir sobre lo que hay que hacer”, indicó el gobernador, que previamente subrayó que apenas asumió debió enfrentar la crisis sociosanitaria del norte, “con un sistema de salud totalmente colapsado, sin médicos sin insumos, sin ambulancias".
Tras ello arremetió contra los que se quejan de la cuarentena en Salta: “nadie puede decir que hayamos estado en Salta encerrado cinco meses, no pasó, no nos mintamos entre nosotros".
Como principal falencia en los hospitales destacó no la falta de equipamiento, sino de recursos humanos, “para poner un respirador falta un terapista”, explicó. Apeló a los salteños para que se cuiden, ya que este es el peor momento de la pandemia y pidió que no salgan a la calle.
“Lamentablemente hay mucha gente irresponsable que demostró su egoísmo en esta pandemia. Aquellos no deben esperar que una muerte golpee su puerta para cumplir con lo establecido”, señaló.
“Pedimos que se terminen las reuniones sociales, pero siguen existiendo. Cuando hay mayores libertades se necesitan mayores responsabilidades. Estamos en una situación epidemiológica buena, pero mañana puede cambiar”, indicó el gobernador.
También dejó un espacio para arremeter nuevamente contra dirigentes políticos opositores: “Aquellos que no tienen la obligación de gobernar, ni decidir, ni estar en este lugar, que dejen de hacer política, no es momento de aprovechar esta coyuntura para criticar sin aportes”.
Atrás miraba atentamente el ministro de Gobierno, Ricardo Villada, que en la semana había tenido un cruce en las redes sociales con el referente del Frente de Todos, Sergio Leavy, tras conocerse que el senador nacional habría enviado una nota al gobierno nacional solicitando que intervenga en la provincia ante el aumento de los casos de coronavirus, lo que no cayó bien en el seno del gobierno provincial.
Finalmente, Sáenz apeló a que los que se recuperaron de la enfermedad donen plasma, “les pido de corazón que acompañen y entiendan que estamos atravesando el momento más complicado de la pandemia”.
Durante el acto de entrega, el presidente del IPV, Gustavo Carrizo, adelantó que están en la etapa final de construcción las viviendas de la etapa V del barrio Pereyra Rozas y otras en Molinos, El Jardín, San Antonio de los Cobres, General Pizarro.
Rumores de Fase 1
Ayer por la noche circuló en las redes sociales una resolución que habría redactado el Comité Operativo de Emergencia (COE), en la cual se describían una serie de restricciones para el departamento Capital, como la prohibición de actividades deportivas grupales, gimnasios y circulación y permanencias en plazas.
También establecía prácticamente un cierre total de comercios para los domingos, incluida las celebraciones religiosas. La medida se estimaba iba a entrar en vigencia el domingo 23 y se extendería hasta el 30.
Desde el propio COE admitieron que no era aún oficial pero si se trataba de un borrador que estaba en estudio. Finalmente, cerca de la medianoche se conoció a través del canal de televisión Multivisión que la iniciativa no habría prosperado por decisión del propio gobernador.
Tan sólidos eran los rumores, que el Arzobispado salteño ya había comunicado oficialmente a los sacerdotes que debían implementar misas virtuales el domingo, lo cual luego fue rectificado con un video por el arzobispo Mario Cargnello, quien admitió haberse comunicado con autoridades provinciales que le confirmaron que la resolución no se concretaría.
Horas antes, en la entrega de viviendas, Sáenz ya había descartado esa posibilidad: “No podemos volver a la fase 1 porque no podemos darle respuesta a todos los que tienen que laburar todos los días y tienen que llevar el pan a su casa. Cuidémoslo a ellos también y una forma de cuidarlos en no tener irresponsables en las calles”.
Al respecto, puso como ejemplo los festejos masivos del Día del Niño en espacios públicos, la marcha política de Cambiemos y las fiestas clandestinas. “Los médicos dicen que las consecuencias de esto se verán en 10 15 días, ojalá que no sea así”, expresó Gustavo Sáenz.
También ya está en plena vigencia la prohibición de circular entre las 0 y las 6 de la mañana, como una manera de controlar a quienes se reúnen haciendo caso omiso a la restricción nacional que hay al respecto. Para ello se dispusieron retenes policiales en distintos puntos de la capital y principales ciudades del interior.