El proyecto sobre la investigación médica y científica del uso medicinal de la planta de cannabis y de sus derivados para el tratamiento de enfermedades como la epilepsia o el Alzheimer, fue ayer convertido en ley por la Cámara de Senadores por unanimidad y sin debate. Los impulsores del proyecto y grupos de opinión como Mamá Cultiva y Cameda (Cannabis Medicinal Argentina) se mostraron muy felices por la aprobación, que consideraron un primer paso muy importante, aunque destacaron que falta legislar sobre los autocultivadores.
La iniciativa fue apoyada por todos los bloques y votada en un rápido trámite a pedido del senador del Frente para la Victoria Juan Manuel Abal Medina, quien requirió que se apuraran los tiempos debido a que la sesión se venía extendiendo durante cinco horas por otros asuntos y un grupo de madres y niños que apoyaban la sanción esperaban en el Salón de las Provincias, contiguo al recinto.
El proyecto aprobado establece un marco regulatorio para la investigación médica y científica del uso medicinal, terapéutico y paliativo del dolor de la planta de cannabis y crea un programa nacional para el estudio y la investigación de su uso. El Ministerio de Salud, además, debe garantizar el aprovisionamiento de los insumos necesarios, ya sea a través de la importación o la producción por parte del Estado nacional, para lo que autoriza el cultivo de plantas de marihuana al Conicet y al INTA.
La Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat) permitirá la importación de aceite de cannabis, cuya provisión será gratuita para quienes estén incorporados al programa a través de un registro nacional. Finalmente, también se establece que el Estado impulsará la producción pública de cannabis y su industrialización para uso exclusivamente medicinal, terapéutico y de investigación.
Sobre el alcance de la iniciativa, Abal Medina afirmó que “este proyecto quiere acompañar a las madres y padres en la búsqueda de aquellos tratamientos que mejoren la salud o colaboren con el bienestar de sus hijos”. “El Estado no puede ser indiferente ante ese dolor y esa búsqueda. Y es importante que esta ley sea puesta en marcha de manera inmediata”, enfatizó el senador bonaerense.
En tanto, la presidenta de la Comisión de Salud, la radical Silvia Elías de Pérez, recordó que “el Estado estará a la cabeza de la investigación científica y clínica de los beneficios del cannabis”. “El proyecto no sólo promueve la concientización, sino que garantiza el acceso gratuito al aceite de cáñamo y demás derivados del cannabis a toda persona que se incorpore al programa”, anunció.
María Laura Alasi, la primera madre en obtener la autorización de la Anmat para importar aceite para tratar la epilepsia refractaria de su hija de cuatro años, aseguró que la ley es “un sueño cumplido” para todas las familias que lo necesitan y corona “tanta lucha”. Alasi, fundadora de Cameda, se mostró satisfecha por impulsar el primer pedido de importación, tras el cual otras 200 familias obtuvieron respuestas similares.
En el mismo sentido, Pamela Vicente, de Mamá Cultiva, contó: “Yo conocí las propiedades del aceite de cannabis a principios del año pasado, por un problema familiar. Nos empezamos a juntar con otras mamás y creamos Mamá Cultiva. No es difícil producir el aceite, hay que tener mínimas reglas de higiene y algunos cuidados como estar en un ambiente aireado y usar electricidad y no gas como fuente de calor”. Y agregó: “Ahora la dosificación la vamos haciendo por ensayo y error. Por eso es importante la ley, porque los médicos nos ayudarían para saber exactamente cuánto y cuándo administrar”. Y destacó lo que falta: “Este proyecto no incluye el autocultivo, así que seguimos en la lucha”.
En tanto, el doctor Marcelo Morante, médico, profesor e investigador de la Universidad de La Plata, explicó: “Habría que hablar, en realidad, de medicina canábica, más que de usos medicinales del cannabis. Químicamente, actúa porque en nuestro cerebro hay receptores para sustancias canabinoides porque naturalmente las producimos. Es como la morfina, que actúa porque químicamente es parecida a las endorfinas que nosotros producimos”. “Hay que destacar la baja toxicidad del cannabis y que realmente actúa mejorando la calidad de vida del paciente. Impacta sobre el dolor, el humor, el sueño y el apetito, algo que los otros fármacos o tratamiento, como la quimioterapia, no consiguen”, insistió. Y agregó: “El cannabis actúa de manera distinta en distintas personas. Entonces, de una planta podemos obtener varios productos con distintos efectos. Cada persona reacciona de acuerdo a la cantidad y calidad de sus receptores cerebrales”. “Finalmente, quiero hacer hincapié en tres aspectos fundamentales de esta ley. Uno, se va a producir cannabis de calidad médica porque va a estar controlada por el INTA, por ejemplo. Dos, el Estado apoya la investigación de los usos y propiedades del cannabis, que hasta ahora no se podía hacer. Y tres, el Estado garantiza la gratuidad para los que lo necesiten”, cerró.
La diputada Carolina Gaillard, titular de la Comisión de Salud de la Cámara baja, que siguió la votación en el Salón de las Provincias, explicó la génesis del proyecto: “El año pasado había en Diputados más de 15 proyectos sobre el uso del cannabis. Después del trabajo con los legisladores y grupos como Mamá Cultiva, los redujimos a dos. La diferencia fundamental entre ellos era que el del oficialismo sólo autorizaba la investigación y el nuestro también amparaba a los autocultivadores. Si bien falta ese aspecto, en el que ya estamos trabajando, es un primer paso importantísimo porque abre camino, da un marco legal a las instituciones como el Conicet y el INTA para que investiguen”.