Se terminó otra semana en la que el coronavirus golpeó fuerte a la provincia, los 429 casos confirmados de Covid-19 hasta ayer en la capital explican las repentinas restricciones, que incluyen una fase 1 dominguera y suspensión de deportes grupales y cierre de gimnasios para el resto de la semana.

El sábado que viene el COE evaluará nuevamente el cuadro de situación, pero los expertos recomiendan como mínimo restricciones por dos semanas para efectivamente cortar la cadena de contagios, por lo que este esquema dispuesto ayer se sostendría hasta la primera semana de septiembre, siempre y cuando la situación no empeore y obligue a seguir retrocediendo con las flexibilizaciones al encierro.

Además en 15 días se esperan los efectos del fin de semana pasado, cuando los festejos del día del niño y la marcha anti todo convocada por Cambiemos, desafiaron todas las recomendaciones de distanciamiento social y prevención que se venían predicando desde marzo.

Como tarea de la semana el COE deberá trabajar más en la comunicación de las medidas, porque el viernes por la noche se les “filtró” la resolución con las restricciones, las desmintió un par de horas más tarde y las confirmó al día siguiente, dejando más dudas que certezas.

A esa altura monseñor Mario Cargnello con los primeros rumores ya había mandado una nota formal membretada a los demás curas suspendiendo las misas. Pero como al que madruga Dios lo ayuda pero el COE no, con las vertiginosas marchas y contramarchas informativas, tuvo que grabar sendos videos rectificando y ratificando los dispuesto por el Comité

Hay serias posibilidades de que si el COE continúa con esta errática modalidad comunicativa, termine convirtiendo al arzobispo de Salta en un youtuber, que en cierta forma vendría a ocupar el nicho que alguna vez tuvo el televisivo padre Ceschi a la medianoche en Canal 11 y que entre otras cosas mandaba a los padres a consultar profesionales para corregir a sus hijos homosexuales.

Al que critica chirlo, y al que no también

Y mientras los del COE andan tratando de hacer equilibrio entre la salud y la economía, el gobernador Gustavo Sáenz definitivamente retomó los ejes de discursos del principio de la pandemia: remarcar la permanente emergencia sanitaria desde que asumió, la pesada carga de sobrellevar las decisiones, el repudio a los irresponsables (antes trabajadores golondrinas, hoy los que se reúnen a tomar fernet), los opositores que no ayudan, el peligro de la frontera, que lo juzguen porque hizo de más y no de menos y Dios como garante final del eventual éxito de las medidas.

El viernes desplegó el arsenal dialéctico ante la improvisada platea de 84 personas que fueron en busca de la llave para entrar a sus nuevas casas en el barrio Pereyra Rozas. La metáfora del enemigo invisible que le sirvió para describir al coronavirus, parece que también se aplica en la política, ya que el gobernador se siente atacado por “políticos que hacen política”, a los que no identifica con nombre y apellido

Hasta ahora el único que le levantó el canto y se hizo cargo fue Sergio Leavy, quien estuvo a los ladridos con el ministro Ricardo Villada, que acusa al tartagalense de andar embarrando la cancha por el norte aprovechando la impaciencia de los lugareños con el coronavirus que acorraló a los departamentos de San Martín y Orán.

Leavy, en tanto, señala que solo intentó pedir ayuda a Nación, la cual desconoce por qué no la solicitó aún el Gobierno provincial, tal como le confirmaron desde Buenos Aires y que es requisito imprescindible para que se active el auxilio nacional.

Por lo pronto Sáenz reconoció que el principal problema con la pandemia no es la falta de equipamiento sino de recursos humanos, porque de nada sirve tener respiradores si no hay médicos terapistas que los manejen.

Igualmente, en el saencismo sostienen que pelearse con el Oso es más un pasatiempo ocasional, que una amenaza real. El verdadero rival para el 2021 y, sobre todo, el 2023 calculan saldrá de su compañero de espacio hasta el año pasado: el romerismo.

Utilizando sus aprendizajes de orfebre, Juan Carlos Romero va tratando de moldear la centro derecha salteña a imagen y semejanza, aunque eso le represente tener que andar de buenas con Martín Grande, la figura de ese espacio que mejor rankea sobre la base de su verborragia y de poner la cara en la marcha que amalgamó a macristas, anti abortos, pro dióxido de cloro, anti reforma de la Justicia, anti cuarentena, radicales, anti k, anti expropiaciones y algún otro anti algo o terraplanista suelto entre tantos reclamos.

Eufóricos por la convocatoria del sábado pasado, amenazan con una nueva movilización, seguramente cuando se recuperen de los contagios masivos pronosticados por los especialistas, y en esta oportunidad esperan sumar a los anti servicios esenciales que aparecieron en estas últimas 48 horas.

Mientras, Romero firma una delicada paz armada sin agresiones directas con el gobernador Sáenz, que durará hasta tanto aparezca un archiduque Franz Ferdinand que desate la guerra. Ese rol espera el senador nacional que no lo ocupe la temperamental Bettina.

Por lo pronto la intendenta capitalina sigue tratando de encontrarle el punto a la municipalidad, pero mientras se entretiene a los golpes con el Concejo Deliberante, siembra ciclovías por la ciudad y monta una estructura de coordinadores que hace que el organigrama municipal tenga el diseño de un Tetris y la estabilidad de un castillo de naipes.

PJ: el arca de Noé de la política

Finalmente se hizo el Congreso del Partido Justicialista con formato virtual y base montada en la Cooperativa de Tabacaleros. La reunión fue calificada por algunos de los asistentes como inédita, no se sabe si por lo de virtual o porque las nuevas autoridades de la CAP fueron ungidas en la sede de una cooperativa que históricamente estuvo más cercana a la Unión Provincial y a los renovadores, que al peronismo.

La flamante Comisión de Acción Política fue conformada tal como lo hubiese hecho Noé en la Biblia, que juntó ejemplares de cada especie antes de que caiga el diluvio: un par de saencistas puros, un par del pro, otros tanto de la Cámpora, del isismo, del interior, intendentes, etcétera. Ya el tiempo dirá si es un ensamble o un amontonamiento.

De los sectores históricos quedó afuera del arca el godoycismo, cuyos congresales se desconectaron horas antes del encuentro virtual, cuando advirtieron que el papel que amablemente les habían reservado era el de aplaudidores. Tampoco le dieron lugar en la nueva CAP a otros dirigentes de peso del interior y a un par de referentes de la militancia en redes sociales saencistas que se veían adentro. En ese sentido el Congreso, virtual y todo, cumplió con la tradición de dejar heridos y disconformes.

Para dirigir a la CAP replicaron la fórmula gubernamental, un saencista al frente, Pablo Outes, tal como estaba escrito desde el principio, y uno con contactos en el gobierno nacional como vice, Emiliano Estrada, que en su corta carrera política en Salta iniciada en 2017 ya secundó al urtubeicista Yarade, al kirchnerista Leavy y ahora al saencista Outes.

Como apoderados quedaron Gastón Galíndez y la reconvertida urtubeicista Pamela Calleti. Esta dupla, más Estrada, pican en punta para ocupar los principales lugares en las listas nacionales del 2021. En tanto otros, entre los que se encuentran Outes, Esteban Amat, Pablo Kosiner y un par de ministros, comenzaron a correr la maratón para llegar a la vicegobernación en el 2023, escala previa para pegar el salto como sucesor de Sáenz, quien, de cumplir con su premisa constitucional, completaría solamente 8 años como máxima autoridad salteña.

Desde el Frente de Todos miran estos movimientos atentos, hasta ayer a Estrada y al referente de la Cámpora, Marcos Vera, se los consideraba como tropa propia. Si bien el ex ministro de Economía ya venía dando señales del paso de bando, sorprendió la aparición del joven director de la Anses en la CAP del PJ, principalmente porque hasta hace un mes estaba incluido en la lista de repudiados por Sáenz por figurar entre los que supuestamente solicitaron el IFE.

Y el tercer salto del FdT de las últimas 48 horas lo dio David Leiva, que a esta altura su única pertenencia larga duración es con el grupo musical los Juveniles Panda, porque en la política en el último año el cantante pasó del urtubeicismo al saencismo, en el que desembarcó con el partido Memoria y Movilización incluido, pero horas antes del cierre de listas se anotó para competir como intendente con el FdT y tras criticar a la política cultural del gobierno hace solo 15 días, se lo vio el viernes en la entrega de vivienda junto a Sáenz que lo presentó como “mi amigo David Leiva”.

Así que luego de este repaso a grandes rasgos del actual panorama político salteño, ya vendría siendo hora de aplicar la famosa frase: “No somos nada, hoy estamos, mañana quién sabe”.