La radio argentina está cumpliendo 100 años este jueves. Y dentro ese siglo de mágica existencia, el deporte tiene una historia de pasiones que contar. La resumen un puñado de programas inolvidables: la Edición Oral Deportiva, Fútbol Pasión de Multitudes, Sport 80, Caravanas Deportivas, En la cancha con Nobleza, Fútbol al Centímetro, las Noches Estelares de Boxeo desde el Luna Park, Carburando, Campeones, Coche a la Vista, Competencia y Todo con Afecto, por nombrar sólo a unos pocos. Informaron, opinaron, entretuvieron y emocionaron a cinco generaciones de argentinas y argentinos. Componen parte de la banda de sonido de la cultura popular del país. 

Desde aquella primera transmisión en vivo que el radioaficionado Horacio Martínez Seeber y el periodista Atilio Casime hicieron en la cancha de Sportivo Barracas del partido entre los seleccionados de la Argentina y Uruguay en 1924, las voces de los grandes narradores forman parte de un imaginario colectivo sonoro riquísimo. Cada uno a su tiempo y con su estilo, Lalo Pelicciari, Fioravanti, José María Muñoz y Víctor Hugo Morales marcaron los cuatro hitos máximos del oficio de ponerle la voz al espectáculo de la pelota. Y Bernardino Veiga, con su inconfundible grito de gol, fue el máximo referente de las transmisiones partidarias siguiendo la campaña de Boca por casi treinta años a través de Radio Mitre y Radio Argentina. En el extremo opuesto de la pasión está Atilio Costa Febre, a punto también de cumplir tres décadas relatándolo a River.

José María Muñoz entrevista en campo de juego a Eliseo Mouriño, de Banfield. / El Gráfico.

Sus gargantas y las de muchos otros como Eugenio Ortega Moreno, Alfredo Curcu, Ricardo Podestá, Yiyo Arangio, Humberto Dátola, Jorge Bullrich, Daniel Adrián (seudónimo del abogado platense Julio Cesar Arturi), Juan Carlos Morales, Carlos Parnisari, Miguel Angel De Renzis, Héctor Caldiero, Walter Saavedra y el recientemente fallecido Osvaldo Wehbe fueron dueños de las emociones de cada sábado y domingo, en los tiempos que el fútbol se jugaba solo los fines de semana. Y prestidigitadores de los estados de ánimo futboleros de millones de argentinos que en cada rincón del país, aprendieron a querer sus colores y sus equipos a través de los hilos invisibles de las radios. Pero sería injusto limitar el reconocimiento centenario sólo a los relatores futboleros. Héroes detrás de las micrófonos hubo en muchos otros deportes.

Fioravanti, Veiga, Manuel Sojit "Corner", Osvaldo Cafarelli, Ricardo Arias y Hernán Santos Nicolini dieron cátedra al borde del ring del Luna Park o donde quiera que peleara un argentino por un título mundial. Luis Elías Sojit se hizo célebre relatando (y a veces inventando porque no le quedaba más remedio) los Grandes Premios del TC y la campaña de Juan Manuel Fangio por Europa y trazó los caminos que luego siguieron, al lado de las rutas y las pistas del país y el mundo, Eduardo González Rouco, Carlos Alberto Legnani y su hijo Jorge Luis. Y en el aire, con aquellos aviones que seguían aquellas grandes carreras, Isidro González Longhi (el padre de Eduardo) y Alberto Gagliardi.

Víctor Hugo Morales grita un gol en la cabina de transmisión.

Luis García del Soto y Edgardo Román Gilabert brillaron narrando el básquet, antes de que la Generación Dorada cambiara la historia. Y cuando en la década del '70, Guillermo Vilas empezó a enseñarle a la Argentina cómo era el tenis, Juan José Moro y Guillermo Salatino hicieron las valijas para recorrer con él (y luego con José Luis Clerc, Gabriela Sabatini, Martín Jaite y el resto de la Legión Argentina) el circuito internacional. No las deshicieron hasta hoy. Aunque el paso de los años no haya sido en vano.

Otras voces también resonaron a lo largo de un siglo de radio y deporte. Juan José Lujambio, Roberto Ayala y Raúl Fernández fueron imbatibles en la tarea de estudios centrales de las transmisiones. Reprodujeron dentro de las cuatro frías paredes de un estudio, las vibraciones de los estadios con sus datos e informaciones. Por el peso de sus opiniones con llegada directa a los hinchas y sus particulares formas de decir, Enzo Ardigó, Ricardo Lorenzo "Borocotó", Horacio Besio y Dante Panzeri jerarquizaron el oficio de comentarista de fútbol que luego extendieron, a veces con más verba florida que rigor conceptual, Pepe Peña (el padre de Fernando), Mario Trucco, Héctor Rombys, Faustino García, Julio Ricardo, Néstor Ibarra, Julio César Calvo, Horacio García Blanco, Dante Zavatarelli, Fernando Niembro, Adrián Paenza, Alejandro Apo, Roberto Leto y Juan Fazzini.

Con intachable jerarquía, Ulises Barrera abarcó como nadie las cuestiones técnicas y humanas del boxeo, a metros de donde el inolvidable García Blanco establecía un nexo emocional único con sus oyentes: cada vez que Cafarelli presentaba sus comentarios finales de las peleas, el Luna entero se llamaba en silencio para escucharlo. El uruguayo Emilio Lafferranderie "El Veco", Ernesto Cherquis Bialo y Carlos Irusta también supieron compartir los comentarios de la radio con sus crónicas de la revista El Gráfico.

Y es imposible olvidarse de los locutores comerciales. Conductores de los más importantes programas y voces institucionales de las marcas más importantes, Jorge "Cacho" Fontana, Rafael Díaz Gallardo, Ricardo Jurado, Leopoldo Costa, Orlando Ferreiro, Valentín Viloria, Anselmo Marini, Eduardo Marino y Rubén Hugo Ibañez pasaron incontables fines de semana en las cabinas, en lo más alto de los estadios, leyendo los avisos de las tandas que ayudaban a sostener aquellas costosas transmisiones que a veces, sonaban al aire como una afinada orquesta.

A tres días de cumplir 100 años, la radio y el deporte todavía tienen una deuda que deberían honrar pronto: dejar de ser un cerrado coto machista. Entre 1996 y 1997, un grupo de entusiastas estudiantes de periodismo montaron una transmisión que terminó disolviéndose por falta de apoyo. Antes y después, nunca tuvieron un espacio propio y las nuevas periodistas prefieren volcarse a la televisión. Hay dos excepciones: la locutora de Radio Nacional Nydia Aguirre y la comentarista Viviana Vila. Deberá haber muchas más cuando la radio festeje su próximo siglo encendiendo las emociones deportivas de los argentinos.