Naciones Unidas llamó a combatir las causas de las pandemias y no centrarse solo en vacunas, que atienden las consecuencias. Recordó que el 75 por cientos de los virus tienen relación con aspectos ambientales y advirtió que, de no cambiar las formas de producir y consumir, habrá cada vez más y peores pandemias, como la covid-19. En total sintonía con lo que plantean los pueblos indígenas desde hace décadas, Naciones Unidas recordó que se trata de “una sola salud”, la del planeta y la de los seres humanos. Más de dos millones de personas mueren al año por enfermedades zoonóticas.
El Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma) publicó una investigación titulada “Prevenir la próxima pandemia: zoonosis y cómo romper la cadena de transmisión”, donde ratifica el vínculo directo entre las enfermedades infecciosas y su origen zoonóticos (causadas por agentes patógenos que se propagan de animales a personas y de personas a animales) y, afirma, que de no producir cambios profundos habrá cada vez más enfermedades como la covid-19.
“Las enfermedades zoonóticas desatendidas causan la muerte de al menos dos millones de personas cada año, principalmente en países en desarrollo. Esto es más de cuatro veces el número actual de muertes reportadas por la Covid-19”, precisa el informe de la ONU y recuerda otros males zoonóticos: Ébola, SARS, Zika, VIH/SIDA y la fiebre del Nilo Occidental.
El informe explica que la mayoría de las zoonosis se producen de forma indirecta, por ejemplo, a través del sistema alimentario. Y remarca que la frecuencia con la que los microorganismos patógenos saltan de otras especies animales a las personas está aumentando debido a la insostenibilidad de determinadas actividades humanas. “Pandemias como la ocasionada por el brote de la covid-19 son un resultado previsible y pronosticado de la forma en que el ser humano obtiene y cultiva alimentos, comercia y consume animales, y altera el medio ambiente”, resume Naciones Unidas.
El informe, de 82 páginas, enumera acciones humanas que fomentan la aparición de enfermedades zoonóticas. Entre ellas resalta la intensificación insostenible de la agricultura industrial (el agronegocio), el aumento del uso y la explotación de las especies silvestres, la utilización “insostenible de los recursos naturales”, las industrias extractivas (megaminería, explotación petrolera, monocultivo forestal), la acelerada urbanización y el cambio climático.
Naciones Unidas pareciera responder a quiénes solo priorizan el aspecto económico. Afirma que evitar la próxima pandemia “es mucho más rentable” que tener que atender las consecuencias de las enfermedades. Ejemplifica con las pérdidas billonarias que la pandemia tendrá sobre Estados Unidos.
Los pueblos indígenas explican desde siempre que ellos son parte de la naturaleza; el cuidado de los montes, ríos, suelos y aire es parte del cuidado de todos los seres vivos. En la cosmovisión y conocimiento indígena, lo que le sucede a la Madre Tierra le sucede también a los humanos. El informe de la ONU señala que la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) llegaron a la conclusión de que se debe aplicar el concepto “una sola salud” (ambiente-humanos) para prevenir brotes y pandemias. “Adoptar este enfoque de una sola salud, que reúne conocimientos especializados médicos, veterinarios y ambientales, ayudará a los gobiernos, las empresas y la sociedad civil a lograr una salud perdurable para las personas, los animales y el medio ambiente por igual”, asegura el Pnuma.
En una línea similar a informe de Naciones Unidas, doce investigadores de Córdoba difundieron un documento respecto al coronavirus y el desastre ambiental. Titulado “La covid-19 es el resultado del modelo de apropiación de la naturaleza”, describe en detalle las causas de la pandemia y llama a un cambio de modelo de producción y consumo, que privilegie a las mayorías populares y al cuidado del ambiente. “Es claro que la actual no es una crisis aislada sino que es parte de una crisis ambiental y civilizatoria más profunda, más duradera y más difícil de superar. Una situación que nos plantea una encrucijada histórica y por lo tanto una oportunidad: seguir por el mismo camino o cambiar de rumbo”, señala el escrito, firmado por Daniel Cáceres, Marcelo Cabido y Sandra Díaz, entre otros, y que obtuvo en pocas semanas más de 2500 adhesiones de académicos y organizaciones sociales.
“La pandemia covid-19, si bien inédita en su escala y su inmediatez, no es un hecho aislado. El cambio climático global, el deterioro acelerado de la biodiversidad, la creciente desigualdad social y la concentración de la riqueza dentro y entre países, son todos síntomas de un mismo proceso subyacente, el modelo predominante de apropiación de la naturaleza y de relación al interior de las sociedades”, alertan y proponen una serie de medidas, entre las que figuran la aplicación efectiva de las leyes ambientales, propiciar una transición hacia modelos económicos centrados en la sustentabilidad y el bien común, transformar la matriz productiva y energética, desarrollar modelos de consumo que respondan a las necesidades reales de la población y que favorezcan el acceso de los sectores sociales más vulnerables.
Advierten que, de no haber un real cambio transformador que deje atrás el modelo extractivo, se podrá controlar la covid-19, se podrán utilizar muchas vacunas, pero las causas de los males persistirán y “surgirán nuevas pandemias”.