Víctor Hugo Morales tiene programa televisivo propio. Desde este martes, el periodista conducirá Batalla cultural, un ciclo semanal que irá todos los martes a las 23 en C5N. “Se llama Batalla cultural pero podría haberse titulado Batalla de la información, que hasta puede ser más atinado todavía”, subraya Morales a Página/12. El reconocido periodista, que diariamente -de 8 a 12- conduce La mañana por la AM 750, estará secundado por Fernando Borroni, Sofía Caram y Javier “El profe” Romero.
Desde su mismo título, el programa da cuenta de la búsqueda periodística que encabezará un ciclo que lleva la firma insoslayable de su conductor. Nadie mejor que Morales para explicarla. “La mentira -afirma- ha ganado tanto terreno en la aceptación, se naturalizó tanto en la sociedad, que se ha convertido también en una forma de cultura: la cultura del ‘no importa la verdad’. No importa qué hacés vos con el medio, con la información, con la cabeza de la gente. El programa va a ir contra la mentira. Cada vez que uno le quita una careta a una mentira, que lamentablemente son muchas, uno tiene la sensación de que provocás una utilidad social. Por lo menos, a los que ya tienen una intuición o percepción de que las cosas son así, y esa persona lo constata y lo confirma en la medida que uno le acerca pruebas y argumentos. La refutación con argumentación de todas las mentiras genera una aceptación interesante y a eso apuntamos en esta hora semanal”.
Morales, que continuará haciendo a las 19.30 su clásico editorial en El diario, reconoce que dio muchas vueltas antes de aceptar hacer este programa. Pero que, finalmente, la necesidad de refutar algunas cosas que se publican como verdades y no lo son lo llevó a construir este espacio periodístico televisivo. La lucha cultural, dice, no es ya solo ideológica como en otros tiempos, sino que fundamentalmente Es contra la mentira que circula tan masivamente como naturalizada.
“En un mundo -reflexiona- en el que la verdad no importa, sino que vale la capacidad que se tiene para crear una información, más que la verdad en sí misma, dar pelea es necesario. Porque una cosa es la discusión ideológica y otra la mentira. Yo toda la vida leí La Nación, hasta que llegó la Ley de Servicios Audiovisuales. Siempre supe lo que era La Nación, pero no desconfiaba de la información dura. Algo que no me pasaba con Clarín porque allá por 1992 empecé a detectarlo como una verdadera mafia que, bajo la extorsión, se robó el fútbol e hizo cualquier desastre. Yo entiendo lo ideológico, que La Nación represente históricamente a determinados intereses de la derecha y que Clarín se haya ido corriendo hacia ese lugar. No hay ningún problema. Página/12 tiene su ideología. El drama es la mentira. Página/12 no miente ni mentiría nunca. Podrá escatimar una información o plantear una visión sobre la información, pero nunca modificará los hechos. Clarín y La Nación no han tenido ningún reparo en hacerlo, y otros medios siguieron esa conducta. Eso después se derrama a los periodistas, que piensan que si Clarín y La Nación mienten como mienten y no pasa nada, entonces nosotros también mentimos en la medida que no pasa nada. Por eso el problema es una cuestión cultural. Entonces, al cabo de cada día tenés una participación de la mentira en la vida del ciudadano que es desbordante y apabullante. Esa es la batalla que vamos a dar.”