Los animales se caen porque están débiles. La única manera de levantarlos es que sus criadores los ayuden y, una vez en el puesto, los mantengan erguidos gracias a un sostén que pasa por debajo de la panza. En esa condición los curan y alimentan para tratar de recuperarlos. El promedio de ese trabajo por animal es de cuatro días.

Las represas llenas de barro son despejadas con pala y carretillas, pues los campesinos no tienen tractores y no reciben ayuda de las municipalidades cercanas. Acarrean el agua en un tanque cisterna que va encima de una camioneta. Una vez que llegan al puesto la depositan en la represa para que los animales no mueran de sed. Eso, si lograron quitar el barro, trabajo que puede llegar a durar un mes.

El agua de pozo solo se puede sacar con un sistema de roldana y balde. Esta continua baldeada es la que permitirá conseguir algo de agua para los animales. El trabajo dura a veces entre 12 y 15 horas.

Pese a todos los esfuerzos, parte de los animales quedarán vencidos sobre el barro, enlamados, y sus osamentas testimoniarán que murieron de hambre y sed.

Estas son algunas de las postales que surgen de los relatos de la situación que se vive en el Chaco salteño a raíz de la sequía que se soporta en la zona. Agravada porque las lluvias de la época estival fueron insuficientes.

“Esta es una sequía continuada de dos años”, dijo a Salta/12 Alvaro Penza, técnico del INTA, quien vive en Santa Victoria Este. Señaló que el problema que existe es que el nivel de lluvias en el período estival 2019-2020 “fue muy bajo”. 

Afirmó que hubo zonas en las que cayeron 200 milímetros, cuando el promedio es “entre 450 y 600 mm” por cada período. Penza añadió que hubo solamente dos lluvias, por lo cual el problema no solo fue baja cantidad sino también la falta de distribución del agua. Aclaró que los datos son estimados, dado que no se cuenta con los elementos necesarios para contar con registros más precisos de las lluvias que caen en el Chaco salteño. Uno de los pluviómetros se encuentra en Santa Victoria Este, el otro en está en Rivadavia Banda Norte, hay un tercero en Tartagal, ya en el departamento San Martín, y otro ya está en Ingeniero Juárez, en la provincia de Formosa

La falta de lluvias también afecta al monte, que en la primavera y el verano no cuenta con las condiciones de humedad necesarias para recuperarse, con lo que cuando llega el invierno, y sobre todo en su final, como ahora, no hay suficiente alimento para los animales.

Avisos y pedidos sin respuestas

Una de las posibilidades de ayudar al campesinado que cría animales es la declaración de la emergencia agropecuaria. Pero pese al reiterado pedido que se hizo desde el año pasado, hasta el momento no hubo respuestas.

Desde Santa Victoria Este, en el departamento Rivadavia, se elevó una nota al secretario de Agricultura Familiar, Coordinación y Desarrollo Territorial de la Nación, Miguel Ángel Gómez, y a la secretaria de Asuntos Agrarios de la provincia, Milagros Patrón Costas. Las notas, a las que accedió Salta/12, se elevaron el 13 y 14 de enero pasados, y también se reiteró una nota a Patrón Costas en mayo. Pero hasta el momento nada sucedió.

“La situación de las familias de pequeños productores y las comunidades indígenas de la zona se ha tornado acuciante. La producción ganadera mayor y menor se encuentra en situación extrema debido a la falta de alimento y las pérdidas económicas a la fecha alcanzan niveles que condicionan seriamente la supervivencia de las unidades productivas familiares”, dicen las notas enviadas a los funcionarios. 

Con la sequía encima, solicitaban “con suma urgencia una ayuda especial para poder salir a flote de la situación que venimos atravesando desde hace bastante tiempo y se arbitren los medios para que las familias productoras puedan salvar sus rodeos y demás producciones a partir del otorgamiento de apoyo económico, distribución de agua, de forraje, de asistencia veterinaria en el corto plazo e infraestructura en el mediano plazo”. Algunos señalaron que en Santa Victoria Este hay camiones con soja y maíz “pudriéndose” confiscados y que podrían ser una solución. Esta producción es la que se preveía pasar de contrabando a Bolivia y fue secuestrada por la Justicia Federal, que continúa la investigación.

Los reclamos de ayuda por la sequía instalada también viene de parte de los campesinos de la zona de la ruta nacional 81 (que involucra los departamentos de San Martín, además de Rivadavia), tanto de aquellos que son parte de Unión y Progreso por un lado, como de quienes integran el Frente Nacional Campesino (FNC), por el otro, ambas organizaciones que tienen a sus integrantes produciendo en Rivadavia Banda Norte.

Desde el FNC, conducido por Benigno López, se indicó que esta es una “de las peores sequías de los últimos años”, que afecta no solo a Salta, sino también a los pequeños productores agropecuarios de Formosa, Chaco, parte de Jujuy, parte de Tucumán, Santiago del Estero, parte de Córdoba, y Norte de Santa Fe. En total, se calcula que en esta región son unas 50 mil familias campesinas e indígenas afectadas.

Ante ello la entidad solicitó de “forma urgente” asistencias con forrajes, perforaciones someras y de gran envergadura, y represas. También pidió el diseño y ejecución de planes y programas para la reactivación productiva del sector campesino. “Desde el gobierno y con las organizaciones se debe garantizar acceso al agua, la mecanización de la producción, la innovación tecnológica, la producción y comercialización en el marco de la lucha contra el hambre y por la soberanía alimentaria”, sostuvo la entidad en un comunicado.