La pandemia por la Covid-19 se instaló en el norte, en una de las zonas más vulnerables de la provincia, y se cobró la vida del paciente más joven hasta el momento en la provincia, y también uno de los más pequeños en el país: un bebé de 9 meses. Hasta donde se pudo conocer, hay un segundo nene que fue trasladado al Hospital Materno Infantil (en Salta Capital), intubado tras presentar insuficiencia respiratoria. Sin embargo, hasta el momento se desconoce si este último paciente tiene o no coronavirus.

La muerte del bebé fue confirmada a Salta/12 por Juan López, gerente del Hospital Juan Domingo Perón, de la ciudad de Tartagal, cabecera del departamento San Martín. El médico agregó que la criatura tenía como enfermedad de base una cardiopatía.

El bebé es de Santa María, una comunidad wichí de Santa Victoria Este, en el departamento Rivadavia, que, según se pudo conocer, habría sido derivado hace 8 días al Hospital tartagalense con insuficiencia respiratoria.

Como el Hospital Juan Domingo Perón no cuenta con terapia infantil se hicieron consultas mediante videoconferencia con otros médicos especializados. Sin embargo, en estos casos se debe enviar un vuelo sanitario para que, ante las complejidad del caso que se presenta, el niño o niña sea internado en Salta. López dijo que se solicitó el avión sanitario pero desde la ciudad de Salta se indicó que la presión podría complicar el cuadro de la criatura. También se evaluó trasladarlo en ambulancia pero para ello se debía enviar a un equipo médico. El gerente añadió que el niño “se estabilizaba y se descompensaba” a cada momento.

El bebé ingresó con una bronqueolitis grave que, según explicaron fuentes médicas consultadas, se puede generar a raíz del Sars-CoV-2, virus que produce la Covid-19. Su madre espera el resultado de su hisopado. Sin embargo, López entendió que también estaría infectada.

A la criatura le hicieron el hisopado apenas ingresó al Hospital de Tartagal, por lo que entendieron que cuando llegó ya estaba infectada con Covid. Ante ello, en Santa Victoria Este se preveían realizar los trabajos de prevención y aislamiento de la comunidad.

Por lo que se pudo saber, ya son 20 los casos registrados en Santa Victoria Este, donde la mayoría de la población es originaria y está en una situación más que vulnerable para afrontar la pandemia.

Elegir entre “tomar” agua o “lavarse las manos”

Si bien se hicieron dos pozos en Santa Victoria Este, aún son insuficientes las políticas socio sanitarias para las comunidades originarias. Sobre todo para seguir las medidas preventivas para afrontar la pandemia. Desde la FM Comunitaria La Voz Indígena y la Organización de Mujeres Indígenas ARETEDE se imprimieron los relatos de referentes originarios de distintas comunidades que describen estas dificultades.

La comunicadora Edith “Pitu” Martearena de la comunidad TGN de Tartagal, por ejemplo, indicó: “estamos desbordadas de la angustia. Demasiados casos. El sistema colapsó aunque los políticos digan lo contrario. Pedir que nos lavemos las manos con agua y jabón ya es todo un tema, en las comunidades, las más cercanas a la ciudad (algunas de ellas a 3 kilómetros de la ruta nacional 34), tenemos agua de manera clandestina. Los más alejados guardan, si les llevan o si llueve, en bidones en desuso de agrotóxicos y deben elegir si tomar o lavarse las manos”.

Sin embargo, no queda fuera de sus realidades su relación con el monte y las posibles medicinas, más por una cuestión de falta de recursos que de elecciones. La comunicadora y una de las directoras de La Voz Indígena Nancy López de la Comunidad O’ka Pukie, también de Tartagal, indicó: “sabemos que la miel calma la tos y eso estamos buscando en el monte. También conocemos las hierbas que bajan la fiebre y salimos a buscarlas para hacer baños y de esa manera estamos enfrentando la enfermedad. Por suerte nuestros conocimientos todavía no se han olvidado y volvemos a ellos en estos momentos de crisis. No hay nada más para nosotros, no nos llega asistencia, ni medicamentos, los chicos sufren de hambre y no hay para darles de comer (…) el problema es que nos fueron quitando las tierras y ya no tenemos monte adonde ir a buscar nuestras medicinas”. 

En esa misma línea Benito Arias, de la Comunidad Danagay KM 6 de Tartagal, dijo: “Hace mucho los tobas estaban luchando para que no les quiten la tierra y así murió cantidad de gente en manos de los militares. Hoy esa lucha sigue pero nos matan de otra manera. Nos quitan la tierra y estamos enfermos por las fumigaciones de los campos de soja. Ahora vienen más enfermedades todavía. Tenemos que exigir ayuda para nuestros pueblos”.