Prender la radio a las 6, mate o café mediante. Escuchar cuán complicado está el tránsito, qué tal el clima y las noticias más relevantes. Zambullirse en la realidad. La primera mañana nos acostumbra a ese ritmo, pero eso no quiere decir que sigamos naturalizando la falta de mujeres, lesbianas, travestis y trans: a eso apunta Faltamos en la radio 2020, el segundo monitoreo realizado por “Nos quemaron por Brujas” sobre la participación y distribución de roles según género en los programas matutinos de mayor audiencia. Esta vez enmarcado en el primer centenario de la radiofonía nacional.
Este año, así como en el primer relevamiento de 2017, se analizaron los programas emitidos por las radios AM y FM ubicadas en la Ciudad de Buenos Aires que lideraron el rating, según Kantar Ibope, en la franja horaria que va desde las 6 hasta las 9 de la mañana. La elección de esa franja horaria y esas emisiones no es casual: seleccionaron los programas de mayor escucha y el segmento que representa la oferta más importante de las emisoras. Ineludible contexto, el examen se hizo en junio, a tres meses de la “nueva normalidad” que ofrece la pandemia por covid-19 y que también sacudió programaciones.
El monitoreo se enfocó en algunas identidades cis y trans no masculinas, es decir, en mujeres cis, mujeres trans y travestis, y su rol en Cada Mañana (Radio Mitre), Doman 910 (Radio La Red), Mañana Sylvestre (Radio 10), Caími a las 6 (AM 750), Buen día Continental (Continental), Todos juntos (Rivadavia), Una mañana de estas (990), El club del Moro (La 100), Aspen Express (Aspen), El despertador (Radio Disney), De acá en más (Metro), Despierta corazón (POP Radio), Reloj de Plastilina (Mega) y Fórmula Los40 (Los 40). Para recabar información acerca de cómo se distribuyen los roles, escuchamos los 14 programas, entrevistamos a algunes de sus integrantes para obtener datos acerca de cómo se componen y realizamos un exhaustivo chequeo de las páginas webs de las radios y sus redes sociales.
Todavía faltamos
La composición continúa siendo despareja porque la mayoría de las personas que conducen son… ¡varones! En 2017, el porcentaje alcanzaba el 69 por ciento y este año, escaló hasta alcanzar el 78. Y esto nos hace reflexionar sobre cómo las paredes y los techos de cristal también se levantan en el éter. Si ya partimos de una base de disparidad y ocupando lugares secundarios, difícilmente podamos ascender laboralmente a la par que ellos.
La sub-representación nos preocupa no sólo como trabajadoras de los medios, sino también como audiencia que sigue escuchando la reproducción de mensajes y estereotipos que legitiman las bases de una sociedad patriarcal, ¿qué sucede cuando nuestras voces no circulan por los micrófonos como trabajadoras de esos medios? ¿Cómo repercuten nuestras ausencias en las mentalidades de las y les oyentes? Esas faltas, ¿no impactan negativamente en las posibles elecciones de las y les estudiantes a la hora de elegir sus carreras? La investigación realizada por la Asociación Civil Comunicación para la Igualdad, presidida por la periodista Sandra Chaher, indica que el 64 por ciento de las personas que estudian comunicación son mujeres, pero solo el 30 por ciento de las personas que trabajan en empresas periodísticas lo son.
¿Hubo avances?
Comparando los porcentajes actuales con respecto a 2017, cuando hicimos nuestro primer informe, este año aumentamos nuestra presencia en la columna dedicada a la política y pasamos del 14 al 67 por ciento. Sin embargo, este dato no es para festejar, sino para prestar profunda atención sin engaños porque en solo tres programas, de un total de 14, existe ese segmento y porque generalmente el análisis político queda en la voz de quienes conducen y quienes lo hacen son ¡varones en su mayoría!
En tanto que en el segmento económico antes ni siquiera aparecíamos –cuando conocemos a muchísimas especialistas- y ahora llegamos a alcanzar un 20 por ciento. Lo mismo ocurría en deportes: nula presencia en 2017, y a pesar de haber periodistas deportivas y comentaristas, y así continúa este 2020. Eso sí, creció nuestra presencia en cultura y espectáculos alcanzando el 70 por ciento, mientras que hace tres años este número era inferior (43 por ciento), y en la locución logrando el 90 por ciento –ocho puntos arriba con respecto del primer relevamiento-. Y con esto, nos volvemos a inquietar: ¿tendrá que ver esto con un estereotipo? Para reflexionar.
Detrás de los micrófonos, en las consolas, ni siquiera un rastro: cero por ciento. Y en la producción, a pesar de haber numerosas trabajadoras, solo se alcanza un 32.
Nuestra ausencia, nuestra escasa participación no es inocua, sino que daña uno de los aspectos fundamentales de la vida democrática: la libertad de expresión. También nuestro derecho a la comunicación. Pero más allá de nuestras trayectorias laborales, las que queremos transitar sin violencias machistas, este informe evidencia que también se afecta el derecho de las audiencias porque no existe un sistema de radiodifusión con contenidos plurales, que exprese la diversidad de ideas y opiniones, si quedan por fuera las mujeres, lesbianas, personas trans y travestis.
De acá para adelante
Es muy claro que como en otros campos, también en el éter existen brechas basadas en el género que se expresan en los roles que cada persona ocupa. Y esto se traduce en desigualdades en los salarios, en la representación gremial, y en los recorridos profesionales. Por eso, para erradicar la discriminación y las violencias, proponemos –entre varias ideas-, un cupo que sea un piso y no un techo: Es fundamental la inmediata aprobación de una normativa que garantice la representación justa en los medios de comunicación, incluida la radio.
Faltamos en la radio 2020: podés acceder al informe completo aquí.
*Nos quemaron por Brujas es una productora de contenidos feministas. Supo ser un programa de radio. En 2017 ganó un premio Lola Mora en la categoría Radio con perspectiva de género. Sus integrantes son: Ángela Ciorciari, Celeste Farbman, Jesica Farias, Laura Mangialavori y Raquel Pazo.