El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, defendió el trabajo infantil y afirmó que actualmente los niños y adolescentes "pueden hacer de todo menos trabajar", incluso drogarse. Tal como lo hacía incluso antes de asumir la presidencia el primero de enero de 2019, Bolsonaro añoró los "buenos tiempos" en que los menores de edad podían trabajar en un encuentro con empresarios de la Asociación Brasileña de Bares y Restaurantes. Sus comentarios se ganaron los aplausos de la platea, reunida para reclamarle al gobierno subsidios y ayuda financiera frente a la crisis del sector por la pandemia del coronavirus. Seis meses después de su primer caso de covid-19, Brasil supera los 3,6 millones de contagios y las 116 mil muertes, y convive con el negacionismo de su mandatario, quien salió a rechazar un nuevo programa de asistencia social propuesto por el ministro de Economía, Paulo Guedes, para mitigar los efectos de la pandemia en los sectores más vulnerables del país.
"Eran buenos tiempos cuando los menores podían trabajar. Hoy pueden hacer de todo menos trabajar, incluso aspirar (sic) un ladrillo de paco", dijo Bolsonaro el martes por la noche ante los empresarios del rubro gastronómico. Recordó que trabajó a los diez años en la ciudad de Sete Barras, en el interior de San Pablo, donde vivía con otros seis hermanos, porque así se lo ordenó su papá, un mecánico dental. "Mi primer trabajo, en negro obviamente, fue a los diez años. Yo trabajaba después de la escuela, por la tarde, esperando a los que iban a tomarse un trago", contó el excapitán del Ejército. Su recuerdo se ganó la ovación de la noche.
Una vieja costumbre
La repudiable postura de Bolsonaro no es nueva. El 5 de julio de 2019 el mandatario había justificado el trabajo infantil y la autorización de la portación de armas para menores, que fuera luego rechazada por el Congreso. "Cuando un chico de nueve o diez años está trabajando siempre hay alguien que dice que eso es trabajo esclavo, yo no sé si es así", planteó. "Trabajar no afecta la vida de nadie, pero quédense tranquilos que no voy a presentar ningún proyecto que despenalice el trabajo infantil porque si lo hiciera sería masacrado", ironizó en aquel momento.
El trabajo está permitido en Brasil a partir de los 16 años, pero el Estatuto del Niño y del Adolescente permite desde 1990 una función de "aprendiz" desde los 14. Sin embargo, el gobierno federal cuenta con programas y acciones para erradicar el trabajo infantil. Años atrás, el país se comprometió en Naciones Unidas a poner fin a la explotación ilegal de menores hacia 2025. Hoy parece muy lejos de alcanzar esa meta.
Pérdida de ingresos
El mismo día en que Jair Bolsonaro defendió el trabajo infantil, Unicef dio a conocer un estudio en el que revela que en Brasil el 63 por ciento de las familias con niños, niñas y adolescentes perdieron parte de sus ingresos durante la pandemia. "La reducción también está más presente en los estratos más pobres: el 67 por ciento de los que tienen un ingreso familiar de hasta un salario mínimo sufrieron una reducción de ingresos, frente al 36 por ciento de los que tienen un ingreso familiar de más de diez salarios", dice el trabajo de Unicef citado por la revista Forum.
Según la misma encuesta, el 52 por ciento de las familias con niños solicitaron una ayuda de emergencia, pero el 25 por ciento de esas solicitudes no fueron atendidas. "Además de los beneficios temporales, es importante que los programas regulares de protección social incluyan a todas las familias vulnerables de manera sostenible. Por lo tanto, deben enfocarse en quienes más lo necesitan, quienes tienen hijos, que ya tenían altos niveles de vulnerabilidad, acentuados por la pandemia", dijo Liliana Chopitea, jefa de políticas sociales, monitoreo y evaluación de Unicef en el país.
Lejos de hacerse eco de ese delicado escenario, Bolsonaro rechazó este miércoles la propuesta del ministerio de Economía de crear un nuevo programa de asistencia social llamado "Renta Brasil". Confirmó en ese sentido que el proyecto ni siquiera será enviado al Congreso. El mandatario aseguró que no está satisfecho con la forma en que se financiaría, lo que habría requerido recortes en otros programas sociales como el plan de subsidios salariales para el que califican muchos trabajadores de bajos ingresos.
"No puedo quitarle a los pobres para dárselo a los pobres. No puedo quitarle a 12 millones de personas el subsidio salarial para dárselo a una Bolsa Familia o Renta Brasil, o lo que sea", dijo Bolsonaro durante un discurso en el estado de Minas Gerais. Bolsa Familia es un programa de bienestar nacional que actualmente ayuda a más de 14 millones de familias pobres.
Introducido por el gobierno del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva en 2004, Bolsa Familia goza de una amplia popularidad y apoyo, con un costo de alrededor de 30 mil millones de reales (5.500 millones de dólares) al año para el Tesoro de Brasil.