La Policía de la provincia de Misiones encontró este miércoles sin vida a Cristina Vázquez en su domicilio de la ciudad de Posadas. Había llegado hasta allí por la presentación de su hermana, María Alejandra, que denunció que hacía cinco días que no le contestaba los mensajes ni atendía a los llamados a su puerta. Vázquez pasó presa once años por un crimen que no cometió y por el que fue liberada en diciembre pasado junto con Cecilia Rojas, quien estuvo tras las rejas 14 años. Ambas habían sido condenadas por el crimen de Erselida Lelia Dávalos, de 79 años.
Vázquez tenía 38 años y había sido condenada por el crimen de la anciana, pero la Corte Suprema ordenó su liberación a fines de 2019, ya que la justicia provincial no había respetado el debido proceso y no había fundamentos para condenarlas.
La defensa de las dos mujeres logró que el máximo tribunal aceptara un recurso de queja y que anulara la sentencia. “Yo quiero que esta causa, que estos once años que estuve presa siendo inocente sirvan para que los jueces, la Justicia misionera y la del país cambien, que simplemente hagan lo que tienen que hacer, que cumplan con la ley, con la Constitución y los códigos”, había afirmado Vázquez al recuperar la libertad.
Los policías fueron a su casa acompañados por la hermana. También estaban presentes el médico de turno, un miembro del gabinete Psicológico de la Comisaría de la Mujer y el cura Alberto Barros, titular de Cáritas en Posadas, con quien trabajaba Cristina después de haber sido liberada. Cuando entraron en el domicilio, descubrieron el cuerpo cerca de la puerta. Las primeras presunciones apuntan a un suicidio.
En el momento de salir de la cárcel, Vázquez sostuvo que ella y Rojas fueron condenadas por "ser mujeres y por no tener recursos, por ser pobres, por no poder pagar un abogado". Ella misma contó su historia a este diario tras su liberación.
La odisea de Vázquez y Rojas
La dramática historia comenzó el 27 de julio de 2001, cuando Erselida Dávalos de Insaurralde fue asesinada a golpes en la cabeza, presuntamente con un martillo, en su casa de la ciudad de Posadas. La víctima era jubilada del Poder Judicial de Misiones. Su mucama encontró el cuerpo un día más tarde.
Los investigadores concluyeron que el crimen había ocurrido durante un robo, y que se habían llevado dinero y joyas, si bien las puertas y ventanas no habían sido violentadas.
La pesquisa llegó a Rojas por una mujer que aseguró haber visto a Ricardo Jara, pareja de la mujer vendiendo pertenencias de Dávalos. A Vázquez la arrestaron por ser amiga de la pareja y vecina de la víctima.
Los tres, Vázquez, Rojas y Jara, recibieron una condena a prisión perpetua en 2010. Vázquez siempre sostuvo que estaba a ocho kilómetros del lugar en el momento del asesinato y nunca hubo pruebas concretas de su participación.
El CELS sostuvo que la testigo que los incriminó declaró una vez en la investigación y nunca más se la llamó. De hecho, no se presentó en el juicio y las joyas nunca aparecieron.
Tras la confirmación del fallo por parte del Superior Tribunal de Justicia de Misiones, llegó la apelación ante la Corte, que ordenó la libertad de las acusadas en un fallo en el que cuestionó la condena y la investigación.
El caso de Vázquez fue denunciado en el documental Fragmentos de una amiga desconocida, de la directora Magda Hernández.