En una decisión inédita e histórica, los jugadores de Milwaukee Bucks resolvieron no presentarse este miércoles a jugar ante Orlando Magic como protesta a otro caso de violencia policial racista ocurrido en Wisconsin, el estado donde está localizada la franquicia. Por ese motivo, la NBA resolvió cancelar toda la jornada que estaba prevista, que incluía además los partidos Houston Rockets-Oklahoma City Thunder y Los Angeles Lakers-Portland Trail Blazers.
Los Bucks debían jugar el quinto partido de la serie ante los Magic por la primera ronda de los playoffs de la Conferencia Este de la NBA, pero sus jugadores resolvieron no presentarse minutos antes del encuentro como protesta a lo sucedido con Jacob Blake, de 29 años, quien recibió siete disparos por parte de un agente policial, cuando pretendía ingresar a su automóvil y le daba la espalda al hombre de seguridad.
"No nos avisaron con anticipación sobre la decisión, pero estamos felices de solidarizarnos con Milwaukee, Jacob Blake y toda la comunidad NBA", expresó el base Michael Carter Williams, del Magic, cuyos jugadores llegaron a hacer el precalentamiento en el parquet antes de conocer las razones de la ausencia de los Bucks.
El nuevo caso de brutalidad policial en Estados Unidos ocurrió en Kenosha, estado de Wisconsin, donde los Bucks tienen su sede. El lunes, el entrenador de Milwaukee, Mike Budenholzer, se había pronunciado en contra de la agresión policial. "Blake está en la mente de jugadores, técnicos y directivos durante este partido", expresó el DT antes del triunfo que su equipo consiguió sobre Orlando Magic, por 121-106, para situar 3-1 a su favor la eliminatoria.
La propia franquicia de Milwaukee emitió un comunicado en el que respaldó lo apuntado por su director técnico. "Los Bucks rezan por la recuperación de Jacob Blake, tiroteado en el día de ayer (por el domingo) por un oficial de policía en Kenosha. Nuestros corazones están con sus amigos y familias", sostuvo el texto. Ahora, los jugadores dieron un paso más allá y provocaron una histórica suspensión, que motivó que la NBA cancelara los partidos del día, antes los claros indicios de que los jugadores de Houston y Oklahoma, y de Los Angeles Lakers, con LeBron James a la cabeza, y Portland iban a tomar la misma medida.