Las manifestaciones contra la violencia policial siguen en pleno desarrollo en Estados Unidos al cumplirse cuatro días desde la brutal balacera que recibió el afroamericano Jacob Blake. En Wisconsin, a pesar del toque de queda que rigió durante toda la noche, una multitud marchó hacia el Parque Cívico de la ciudad de Kenosha, donde ocurrió el hecho. Además hubo homenajes a los dos manifestantes asesinados durante la jornada anterior. A diferencia de otros días la policía se mantuvo lejos de la protesta. La noche fue más caótica en Oakland, California, donde se produjeron disturbios e incendios.
Para esta nueva manifestación los organizadores multiplicaron los llamados a la calma. "Todo el mundo está esperando que salgamos con furia, que nos volvamos locos en la cuarta noche, pero estamos haciendo una protesta pacífica como se supone que debemos hacer", dijo Big Homie Trail, un músico que participó de la movilización. Sin embargo la tensión se sentía en el aire ante la presencia de varias decenas de policías que siguieron la columna de gente. "Estamos hartos y cansados. Pedimos justicia en paz y no nos dieron nada. ¿Y ahora se preguntan por qué quemamos todo?”, dijo una mujer negra durante la marcha.
Jacob Blake recibió siete disparos a quemarropa por parte de un policía blanco, Rusten Sheskey, mientras intentaba entrar en su coche. Sus tres hijos presenciaron el ataque desde dentro del vehículo. Según la versión policial había un cuchillo en el piso del lado del conductor cuando Blake intentó ingresar al auto. Por el momento, Sheskey fue despedido, pero sigue en libertad. Sin embargo el Departamento de Justicia anunció que abrirá una investigación contra el policía por posible violación de derechos civiles.
A este hecho se sumó el asesinato de dos personas durante las marchas del miércoles en Kenosha. Se presume que un joven de 17 años identificado como Kyle Rittenhouse habría realizado varios disparos en medio de la movilización, causando la muerte de los dos hombres. El joven fue detenido por la policía ese mismo día. Uno de los asesinados, identificado como Anthony Huber, había caído en mitad de la calle luego de tratar de detener al tirador. "Era dulce y ahora está muerto. No tenía más que amor en su corazón por esta ciudad, por eso estuvo aquí anoche", dijo llorando una joven amiga de Huber. Frente a una estación de servicio dejaron una flor dentro de una botella para marcan el lugar donde murió el otro manifestante. En una de las paredes del local escribieron: "Rusten Sheskey lo hizo" y "Sheskey, es tu culpa".
Por otra parte, en
Oakland centenares de manifestantes se concentraron en las cercanías de la
principal comisaría de la ciudad, que apareció completamente blindada. Desde
allí marcharon por las calles dejando a su paso vidrieras rotas, barricadas y varios focos de incendio. La violencia se concentró sobre todo contra las grandes
cadenas y, principalmente, bancos. Los manifestantes
entonaron cantos como "Las vidas negras importan" y "Destruyan a la Policía". La ciudad tiene casi un cuarto de población negra y
es una de las más empobrecidas de la zona. Hace unos meses fue escenario de
violentos enfrentamientos. En esa ocasión hubo saqueos de tiendas y restaurantes, una escena que
no se había dado desde julio, pero que la madrugada del jueves se volvió a
repetir.