El Hipódromo de Palermo reabrió sus puertas este viernes, con una nueva modalidad: hay 12 carreras y sus respectivas apuestas, pero no se permite el ingreso a los aficionados. En esta etapa del regreso gradual de actividades, la siguiente jornada será el lunes 31 de agosto, en sintonía con el horario de las agencias, de quiniela y las hípicas.
El protocolo, aprobado el 18 de agosto por el Ministerio porteño de Desarrollo Económico y Producción en el marco de la habilitación de prácticas deportivas individuales en la Ciudad de Buenos Aires, no permite la presencia de público durante las carreras. Las reuniones se podrán seguir desde el canal televisivo, desde la aplicación para celulares o desde el canal de YouTube, y la empresa habilitó también un sistema telefónico para recibir apuestas durante las carreras.
Otros hipódromos del país ya pusieron en práctica esta nueva modalidad. En Tucumán, el turf fue el primer deporte aprobado para regresar de manera oficial, a fines de julio, y las apuestas superaron lo que se había recaudado en marzo, durante la última carrera. La ansiedad de los aficionados se reflejó también en la reapertura del Hipódromo de Palermo, aunque fuentes de la empresa a cargo del predio afirmaron que "el volumen de apuestas no va a ser el ideal".
Otro predio que retomó las actividades luego de la interrupción por el aislamiento preventivo a causa de la pandemia del coronavirus fue el Hipódromo de Río Cuarto, en Córdoba; el de Villa María lo hará este domingo 30 de agosto. Por su parte, el Hipódromo de San Isidro tiene previsto abrir, también sin público, el miércoles 9 de septiembre. El predio de La Plata podría retomar las carreras cerca de mitad del mes.
Si bien se puede apostar por teléfono, todavía no hay una opción virtual legal y aprobada. “En un momento en que debemos cuidarnos no deberíamos tener que salir a las agencias”, señaló Fernando Facal, gerente de la empresa HAPSA, a cargo de la concesión del Hipódromo de Palermo. “Hace tres meses presentamos una solución tecnológica para las apuestas, una app, pero la Lotería de la Ciudad todavía no aprobó este proyecto”, dijo el empresario, para quien “actualmente el juego es una realidad: si no se apuesta por el medio legal, está el medio ilegal por Internet”.
La empresa a cargo del predio anunció también que habrá un cambió en la composición de la escala de premios, que se conforman con el 5 por ciento de la ganancia de las máquinas que funcionan en el casino del Hipódromo, y el 9 por ciento de la ganancia de las apuestas. “Al no estar habilitadas las máquinas tragamonedas, el nivel de apuestas determina el premio y las ganancias del equipo del caballo ganador son más bajas”, señaló Facal. Por este motivo, mientras la actividad del casino permanezca inhabilitada, el porcentaje de la ganancia de las apuestas destinado a la composición del premio será del 18 por ciento.
La cuarentena de los peones
La última carrera en el Hipódromo porteño se llevó a cabo el 17 de marzo, antes del comienzo del aislamiento preventivo y obligatorio por la pandemia de coronavirus. Desde entonces, el predio permaneció cerrado al público, aunque entrenadores y peones siguieron concurriendo al predio para cuidar a los caballos. “Es una actividad que no se puede parar porque a los caballos los tenes que seguir atendiendo”, señaló Facal. A fines de julio, un conjunto de entrenadores, cuidadores, jockeys y personas relacionadas a la industria hípica se manifestaron frente al predio en reclamo por la paralización de la actividad, que emplea cerca de 20 mil trabajadores, aunque solo 2 mil son empleados fijos de la empresa HAPSA. Lo mismo ocurrió en las inmediaciones del Hipódromo de San Isidro, durante la jornada del 23 de julio.
Un mes antes, trabajadores de la Villa Hípica de Palermo, habían denunciado el hacinamiento que sufrieron desde el comienzo de la cuarentena, cuando se les impidió salir del lugar y se los obligó a vivir en pequeñas parcelas inundadas por el desborde de las cloacas de los baños. Si salían, corrían el riesgo de perder su trabajo ya que las autoridades de la empresa no les permitían ingresar nuevamente por el posible contagio del virus fuera del Hipódromo.
“Habíamos planteado un protocolo estricto porque era un momento de aislamiento más fuerte que hoy. Apuntábamos a cuidar la salud de nuestro personal, así como la de esta gente que era empleada de particulares”, dijo Facal. El empresario añadió: “hubo un pequeño desacuerdo. Revisamos el protocolo, e intimamos a esos empleadores a regularizar la situación de su gente”.
A raíz de la denuncia, el Ministerio de Trabajo nacional y los organismos pertinentes de la Ciudad inspeccionaron el lugar, y constataron que los peones y cuidadores que vivían allí se encontraban en “condiciones precarias de habitabilidad en los lugares donde los trabajadores tenían sus camas, sectores de alimentación, baño e higiene personal”. En la Villa Hípica, donde viven cerca de mil caballos, trabajan 500 personas, entre cuidadores y peones, la mayoría de los cuales vive en barrios vulnerables de la Ciudad.
Informe: Lorena Bermejo.