Leñadora a cuadros, roja y negra; sombrero de paja; pelo ondulado, bien largo; barba raída; lentes: pinta de cantante folk no le falta a El Soldado. Y así se presenta en una de sus varias salidas virtuales, donde no solo le da por tocar esas canciones que en general suenan a un eslabón perdido entre el folk y el rock, sino que charla largo y tendido con sus seguidores. Está en Villa Gesell. Hacia allí partió para tomarse un descanso en casa de un amigo, luego de un agitado 2019. Y allí quedó, porque la pandemia alargó sus planes de estadía efímera. “Vine con la idea de pasar un tiempo no muy largo y acá estoy, hace casi seis meses”, le dice a Página/12. Allí está, cerca del mar, y parece que el plan mutó en serio. No solo decidió ponerse a componer nuevas canciones, sino que anidó: se quedó a vivir. “Pasé de la idea de estar un tiempo a la de quedarme a vivir. Esto implica adaptarse en todo sentido, como para que sea algo llevadero. Y creo que de alguna manera lo estoy haciendo”.
Haciendo y disfrutando porque, lejos de la soledad que fue a buscar, el explomo de los Redondos está muy conectado con su gente, a través de salidas virtuales temáticas. Una de ellas se llama “Reviso… y te cuento” y radica en un mix entre canciones y anécdotas que se emite todos los domingos. Otra salida, más íntima aún, es la que propone online con “Que quede entre nosotros”, donde la alteridad se diluye al primer contacto con el otro. “Ambas propuestas surgen de la necesidad de hacer y mantener el acercamiento con la gente, pero con contenido. Y no solo musical, sino también con historias y experiencias de vida. Sorprendente fue y es la respuesta de la gente, muy grato”, asegura Rodolfo González –tal su nombre de pila- que hoy sábado se someterá nuevamente a tal veredicto cuando presente su nuevo EP, El sueño de la mariposa, en lo que denomina su primer “show oficial”, vía streaming.
“El show será más que nada para ver cómo nos introducimos a esta nueva modalidad y de ahí ver los resultados, por eso lo más importante es hacer la experiencia. El show será en alta calidad de imagen y sonido, y espero que la gente se encuentre con un espectáculo genuino y sincero”, anhela el músico de cara a una presentación, cuyo vivo iba a ser en marzo. “Como seguramente le ha pasado a todo el mundo, tuve que rehacer mi vida de alguna manera. Quiero decir, posponer toda una idea de trabajo que iba a abarcar casi todo el año. No sé, habrá que volver a idear cuando estemos pisando tierra más firme”. El sueño de la mariposa es el cuarto EP de un trayecto disquero que también incluye cinco larga duración, y tiene cuatro piezas en línea con su impronta: “Mi fruto prohibido”, “Miel del mal”, “The Trip Is Now”, y la bella y fresca “Como dos capullos”, con Litto Nebbia como invitado. “Compartir con Litto un hecho artístico significa algo impensado. Cuando era casi niño escuchaba sus discos”, evoca el músico, acerca de una influencia que se nota claramente en temas pasados. En “Luna en el espejo” y “En tres palabras”, especialmente.
-¿Te estás acomodando o acostumbrando al formato EP? Ya es el cuarto de una zaga que empezó en 2014 con En marcha.
-Si bien soy un gran defensor del concepto álbum en cualquiera de sus formatos, hace tiempo que vengo trabajando con la modalidad del single, porque esto hace que tenga novedades constantes. Además, pesa también el hecho de que la idea de El sueño de la mariposa nunca estuvo cerrada, por eso lo de EP. Tal vez retome el otro camino, el tiempo dirá. De todas maneras, y más allá de esto, los formatos son simples mensajeros, la idea es que el mensaje sea recibido... y en lo posible bien.
-¿Por qué ese nombre?
-Tal vez sea por una razón poética... Sabemos que lo poético está hecho de cosas tan explicables como inexplicables.
-Hay guiños estéticos en estos temas que indudablemente te acercan mucho a discos anteriores, incluso el primero y revelador Tren de fugitivos. ¿Con qué trabajos de tu cosecha lo compararías?
-Es cierto que el disco no se desprende de mis trabajos anteriores. ¡Es tan difícil que uno pueda desprenderse de sus rasgos! No sé, pienso que son nuestras huellas digitales y sin ellas no seriamos nosotros. Lo que sí creo que uno va ganando con el paso del tiempo es madurez.
Además de las cuatro canciones que pueblan el EP, entre las que también se destaca “Mi fruto prohibido” -cuyo lazo con “Veneno sabor miel”, de Tren de fugitivos, es insoslayable-, el primer streaming oficial del guitarrista propondrá un recorrido hacia atrás, bajo el nombre acorde de “Canciones de un largo camino”. “Lo llamo así porque de alguna manera es como una metáfora de lo que nos acompañó todo este tiempo, hasta llegar acá. Me gusta también la idea del juego metafísico que conlleva: un largo camino recorrido, recorriendo o a recorrer”, explica.
-¿Qué significa atravesar la pandemia como parte de ese largo camino recorrido?
-La pandemia nos obligó al encierro y en los encierros lo que uno hace, creo, es hurgar en uno mismo. Uno genera primero lo cotidiano, después una rutina, y luego trata de romper con esa rutina. Ahí me apareció el click para pasar a hacer algo menos habitual y creo que fue un paso normal. Lo primero nos parece extraordinario y lo segundo, que es más extraordinario aún, paradójicamente ya nos parece normal. Me parece que en estos tiempos nos estamos naturalizando a los cambios. No sé… En tiempos duros como éste o como otros, mi idea es tratar de hacer todo lo que pueda para que los futuros buenos tiempos me encuentren bien parado y, sobre todo, con algo para contar.