Son bicampeonas del mundo, desafían a Donald Trump y venden más camisetas que el conjunto masculino, pero aún no consiguieron la equidad salarial. Diez razones para entender de qué está hecha la selección de Estados Unidos, el equipo emblemático del fútbol femenino.
1- Iguales ante la ley
En 1972, Estados Unidos aprobó la ley Title IX, que obligó a las universidades a crear programas deportivos para las mujeres a la par de los que ya existían para varones. Les exigió igualdad en inversión, competitividad e infraestructura. Y les garantizó oportunidades.
Además prohibió toda discriminación de género en los proyectos educativos y deportivos desarrollados por el Estado. El fútbol ganó popularidad entre las mujeres y los datos hablan por sí mismos: de las 30,1 millones de jugadoras con carnet de futbolista de todo el mundo, 15,9 millones son estadounidenses.
2- La educación como semillero
El fútbol es el principal deporte que practican las mujeres durante el ciclo lectivo, y muchas veces la formación deportiva se torna más importante que la académica. “Muchas no juegan porque les gusta el fútbol, sino porque tienen la oportunidad de conseguir una beca mediante el deporte. Después, cuando consiguen la beca en la universidad, se dan cuenta de que pueden ser profesionales y ganar plata dedicándose al fútbol”, contó en más de una oportunidad Laura Muñoz, jugadora argentina del Texas Tech. Un dato color: en las bios de Wikipedia de todas las estrellas del Seleccionado norteamericano figura su equipo universitario.
3- Una Gran DT
Jill Ellis no bajó los brazos después de la derrota en cuartos de final en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016. El baldazo de agua fría le sirvió para tomar impulso: “Fue un punto de inflexión”, explicó la entrenadora. Ellis no renunció a su idea de juego: ataque y presión alta. Con Canadá 2015 y Francia 2019 se convirtió en la primera DT bicampeona mundial y le dijo adiós al Seleccionado.
4- Sin tabúes
Aunque la superioridad de los Estados Unidos era clara, un 1-0 a los 65 minutos no era garantía de nada y Holanda todavía tenía el cuchillo entre los dientes. Pero a los 68' una jugada individual derivó en un golazo y Rose Lavelle dejó a las norteamericanas en la puerta de la gloria: la Final del Mundo de Francia 2019 era de ellas.
Mientras el pelotazo de Lavelle cruzaba la red, sus compañeras y el cuerpo técnico sabían que ella estaba menstruando. ¿Cómo? Porque el equipo implementó un plan de monitoreo y seguimiento de los ciclos menstruales de sus 23 futbolistas, además de entrenamientos y alimentación adaptados y personalizados. “Es un asunto que impacta en el rendimiento, la salud y el riesgo de lesiones”, dijo su preparadora física, Dawn Scott.
5- El fútbol como profesión
A diferencia de lo que ocurre con muchas de sus colegas alrededor del mundo, las jugadoras estadounidenses no necesitan tener un trabajo aparte. Dos años después de consagrarse campeonas en el Mundial 1999, que jugaron de local, el fútbol femenino se profesionalizó. Aunque la desigualdad aún las impacta, quienes compiten en la National Women’s Soccer League (NWSL) trabajan como futbolistas y cobran un sueldo.
6- Jóvenes promesas
A pesar del paso en falso que las eliminó de la última Copa del Mundo, la Selección Sub-20 norteamericana es líder indiscutida del torneo Concacaf: es el equipo con más goles (44) y nunca bajó del podio. A fuerza de competitividad y compromiso, es la cuna de las grandes promesas del país.
7- Detrás del éxito
El trabajo de la preparadora física Dawn Scott es vital para explicar el fenómeno USA. Tras bambalinas, fue artífice de trabajar la alimentación, entrenamientos y rendimiento físico articulando equipo médico, cuerpo técnico y jugadoras. En tres ocasiones el resultado fue el primer puesto: los últimos dos mundiales y los Juegos Olímpicos de Londres 2012.
8- Récord tras récord
Las nenas no quieren ser princesas, quieren ser Alex Morgan. La delantera no solo es una de las jugadoras con más trayectoria y reconocimiento con la camiseta nacional, también subió al podio de las 10 deportistas mejor pagadas del mundo. La flamante madre primeriza, que programó su embarazo entre el último Mundial y los Juegos Olímpicos de Tokio, es la cara de Nike desde hace más de una década y cerró un contrato millonario por 18 meses. Campeona también de la liga NWSL con la camiseta del Orlando Pride, en 2016 se convirtió en la primera mujer en ser portada del videojuego FIFA de EA Sports al lado de su ídolo, Lionel Messi.
9- Cortar tickets
El primer torneo femenino en Estados Unidos comenzó en 2009 pero se interrumpió de 2011 a 2013 por falta de sponsors. La realidad cambió y “la camiseta de la Selección femenina de USA es ahora la número uno: la que más se vendió en una sola temporada, tanto para mujeres como para varones”, según cuenta Mark Parker, primer ejecutivo de Nike post Francia 2019, adjudicándole el fenómeno al éxito de las campeonas.
10- Compromiso feminista
Durante el Mundial de Francia, la capitana Megan Rapinoe declaró en Francia que no iría a la Casa Blanca, en señal de protesta contra la misoginia y el racismo del Gobierno actual. El presidente Donald Trump le cantó retruco: “Que ganen antes de hablar”. Rapinoe contestó con dos goles definitorios en el siguiente partido, la Copa y una multitud a su alrededor en los festejos por las calles de Nueva York. Las campeonas también iniciaron una demanda a la Federación de su país por discriminación: quieren pago igualitario y las mismas condiciones que sus colegas varones, quienes nunca pasaron de cuartos en un Mundial y ni siquiera clasificaron para Rusia 2018. La Justicia falló en contra pero el reclamo continúa.
* Por María Julia Córdoba