A casi cinco meses, aún no se pudo determinar la causa de la muerte de Florencia Magalí Morales, la mujer que fue hallada sin vida el 5 de abril en una comisaría de Santa Rosa del Conlara, en San Luis. Los abogados de la familia aseguraron que el resultado de la segunda autopsia reveló la "existencia de lesiones premortem" y que "llamativamente" desaparecieron algunos órganos del cadáver. Además, a través de las cámaras quedó confirmado que la mujer de 39 años ingresó en forma espontánea a la comisaría buscando a un conocido y dejó su bicicleta afuera. "La policía desvirtuó desde el comienzo los hechos al decir que la pararon en la calle porque iba a contramano y en violación a la cuarentena", dijo el letrado Santiago Salomón Calderón.
Federico Putelli, quien también representa a la familia de Morales, se refirió al informe preliminar de la necropsia que se practicó por segunda vez el 11 de agosto sobre el cuerpo de la mujer. Según dijo, el peritaje arrojó “lesiones premortem, una hiperpigmentación en la zona tiroides, el hueso hioides no fracturado y el faltante del paquete cardiovascular izquierdo”. A su criterio, "no aporta ninguna conclusión que explique si la muerte de Morales se produjo por ahorcamiento o por asfixia mecánica, mientras permanecía bajo custodia en sede policial”, remarcó Putelli.
El resultado de la segunda autopsia fue confirmado por la Junta de Forenses, integrada por un profesional por cada circunscripción de San Luis. "Hay omisiones del forense Lafourcade, estaba obligado a aplicar el protocolo de Minnesota para las muertes en custodia; no es algo opcional y no lo hizo. Se enfocó sólo en la sospecha de suicidio, no hubo apertura craneal ni envío a anatomía patológica, no se describieron las lesiones del cuerpo que tenía muchos golpes, algo que genera obvia sospecha aún para quien no es médico. A las 9.45 de ese día la doctora que la revisa no detecta golpes, entonces fueron en la comisaría", razonó el abogado Calderón Salomón, quien ya había denunciado la parálisis de varias semanas en la investigación.
En tanto, la perito de la familia Vanina Elizondo explicó que "al cuerpo faltan músculos, una arteria, el hueso hioides estaba sin fracturas, en el juzgado todavía no enviaron a analizar las primeras muestras a enviar a anatomía patológica forense. No había lo que se dijo que había en la primera autopsia". La experta indicó que "a través de una foto detectamos un hematoma profundo en la zona pélvica, una raspadura en el interior del muslo izquierdo. En las piernas y los brazos, y en la cara tenía rastros de golpes".
Elizondo también afirmó que "no fue buena la praxis del primer forense porque ingresó al cuello por donde no debía. El hioides estaba intacto, si hubo un ahorcamiento suicida eso era imposible. Los datos objetivos de la escena del crimen complementan esta interpretación. Hay dos surcos, y otra lesión vertical marcados en su cuello".
El abogado Calderón Salomón dijo que se están tomando declaraciones testimoniales en la causa pero insistió en que es "urgente la inspección ocular y la reconstrucción de los hechos en la comisaría", porque "no podemos precisar dónde está la ropa con la que ella ingresó, ni la que le llevó la vecina en una mochila. No se sabe de quién es la vestimenta que tenía puesta cuando murió ni dónde está la mochila de la vecina".
La junta médica conformada por miembros del Cuerpo de Medicina Forense del Poder Judicial, Patricia Gallardo, Sandra Miatello y Walter Juárez, ratificó en una audiencia en el Juzgado de Santa Rosa del Conlara el informe de la nueva autopsia realizada a los restos de Florencia Magalí Morales. La segunda autopsia fue solicitada por sus hermanas, que quieren que se investigue si fue víctima de un crimen con la participación de algún efectivo policial, además de la hipótesis que difundió la policía acerca de un presunto suicidio. Esta medida fue demorada porque el juez pretendía que los gastos fueran pagados por la familia. La expareja de la mujer y padre de sus hijos dijo, según los abogados, que su declaración fue cambiada por la instrucción policial ya que “él nunca declaró que Florencia le había manifestado que quería terminar con su vida”.
Florencia Magalí Morales había nacido en Las Heras, Mendoza, y vivía en Santa Rosa de Conlara, un pueblo ubicado a 50 kilómetros de Merlo, en San Luis, con sus hijos de 11 y 7 años, y con su nieta de 2. Era empleada de un hotel, madre y abuela sola, y el 5 de abril había salido en bicicleta a buscar comida. Terminó encerrada en una celda, presuntamente por haber violado la cuarentena dado que la terminación de su documento de identidad no le permitía circular ese día. Esa tarde la encontraron ahorcada con el cordón de una prenda, luego de haber pasado horas pidiendo auxilio.