Rebeca Cherep de Guber fue doctora en matemáticas, docente universitaria y una de las pioneras en el desarrollo de la informática en Argentina. En 1960 formó parte del grupo de científicos y profesores que crearon la Sociedad Argentina de Cálculo, bajo la dirección de Manuel Sadosky. Falleció el 25 de agosto pasado. Este es un texto de homenaje de un grupo de sus discípulos.

Rebeca Cherep de Guber dirigió la obra social empresaria APS creada en la Confederación General Económica a instancias por José Ber Gelbard, quien fuera Ministro de Economía de Héctor J. Cámpora y Juan Domingo Perón.

El proyecto se gestó en la sede de la calle Rivadavia al 1100. En 1972 tomó lugar en la avenida Santa Fe y Aráoz. Allí nosotros, jóvenes estudiantes, comenzamos a ganarnos nuestros primeros sueldos junto a otros compañeros con experiencia en gestionar una obra social y conocerla. En esa casa o “petit maison”, dada su arquitectura, fue creciendo a fuego lento nuestra experiencia en la militancia política universitaria, sindical y social en el contexto de ebullición política de aquellos años. APS acompañó los momentos de nuestro país, algunos participando de la acción del retorno de Perón en las columnas que en Ezeiza disputaron a la centralidad política del momento; otros, en otras organizaciones, partidos políticos, centros de estudiantes o ninguno. En su amplia mayoría, la población de APS estaba conformada por jóvenes estudiantes en gran proporción de carreras humanísticas, matemática y económica. Nada era casual, cada ingreso estaba muy acorde de alguna manera a la ideología de quienes conducían el organismo.

Este encuentro generacional laboral tuvo un artífice: Rebe. Cuidaba cada detalle del trabajo, exigente y mucho, como también humana y muchísimo. Podía saber qué pasaba con cada uno de los 250 trabajadores, siempre dispuesta a escuchar o ayudar. Claro, su personalidad no ayudaba en los primeros acercamientos. Fue lo más parecido al cactus difícil de tocar, pero con frutos dulces y suaves que definieron la relación entre Rebe y nosotros signada por el amor al otro y nuestra América Latina. Compañeros de Chile, Uruguay y Bolivia completaban la lista de grandes oradores en nuestros espacios comunes. Los manos a mano fueron excepcionales, aprendíamos todos los días, fue un continuo trabajo y estudio. Rebe habilitaba todas las condiciones del personal, ella posibilitó estos encuentros.

Los comienzos fueron fuertes, para nosotros expresaba “la patronal”, nuestros debates en el comedor expresaban la política de la “generación setentista”, muy jóvenes organizamos nuestra representación gremial en Utedyc para discutir con “la patronal” nuestras demandas. Rebe, por “lo bajo” fomentaba estas acciones “con cuidado chicos, con responsabilidad”. Así, en asambleas de 200 compañeros fuimos debatiendo nuestras demandas laborales acompañando el “todo o nada” de la época. Así fuimos cambiando nuestra referencia de “la patronal" a “doctora” para terminar en Rebe.

En 1976, APS fue intervenida por el ejército, el clima se puso triste y preocupante, solo la alegría vital de nuestra juventud produjo un hecho valiente signado por el amor construido. Despedimos a Rebe más de 200 compañeros en el hall central, a los aplausos, al grito de “Rebe corazón”, la seguimos hasta la calle para despedirla, ella nos dejó esta frase inolvidable: “Los errores están en la cuenta del hacer”. Luego siguieron nuestros despidos y el terror a lo terrible de la dictadura cívico militar. Rebe partió a su exilio venezolano y muchos de nosotros a otros destinos dentro y fuera del país.

En 1984, APS fue restituida a la CGE, Rebe regresa “chévere” y el reencuentro fue para convocar a todos los compañeros despedidos por la intervención militar. Algunos regresamos, llenos de alegría y esperanzas. Claro, con más años, habiendo terminado los estudios, algunos otros con sus familias, otros se quedaron en el exilio... esta etapa fue distinta. Solo que permitió reparar en parte lo perdido. Rebe lo percibió y nuestra relación con APS fue profesional, solo consolidó los afectos truncados por la historia vivida.

Gracias a la vida, que me ha dado tanto... nosotros, que participamos de esta experiencia, nos quedamos con Rebe en la fiesta de la primavera, que ella organizó en los jardines de APS. Nos quedamos con la Rebe siempre dispuesta a dar su mano, a recibir abrazos, aunque no sabía muy bien cómo hacerlo... nos quedamos con Rebe, la gran a hacedora.

¡Gracias Rebe!