Hace poco volvió a ser noticia en los medios de comunicación al presentar una denuncia como presidente de la CHA (la Comunidad Homosexual Argentina) ante el Ministerio de las Mujeres, Género y Diversidad y el Ministerio de Salud, por la violación de leyes nacionales frente a la donación de sangre por parte de homosexuales. Luego de la denuncia realizada por César Cigliutti, el Hospital Garrahan cambió su postura frente a este tipo de discriminación. La "campaña por el derecho a la donación de sangre” la había iniciado Cigliutti en el año 2000. Se había acercado a la CHA a los pocos meses de haberse creado, en 1984, y así su vida cobró sentido y cambió para siempre. Murió ayer a la tarde por una crisis cardíaca.
La CHA lo ayudó a asumir quién era. “La segunda pregunta que rondaba en mi cabeza cuando entré a la CHA sin conocer a nadie fue qué tipo de puto iba a ser”, admitió tiempo atrás. No eligió la frivolidad ni el perfil de puto de discoteca y/o gimnasio; por el contrario se cargó al hombro la política --costándole noches de tensión y sin dormir hasta llegar a sufrir un infarto-- defendiendo todo tipo de derechos humanos y acompañando a la gente de la comunidad cuando lo necesitaba.
Como fue el caso del prefecto Octavio Romero, que a pocos meses de haberse aprobado el Matrimonio Igualitario, protagonizaría el primer matrimonio homosexual de las Fuerzas Armadas, pero no pudo concretarse cuando apareció asesinado y tirado en el río. Cigliutti se cargó al hombro el caso y acompañó al viudo que no llegó a ser en todo el proceso de investigación, desde el asesoramiento legal hasta la presentación del caso en la Comisión Internacional de Derechos Humanos, pasando por todos los canales de televisión pidiendo justicia y basta de discriminación y homo/lesbo/trans-odio.
También escuchó el llanto desesperado de Gabriela Mansilla, la mamá de Luana, la primera niña trans del mundo en recibir su DNI de acuerdo a su género autopercibido, y la puso en contacto con Valeria Paván, psicólogx de la CHA para que dejaran de castigar a Luana tratando de que asumiera un género con el que no se identificaba. Toda la etapa de acompañamiento jurídico-legal, política y mediática estuvo a cargo de la CHA, presidida por Cigliutti desde marzo de 1996.
Carlos Jáuregui fue determinante en su vida. Adhirió a su política de visibilidad cuando en la Argentina dar la cara era algo impensable. La histórica tapa de Jáuregui en la revista Siete Días le enseñó que era cuestión de vida o muerte y él estaba decidido a entregar su vida a la lucha a favor de todas las libertades. Al principio fue duro: cuando Cigliutti trabajaba como profesor en el colegio San Martín de Tour, tenía que ocultar su orientación sexual (antes de 1990) para conservar su empleo, hasta que lo echaron y sintió un gran alivio que le permitió salir disparado del closet; y de ahí en más nunca se detuvo.
Diseñó la primera campaña de prevención de VIH y lo primero que hizo fue pedir información a todo el mundo. En esos años, sin Internet, agarraban el teléfono y mandaban cartas por correo. “Después decidíamos que cosas íbamos a decir y cuáles no. Algunos prospectos hablaban de la promiscuidad y yo dije que de ninguna manera”, comentaba luego teniendo en claro que la libertad no se negocia. “Ellos querían que dijéramos: ‘La promiscuidad aumenta la posibilidad de contraer VIH’. Y yo, de ninguna manera lo dije, porque nuestras prácticas sexuales son lo que nosotras queremos que sean”.
Stop Sida es una campaña de prevención ideada por Cigliutti que la CHA sostiene desde hace más de veinte años. La CHA fue la primera ONG de diversidad sexual que consiguió la personería jurídica en1992, así como también en incluir lesbianas y travestis en la organización. Años antes de la ESI, Cigliutti diseñó, desde el área de prensa, la “Campaña por la Salida del closet” 2008, que fue presentada en el Colegio Nacional de Buenos Aires junto a un cuadernillo llamado Salí del Closet.
Tuvo muchas discusiones con Carlos Jáuregui por el nombre que llevaría la primera marcha, que se realizó el 2 de julio de 1992. Se debatía si debía llamarse “Marcha por la Dignidad”: Cigliutti arengaba para que se llamara Marcha del Orgullo porque decía: "¿Qué es lo opuesto al orgullo? La vergüenza, entonces, loca, no hay más que hablar, es orgullo... En invierno acá la gente se cagaba de frío, y toda la que estaba infectada con VHI-sida no podía ir porque se pescaba una gripe bárbara, fue por eso que se me ocurrió pasarla para el verano”.
Presente en todas las reivindicaciones, no solo por la diversidad sexual, sino en el marco de los DDHH, en los actos de repudio al golpe de Estado y bajo la consigna “Juicio y Castigo a los Culpables”, Cigliutti participó junto a la CHA en las jornadas convocadas por Madres de Plaza de Mayo donde por primera vez se instaló una mesa de LGBT, estratégicamente para construir visibilidad y reconocimiento.
Sus últimos días los pasó recibiendo alimentos y empaquetándolos, junto a otras organizaciones para repartirlas en la comunidad travesti -trans que resulta ser una de las más vulneradas por la falta de empleo, vivienda y discriminación. Mientras tanto seguía trabajando codo a codo con más de 200 organizaciones por la Ley Nacional de Cupo e Inclusión Laboral Travesti Trans.