La última vez que un perro cantor de Nueva Guinea fue visto en estado salvaje fue en la década de 1970. Durante todos estos años, los nativos han informado de numerosos avistamientos, pero nada comprobado científicamente.
La especie se creía extinguida pero nuevos hallazgos demuestran que el perro cantor deambula por las tierras altas de la isla Indonesia. Esta raza se distingue por su característica vocalización. Son únicos porque son capaces de producir sonidos agradables y armónicos con calidad tonal.
El estudio publicado este lunes en la revista PNAS confirma la supervivencia del Canis lupus hallstromi. "Exhiben aullidos tonales inquietantes, con modulaciones frecuentes dramáticas que no son características de ningún otro cánino. Los grupos a veces aúllan en armonías bien definidas", describe James McIntyre, coautor del estudio.
Se tenía constancia de unos 200 ó 300 ejemplares en cautividad en centros de conservación. Sin embargo, como explican los investigadores, los perros salvajes y los que están en cautividad no tienen genomas exactamente idénticos debido a su separación física durante varias décadas y la endogamia entre los perros cantores cautivos. El estudio de los orígenes de la raza es más difícil en estos últimos.
Estos ejemplares descubiertos arrojan luz sobre la evolución de los canes por ser considerados un eslabón entre los primeros perros salvajes y los domésticos, amaestrados por el humano.
"Sería interesante usar la secuencia de ADN para identificar los genes que lo controlan y ver qué hacen los mismos genes en los humanos", explica la investigadora Elaine Ostrander, autora principal del artículo. Ella advierte que la capacidad de producir sonidos armónicos, descritos en el estudio como un "aullido de lobo con matices de canto de ballena", podría decirnos algo sobre las vocalizaciones humanas.
Hasta el momento se creía que los perros salvajes de las tierras altas provenían de una especie aún más rara y antigua con la que se suponía los perros cantores estaban emparentados. Pero los científicos pudieron recoger muestras biológicas para extraer su ADN. Y ese material genético fue comparado con el de los perros cantores que están en cautividad.
Los investigadores se sorprendieron al comprobar que se trataba de la misma especie. "La prueba real proviene de los estudios nucleares que muestran que, a nivel de ADN, el perro salvaje de las tierras altas de Indonesia coincide con el de los perros cantores cautivos, lo que quiere decir que este no está extinto en la naturaleza", señala Elaine Ostrander.
El descubrimiento también puede ayudar a generar una verdadera población de perros cantores, preservando la raza original. Esta preservación resulta muy interesante para los científicos, ya que, como explica Ostrander, estos animales, del tamaño de un perro mediano, se separaron del resto de perros domésticos modernos mucho antes de que se definieran las razas y pueden representar "algunas de las formas más antiguas que adoptaron los perros cuando se separaron de sus antepasados los lobos".