Metido de lleno en la campaña electoral, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, calificó de "terrorismo doméstico" a las protestas contra la violencia policial y elogió a la Guardia Nacional durante su cuestionada visita a Kenosha. La ciudad es el epicentro de las manifestaciones que se multiplicaron luego de que un policía acribillara a Jacob Blake por la espalda el pasado 23 de agosto. El gobernador de Wisconsin, Tony Evers, y otras autoridades de ese estado le habían pedido al mandatario que cancelara su viaje para evitar que vuelva a aumentar la tensión. Sin embargo, el mandatario republicano se negó a hacerlo y, lejos de mostrarse conciliador, llamó "tonto" y "estúpido" al alcalde demócrata de Kenosha, John Antaramian. Durante su visita a la ciudad, Trump se encontró con policías y comerciantes, pero no lo hizo con la familia de Blake. Antes de su viaje, el presidente había salido a defender al adolescente que mató a tiros a dos manifestantes antirracistas en la ciudad la semana pasada. También comparó el accionar de los policías que abusan de su autoridad con los golfistas que se atascan en un golpe.
Donald Trump arribó el martes a Kenosha, Wisconsin, acompañado por el fiscal general William Barr. Después de llegar a la ciudad, el mandatario recorrió las propiedades y comercios dañados durante las últimas protestas por el violento ataque policial contra Jacob Blake. "Los ayudaremos", prometió el presidente republicano a los comerciantes presentes. "Estos hombres hicieron un trabajo maravilloso", agregó, señalando a oficiales de policía parados frente a edificios en ruinas.
Más tarde, Trump participó de una mesa redonda en torno a la seguridad de la comunidad de Wisconsin. Desde allí elogió a las "grandes personas" que se desempeñan en las fuerzas de seguridad. "Todos estamos a salvo, y estamos a salvo gracias a las fuerzas del orden. Los honramos", aseguró. "Estos no son actos de una protesta pacífica, son terrorismo doméstico", dijo en referencia a las varias noches de disturbios en esta pequeña ciudad de Wisconsin.
El presidente le pidió a los estadounidenses que "condenen la peligrosa retórica anti-policial" cada vez que surja. Trump repitió varias veces que su visita estaba destinada a mostrar su apoyo a la gente de Kenosha y Wisconsin. "El estado de Wisconsin ha sido muy bueno conmigo", aseguró. El mandatario triunfó en ese estado del nordeste del país por menos de un punto en las elecciones de 2016, y el equipo de Trump considera que el estado es crucial para sus chances de reelección.
Trump sonrió y saludó a los simpatizantes que lo aplaudían mientras su convoy pasaba, fuertemente custodiado, por las calles de Kenosha, mientras manifestantes del movimiento Black Lives Matter lo abucheaban. Ambos bandos intercambiaron insultos y gritaron consignas. La policía y la Guardia Nacional levantaron barricadas de metal a lo largo de la ruta por la que transitó la caravana del presidente. En paralelo, la familia de Jacob Blake organizó una reunión comunitaria en el lugar donde le dispararon.
Aunque el candidato presidencial demócrata, Joe Biden, conversó con la familia de Blake, Trump descartó esa posibilidad alegando que los parientes del joven afroamericano querían que su abogado participara del encuentro. "Eso es inapropiado", dijo Trump sin dar mayores explicaciones. "No voy a jugar a la política. Estamos hablando de la vida de mi hijo", dijo el padre de Jacob en declaraciones a la cadena CNN. "El presidente Trump es un racista que aviva las tensiones raciales", afirmó por su parte Justin Blake, tío de la víctima de 29 años que debido a los disparos quedó parapléjico y permanece internado.
El gobernador del estado, el demócrata Tony Evers, pidió en vano a Trump que reconsiderara su visita, advirtiéndole que "entorpecería el duelo" de sus habitantes. En tanto, el alcalde de Kenosha, John Antaramian, dijo que no era buen momento para una visita presidencial, pero poco le importó a Trump, que lo atacó con fiereza. "Anoche estos anarquistas radicales intentaron irrumpir en la casa del alcalde y muchas cosas malas le están pasando a este pobre tonto, un alcalde muy estúpido", dijo Trump en declaraciones a la prensa en la base de Saint Andrews, en Maryland, antes de partir hacia Kenosha. "Nos tienen que llamar y pedir ayuda, es todo lo que tiene que hacer y el problema acabará", agregó.
El lunes, Trump había defendido en una rueda de prensa en la Casa Blanca a Kyle Rittenhouse, el adolescente blanco de 17 años acusado de homicidio por matar a dos manifestantes en Kenosha la semana pasada con un fusil de asalto y herir a un tercero. "Ustedes vieron el mismo video que yo. Él estaba tratando de escaparse de los manifestantes, supongo, y se cayó y le atacaron muy violentamente. Creo que él estaba en muchos aprietos y que probablemente le habrían matado", aseguró el mandatario.
También comparó a los policías que en los últimos meses dispararon sin justificación a civiles desarmados, con jugadores de golf que se "atascan" y no consiguen ejecutar un buen golpe. Durante una entrevista con Fox News, Trump dijo que los policías a veces se equivocan, y eso hace que los medios de comunicación se fijen sólo en eso y no en las "10 mil cosas buenas" que pueden haber hecho. "Disparar muchas veces al tipo por la espalda... ¿No podrían haber hecho algo diferente, no podrían haber forcejeado con él? Pero se atascan. Es como en un torneo de golf, cuando no aciertan un putt a tres pies de distancia", agregó quien se presenta como el emblema de la ley y el orden.