Adrián está privado de su libertad en la Unidad 9 de La Plata, y cursa la licenciatura en Comunicación Social y Periodismo en la universidad de esa ciudad. También es presidente del centro de estudiantes del penal, tal vez por eso cuando habla mide las palabras e intenta representar más que a su propia voz. Hace unos años tuvo su primer logro y terminó el secundario en la cárcel, y no se conformó, siguió con la universidad.
“Al principio fue algo nuevo, pero lo chocante fue para la gente de la calle. Acá uno se acostumbra, se habitúa”, desliza asumiendo su situación. Pero el parate obligatorio, ralentizó la realidad dentro de los penales, y golpeó de lleno en lo emocional. Adrián expresa que no quiere tener un tiempo muerto, y que quiere “aprovecharlo y ser una herramienta productiva afuera, no volver a lo mismo”. La motivación para salir llegó a través del estudio y es lo que trata de difundir siempre entre los compañeros.
“La cárcel es un lugar de violencia, pero hay muchos que queremos un cambio. Tengo una hija, mi vieja me viene a ver, uno acarrea su gente a esta situación. El estudio te abre fronteras, tener una mirada crítica y no sólo superficial”, resalta con seguridad.
Del mismo modo, Viviana, de la Unidad Número 8 de Los Hornos, coincide en que la universidad brinda “espacios de libertad”. Ella es estudiante, le faltan tres materias para ser licenciada en Comunicación Social y Periodismo. Su voz es grave, pero tranquila, y en su forma de relatar deja entrever la importancia que le da a los detalles.
“Ahora no se dictan talleres, y es lamentable porque distraen la mente, traen vida. Y aparte, generan lazos que forman una vida digna”, destaca. También, valora que durante la cuarentena hubo un diálogo correcto con el Servicio Penitenciario, y hubo una disponibilidad para poder solucionar. También la universidad estuvo presente.
Hace dos semanas hay conexión a Internet y se pueden realizar videoconferencias, así que se pudo avanzar y seguir con la cursada. Viviana recuerda que “en un momento se preguntó si había miedo en el penal, pero acá no hay una real dimensión” y luego los contagios llegaron a amigos y familiares. Hubo más preocupación.
“Estudiar es una responsabilidad, no se pueden zafar las materias, se tienen que traer muy buenas notas. Poder estudiar es lo que, en lo personal, me mantuvo viva en todo este largo tiempo”, enfatiza.