“Entre cómico y cósmico” define Inés Correa su encuentro con cada entrevistadx de su libro, Coincidencias. Encuentros con personas entrañables, militantes y artistas, rurales y urbanos, que acaba de arrasar en la preventa de Milena Caserola, una editorial independiente y autogestiva que lleva cada ejemplar a la puerta del comprador. Correa se tomó varios años para darle forma a su propio cuestionario Proust, reinventándolo con sabor local, y eligiendo cuidadosamente a las personas que podían hacer de su cartografía mental un recorrido para hablar de los temas que le interesan: la ecología, el amor, las militancias, el mundo del arte y los recuerdos de infancia, entre otros miles que florecen entre las bebidas favoritas y el animal que habita en cada unx de nosotrxs. Así entrevistó vía zoom a algunxs y se encontró cara a cara con otrxs, antes de la pandemia: Taty Almeida, Antonio Pagés, Nancy Muñoz, Hugo Paredero, Rubén Dri, Ese Montenegro, I Acevedo, Alfredo Prior, Gloria Carrá, Carlos Julio Sánchez, Gabriel Chwojnik, Myriam Reinoso y Vidal Giménez respondieron a su catálogo de preguntas y van trazando una historia de la Argentina donde se nombra el exilio, las infancias pobres, el encuentro con la militancia en dictadura, un estado de las cosas socio-político y la preocupación por el avance sobre los recursos de la tierra, la pureza del aire y la potestad sobre el agua, entre otros, muchos, temas.

Como cuenta en el prólogo esta trabajadora social que cumplió sesenta este año, su hijo Fernando, que es un varón trans, le presentó a varios de lxs entrevostadxs pero además la hizo consciente de la diversidad sexual y de la lucha por las identidades disidentes. Correa es también autora de Generación Calle (Marea editorial), que repone las historias de esos pibes y pibas que la sociedad no quiere ver y durante mucho tiempo trabajó como periodista en el diario La Nación y en el poder judicial. Hasta que en 2016 juntó su montón de leña y se retiró al pie de las sierras cordobesas, en Villa Las Rosas, y se dio cuenta que quien nace militante, lleva ese ardor en el cuerpo adonde vaya.

Pensaste que si te ibas a vivir a Traslasierra tu vida iba a ser más tranquilita, ¿no?

--(risas) Sí, y ¡lo es! Pero bueno, pasan muchas cosas acá también. Hay violencias, hay abusos y hay esta agresión de la naturaleza que parece no tener fin…

Es muy pertinente la salida del libro por tu preocupación por la ecología en el contexto de los incendios en Córdoba, la inclusión de dos líderes de UCATRAS (Unión de Campesinos de Traslasierra), que desmitifican un poco eso de que en el campo se respira aire puro...

--Al empezar a pensar en el libro nunca hubiera supuesto que todes mis entrevistades iban a coincidir en que el cuidado del medio ambiente es hoy, es urgente y mientras estaba saliendo el libro de imprenta se empezó a prender fuego el valle de Punilla. Esto tiene un causal directo que es que todos los años para esta época hay muchos focos de incendio dentro de lo que son las sierras de Córdoba pero detrás de este último hay una intención muy clara que es un proyecto inmobiliario. De hecho el gobernador decretó la emergencia agropecuaria pero no la emergencia ambiental: se han quemado hasta ahora aproximadamente 45 mil hectáreas de bosque nativo, con el consecuente efecto sobre el medio ambiente, pero lo extraño es que no se haya frenado el fuego antes. Y cada vez que se han incendiado franjas dentro de las sierras luego cayó un loteo de esas zonas.

O sea que se infiere que son incendios provocados, ¿verdad?

--Sí porque desde hace montonazo de años los dueños de los campos mandan quemar la tierra porque dicen que después viene un pasto mejor. O si lo tienen que vender, para no pagar la limpieza lo queman, y eso es lo que origina los incendios grandes y por eso existe una ley de Manejo del fuego (la 26.815) pero no se aplica porque nunca detienen a nadie o los que detienen son perejiles. Los dueños de los campos de Capilla valen un montón y ya estaba armado un proyecto inmobiliario para toda esa zona que es bellísima. Yo elegí vivir acá porque hay prohibición de fumigación a cielo abierto, prohibición de explotación minera sin control y la población de todo este valle está muy alerta pero es verdad que nada es idilíco: Myriam Reinoso, por ejemplo, una de mis entrevistadas, referenta de UCATRAS, vive en una zona de plantaciones y cuenta que los chicos aparecen con broncoespasmos después de que pasa la avioneta de fumigación. La comunidad acá está muy pendiente de impedir esto pero no pasa en todos lados: en localidades vecinas están fumigando sin control y ella cuenta que los pollos que matan para consumir cuando los abren tienen el higado negro. Los hornos de ladrillo los siguen haciendo a cielo abierto quemando leña… es grave. Una piensa que se va de la ciudad, cruza General Paz y respira aire puro pero lamentablemente ya no es así. Si bien el futuro pinta bastante malo hay que defender con la propia vida que no vengan a matarnos y a contaminarnos nuestra casa.

La ilustración de tapa es de la artista argentina Anna-Lisa Marjak

El testimonio de Myriam es muy impresionante: ella habla del derecho al agua, de su lucha frente al Municipio, es muy fuerte cómo se ha plantado frente a todos los poderes. También el de Carlos Julio Sánchez, del Movimiento Campesino de Córdoba. ¿Por qué pensás que no tienen ninguna visibilidad mediática?

--Porque los poderes que están en juego son muy grandes. Durante el gobierno kirchnerista una de las cosas que yo critico es haber firmado convenio con la Barrick Gold y con Monsanto, sabiendo lo que provocan. Por más gobierno populista que hagas si tomás decisiones sin tener en cuenta que no se puede fumigar más a cielo abierto estás traicionando al pueblo. Y esto lo digo con todo el dolor del mundo. Y así como estamos todavía a tiempo de salvar el medio ambiente, creo que también estamos a tiempo de salvar las niñeces. Yo tengo una visión muy optimista, aunque no haya mucha decisión política de ni un lado ni del otro. Generación Calle fue publicado en 2015 y cada vez fue peor: la gestión de Macri, por ejemplo, sacó a todos los chicos de la calle de Capital y los tiraba al conurbano, o sea que estaba lleno de ranchadas en todas las terminales para que no se los viera en la Capital. Por eso la gente decia “hay menos gente viviendo en la calle” pero no, estaban en otro lado.

Le dedicás mucho espacio a las infancias de tus entrevistades en el libro y trabajaste mucho tiempo con niños y niñas vulneradas. ¿Te agotó luchar con un sistema que los ignora sistemáticamente?

--Sí, y no puedo zafar del compromiso, es interno, íntimo y me va a atravesar siempre. Me interesan las infancias no solamente en relación a lo político sino desde la pandemia por ejemplo, que me comuniqué con varias autoridades para expresar mi altísima preocupación con respecto a todes les niñes que están encerrades en sus casas con su abusador y se quedaron totalmente a la deriva porque no hay escuela, no hay instituciones, no hay nada. La implementación de la línea 102 de la que formé parte en su creación, era al menos un recurso al que el niño o niña podía recurrir, y ahora no funciona. No hay nada. Dicen que funciona pero no te atienden. Es muy grave, es como un paraíso fiscal, una ilusión óptica. Cuando yo la armé estuve 27 días de guardia las 24 horas, llamaba un pibe y yo iba, día y noche, 27 días hasta que casi me muero, y pedí que implementaran distintas guardias. Un chico se escapaba, lo buscábamos, y volvía a la casa y lo volvían a golpear pero ellos se escapaban y volvían a llamar entonces realmente era muy importante. Si hubiera un teléfono tal vez Facundo Castro no hubiera desaparecido. Porque si hay un número y los pibes lo saben, cuando sienten que les puede pasar algo, llaman. A los niños y adolescentes los matan por suponerlos delincuentes.

En el prólogo contás que el título del libro lo pone Taty Almeida, ella te dice que es “la de las coincidencias”. ¿Qué hay atrás de ese concepto? 

--Todos los relatos están entramados y coinciden en algún punto y me gustó esa idea. Desde la entrevista con Taty, que fue una de las primeras, me había impactado mucho eso de “yo soy la de las coincidencias” y el camino que ella hace, el trayecto donde explica por qué es muy hermoso: cuando ella vivía en Mendoza le pidieron a un poeta de allá que describiera la provincia y el tipo escribió “Alamos, álamos, álamos” y a ella le quedó porque el álamo es un árbol que resiste todo. Muchos años después, cuando ponen en la puerta de Télam una placa por su hijo Alejandro (detenido desaparecido en 1975) le plantan un álamo ahí y ella lo cuenta con una felicidad, con esa forma tan alegre de narrar que tiene ella, que se te pone la piel de gallina. Fue muy generosa.

¿Elegiste dos varones trans para entender mejor a tu hijo Fer, a quien le dedicás el libro?

--En el caso de Ese Montenegro estaba buscando un activista por las identidades diversas. Me parecía que un activista trans incluye toda la lucha por la identidad de género, contra el patriarcado y la opresión: el tiene una postura política muy fuerte y la verdad es que su relato es bellísimo, profundo, su infancia de acá para allá, todas las cosas que pasó con su familia son muy bravas y están narradas con alta belleza y ese momento sublime en un Encuentro Plurinacional donde le proponen un trío. Y sí, hay cosas que yo no sabía. En el caso de I Acevedo lo elegí por escritor pero también tiene una posición política muy power y pasó una infancia muy dura. En ese sentido, es verdad que charlar con ellos dos me hizo tener una mirada más panorámica o quizá más respetuosa de la identidad trans.

¿Por qué ponés en el subtítulo “militantes”?

--Porque son todos militantes en lo suyo pero sobre todo por Vidal Giménez, que es militante villero porque son esos dirigentes que nacen de abajo y que tienen la concepción de que el armado político es a través del armado de una comunidad organizada. El en los 70 armó la villa, la salita, la entrega de medicamentos, y la entrega política hacia un proyecto, y además él fue uno de los fundadores del movimiento villero peronista, estuvo exiliado en Suecia, donde todavía tiene dos hijas. Y él es paraguayo y vive actualmente en Paraguay. Un tiempo estuvo con Lugo pero en un momento, como Rubén Dri, se aleja porque son militantes que creen en la utopía. Y la política real y la utopía… Dri me dijo que mil veces le ofrecieron cargos pero nunca aceptó, trabaja en una radio. Les cuesta meterse en el sistema por lo que es el sistema mismo.

¿A vos también te pasó?

--Yo me metí y terminé con sumarios porque soy incorruptible. Te metés en el Estado y vienen los gremios, si no transás te apuran…. Yo tuve cargos muy altos dentro de lo que es el aparato del Estado pero lamentablemente terminé con muchos sumarios (ahora cerrados) porque para llegar a ser funcionario lamentablemente te piden retornos y demás y yo no estaba dispuesta a eso. Soy de la idea de que si llegás a un cargo público es porque prestás un servicio: el Estado no te tiene que garantizar el futuro económico, entonces prefiero escribir. Mi trinchera es esta, la escritura. 

Coincidencias puede conseguirse a través de las redes de Milena Caserola (Facebook e Instagram) o del mail [email protected]