“No va a pasar mucho tiempo hasta que se transforme en una de ellas”, le dice un oficial a otro, por lo bajo, para que la aludida no escuche el comentario. Es que Rojda acaba de llegar desde su patria adoptiva, Alemania, a la tierra que la vio nacer, Irak. Su rol allí, como miembro del ejército germano –y gracias a su origen kurdo y perfecto habla de ese idioma–, no es otro que entrenar a un grupo de guerreras integrantes de la Peshmerga, la guerrilla de la región autónoma del Kurdistán que resiste el violento accionar del ISIS. La joven soldado tiene además otra misión, secreta y de origen íntimo: encontrar a su hermana, una de esas jóvenes luchadoras, y convencerla para que deje las armas y se instale en Alemania, donde la madre acaba de ser recibida como refugiada. El exilio de la matriarca en una nación extraña y muy diferente a la suya es seguido por el regreso al terruño, en condiciones extremas, de una de sus hijas. Pero el periplo de Rojda no es sólo geográfico: el viaje interior, con sus cambios de paisajes y climas, es tanto o más profundo que las diferencias entre la ciudad europea y el desértico paraje del interior iraquí. Los montes y mesetas kurdas, insurrectas y en peligro de extinción, no hacen más que reflejar la revolución que la protagonista sufre por dentro. Esa familia desmembrada y desperdigada, ese trío de mujeres cuyas vidas personales son zarandeadas por decisiones ajenas y conflictos mayúsculos, forma el centro de En el fuego, el nuevo largometraje de la greco-alemana Daphne Charizani, que tuvo su estreno hace algunos meses en el Festival de Berlín. En el fuego es uno de los títulos más destacados de la 20° edición del Festival de Cine Alemán que comienza este jueves y que este año tendrá lugar de manera estrictamente virtual. Nacida en Grecia y radicada en Alemania, Charizani es además coguionista de otro de los films que participan del evento, La audición, de la realizadora Ina Weisse, título de amplia circulación festivalera que tendrá su estreno comercial en nuestro país cuando las salas de cine finalmente reabran.

Rojda –la actriz turco-alemana Almila Bagriacik, vista recientemente en nuestro país en Sólo una mujer, de la realizadora Sherry Hormann– acompaña a su madre en un trabajoso y burocrático proceso, indispensable para cruzar la frontera. La joven ha vivido casi toda su vida en Alemania, a diferencia del resto de la familia, que optó por regresar a los orígenes. Su identidad, en mayor o en menor medida, no puede sino estar dividida. El empleado del campo de refugiados no cree que la muchacha sea ciudadana alemana ni, mucho menos, que forme parte del Bundeswehr, el ejército de ese país, y sólo el doble chequeo del pasaporte termina por confirmar ambas cosas. Ya en el nuevo hogar, los anhelos de la anciana por reunirse con su otra hija, la que eligió tomar el fusil y resistir junto a otras mujeres replegadas en una geografía inhóspita, adquieren el peso de una necesidad imperiosa. Rojda entrena diariamente, semana tras semana, mes tras mes, pero su vida cambia radicalmente cuando pide el traslado a una misión en la ciudad iraquí de Erbil. Hacia afuera, un aporte de sus conocimientos de la cultura e idioma kurdos; por dentro, la esperanza de hallar a su familiar y lograr la ansiada reconciliación física (el título internacional de En el fuego es el mucho más explícito: Sisters Apart, “hermanas separadas”). En comunicación con Radar desde Berlín, Daphne Charizani afirma que el interés por escribir la historia surgió de “la extrañeza que me causó enterarme, a través de una investigación para otro proyecto, que en las Fuerzas Armadas Alemanas había muchos inmigrantes. A nivel intelectual, uno tiende a pensar que sólo los alemanes de origen forman parte de esa institución, pero eso no es cierto. En aquel momento hablé con dos mujeres soldados, una de ellas proveniente de Afganistán y la otra de Irak, quienes me contaron sus historias personales, realmente conmovedoras. Pensé en el hecho de que esas chicas iban con los uniformes de su país adoptivo a las tierras de sus padres. Eso es algo emocionalmente muy difícil, traumático, y al mismo tiempo un símbolo de la sociedad alemana. La gente trae a la sociedad sus propias experiencias e historias y es que así comienzan a formar parte de ella. Fue entonces cuando decidí visitar Irak antes de comenzar a escribir el guion”.

Daphne Charizani en rodaje

En el fuego no pudo ser rodada en Irak por su compleja situación política y social. La producción se trasladó hacia las afueras de Atenas, la capital del país natal de Charizani, donde se buscaron locaciones semejantes a las que pueden hallarse en las afueras de Erbil. “No fue sencillo, porque a unos metros de los lugares elegidos para filmar había pequeñas villas con piscinas, además del tendido eléctrico”, describe Charizani con una sonrisa. “Fuimos muy flexibles y el trabajo junto al director de fotografía, Falko Lachmund, resultó de suma importancia”. Más allá del trasfondo social del drama de los personajes, una de las cuestiones destacables del film de Charizani es su mirada femenina, en contraposición al grueso de los films que lidian con la guerra y sus hacedores rasos: los soldados. “Creo que el hecho de que la protagonista sea mujer y no un hombre le aporta al relato otra clase de comportamientos. Por supuesto, ella entrena y lucha, y muchas veces los objetivos son exactamente los mismos que los de un hombre, pero en ciertos sentidos es totalmente diferente. Por ejemplo, hay una escena, poco después de llegar a su destino en Irak, en la cual hay un pequeño chiste que resulta significativo: ella es una par, pero no juega en ese partido de futbol improvisado por los hombres en el campamento. También existen diferencias entre ella y las mujeres kurdas. Rojda está allí porque forma parte del ejército alemán; ella decidió que esa fuera su profesión. Pero para las mujeres que están allí el hecho de luchar no tiene que ver con una decisión personal, es una cuestión de mera supervivencia. Tienen que pelear por su vida porque están inmersas en una realidad que las empujó a ello. La historia que cuenta uno de los personajes sobre la pérdida de su hija está basada en algo que me contó una mujer iraquí en aquel viaje. Es una historia real y muy triste. Esas mujeres quieren protegerse a sí mismas y a sus hijos e hijas. Porque si hay algo que no pueden elegir es el hecho de ser atacadas por el ISIS. Esa es la gran diferencia, además de que Rojda ha sido entrenada de manera metódica y profesional. Y, a pesar de que nunca ha estado en una guerra, ha recibido las mejores técnicas de entrenamiento, mientras que las guerreras iraquíes deben luchar con fusiles Kalashnikov comprados en el mercado negro. Es interesante, sin embargo, pensar que si Rojda no se hubiera instalado en Alemania su destino podría haber sido el mismo que el de su hermana, formar parte de un grupo de resistentes. Y eso está grabado en su espíritu”.

La búsqueda de la hermana comienza a intensificarse a medida que corren los noventa minutos de proyección de En el fuego. Su superior directo en la fuerza duda antes de ayudar a Rojda: las reprimendas podrían ser feroces. En un camino sin certezas a la vista, la protagonista entra en confianza con esas mujeres que, en un primer momento, la miraban con recelo. Como a una extranjera, a pesar de compartir origen y hablar el mismo idioma. Charizani recuerda que el proceso de audiciones para completar el reparto de la película fue bastante tradicional pero extenso. “No fue sencillo hallar a una actriz de origen kurdo que hablara a la perfección los dos idiomas y que, además, tuviera una presencia física importante. La elección de Almila Bagriacik se dio muy cerca de la fecha de inicio de la filmación y fue realmente acertada. Ella no tuvo problemas en interpretar a una soldado: hay que tener en cuenta que aquí el ejército no tiene una buena reputación”. Para el importante rol de la madre, Charizani eligió a la experimentada actriz iraní Maryam Boubani, quien ha trabajado a las órdenes de directores como Rafi Pitts y también habla perfecto kurdo. “El guion es muy importante para mí, porque eso es lo que me permite poder ser libre en el rodaje. Los ensayos previos con los actores fueron difíciles, en particular los que tuvieron lugar en Irán e Irak. Logré que Almila pasara un par de tardes con un soldado alemán. Pero muchos de los ensayos fueron hechos ya en el set y no utilizamos marcas en el piso para delimitar los movimientos; de esa manera todos tuvieron mayor libertad. Lo mismo con ciertos cambios en los diálogos. Pero no hubo demasiada improvisación en el rodaje”.

Pasaron dieciocho años desde el estreno de Madrid (2002), el largometraje previo de Charizani en el rol de directora, pero su actividad como coguionista en dos films de Ina Weisse, Der Architekt (2008) y la reciente La audición, la mantuvieron muy activa. “Me considero una realizadora que además escribe guiones”, aclara asertivamente. La segunda colaboración con Weisse, que formó parte de la competencia oficial del Festival de San Sebastián el año pasado, describe la relación entre una madre de familia y rigurosa profesora de violín –interpretada por la gran actriz alemana Nina Hoss– y un joven talento de cuya educación musical se hace cargo. La descripción psicológica de tipos, no exenta de cierto grado de suspenso, comienza a ser invadida por un espíritu cercano al de algunas películas de Michael Haneke. “La protagonista representa cierta tipología de mujer alemana. Conocí a una de estas mujeres cuando estudié aquí en Alemania, en una escuela similar a la de la película. Viniendo de una cultura diferente como la griega, para mí eso fue un mundo completamente nuevo y me tomó tiempo descubrir el alma detrás de ello, porque en una primera instancia me parecía algo demasiado seco. Pero definitivamente hay un alma y me gustan esas mujeres de carácter, porque además hay que entender que el mundo de la música a ese nivel es algo muy duro. Pero sí, es algo muy alemán”. En cuanto al método de trabajo en conjunto, la realizadora afirma que “con Ina trabajamos físicamente juntas. Una de nosotras se sienta a escribir y conversamos sobre el avance del guion y luego intercambiamos lugares. A veces interpretamos los personajes o practicamos alguna escena en busca de cierta verdad. Las lecturas nos resultan muy importantes y para nosotras es importante hacerlo juntas. Pensábamos que eso era lo usual, pero luego una se entera de que muchos equipos de guionistas trabajan a distancia”.

20° Festival de Cine Aleman en Buenos Aires

Con una programación que presenta una docena de largometrajes recientes y el ya clásico compilado de cortometrajes de jóvenes realizadores, la edición 20 aniversario del Festival de Cine Alemán comenzará este jueves 10 y se desarrollará hasta el lunes 14. Además de En el fuego y La audición, el programa incluye la exitosa adaptación al cine de la novela de Ferdinand von Schirach El caso Collini –un tenso drama judicial que marca el retorno al cine del gran Franco Nero–, el drama romántico El espacio entre las líneas, de la realizadora Vanessa Jopp, el largometraje Nada más perfecto, de Teresa Hoerl, cuya protagonista es una adolescente con impulsos suicidas de viaje en Praga junto a sus padres, y el documental Lost In Face, que encuentra en el retrato de una mujer con prosopagnosia –condición que le impide reconocer los rostros, ni siquiera el propio– el punto de partida para film con dejos herzoguianos. Todas las funciones del Festival de Cine Alemán son gratuitas y para acceder a las funciones sólo es necesario inscribirse en el sitio web www.cinealeman.com.ar/festival20/kinoencasa.html