La construcción no levanta. La actividad anotó una contracción del 3,4 por ciento en febrero contra el mismo período del año pasado. Con la baja de 2,4 por ciento observada en enero, el sector acumula una merma de 2,9 por ciento en el primer bimestre de 2017. El Indicador Sintético de la Actividad de la Construcción (ISAC) que elabora el Indec registró así su decimocuarta caída interanual consecutiva. La última vez que la construcción retrocedió durante un período tan extenso fueron los quince meses que hay entre agosto de 2001 y noviembre de 2002. En ese momento la depresión fue más pronunciada.
Los datos difundidos ayer revelan que el proceso de destrucción masiva de empleo en la actividad está frenado pero no hay evidencia de un quiebre en la tendencia recesiva. En enero, el organismo estadístico contabilizó 408.542 trabajadores en la construcción, un 0,9 por ciento más que en diciembre y un retroceso de 0,1 por ciento frente al mismo período del año pasado. Por su parte, los insumos utilizados en la obra pública, fundamentalmente el asfalto, muestran mejoras después de la parálisis observada el año pasado. Los productos utilizados en los proyectos privados, edificios, montajes industriales o comercios, no exhiben el mismo dinamismo.
La importancia del ISAC excede al plano sectorial. La construcción tiene como característica reaccionar rápidamente a los cambios económicos y, por eso, se considera que anticipa el ciclo, ya sea al alza o a la baja. La segunda caída consecutiva en 2017 revela que, a pesar del optimismo presentado por la Casa Rosada, no se observan señales de recuperación. Si las cifras del mes pasado se comparan con las del mismo período de 2015, cuando el sector todavía no se había desplomado, el indicador marca un retroceso de 10 por ciento.
En el equipo económico vienen afirmando hace meses que la construcción será uno de los pilares de la recuperación del mercado interno aunque, como sucede con la mayoría de las variables, las estadísticas oficiales no acompañan esas expresiones. En un año electoral, las autoridades del Ministerio de Interior y Obras Públicas aseguran que se observará una “explosión en la obra pública”. Sin embargo, la paulatina recuperación en los desembolsos destinados a la inversión estatal en los primeros meses del año –la demanda de asfalto aumentó 106,5 por ciento– no es suficiente para compensar la retracción en el resto de los sectores de la construcción. Incluso, existen sectores vinculados al dinamismo de la actividad como el Pro.Cre.Ar y los desembolsos petroleros impulsados por YPF donde el sector público todavía no reapareció. Por su parte, la inversión privada destinada a ampliación y mejora de establecimientos productivos no repunta ante la debilidad de la demanda interna y la persistencia de una política monetaria que vuelve más atractivas las colocaciones financieras.
Además del asfalto que está asociado de manera exclusiva a las obras viales y de pavimentación, los datos del consumo de insumos que registraron mejoras interanuales en febrero fueron hierro redondo para hormigón con una suba de 13,3 por ciento, pinturas para construcción que aumentó 4 por ciento y placas de yeso que mejoraron 1,1 por ciento. En tanto, rubros vinculados a la construcción de viviendas como los artículos sanitarios de cerámica cayeron 21,7 por ciento, ladrillos huevos cedieron 14,3 por ciento mientras que pisos y revestimientos bajó 9 por ciento. Por su parte, el ítem resto de insumos (incluye vidrio para construcción y tubos de acero sin costura) cedió 19,7 por ciento interanual en febrero.
Para el Indec, las ventas de cemento cayeron 0,6 por ciento el mes pasado. Los datos están en línea con la información suministrada desde la cámara que agrupa a las fabricantes de cemento portland. Sus datos indican que los despachos alcanzaron las 801.782 toneladas en febrero, con un retroceso del 0,8 por ciento respecto de igual mes de 2016. Con la excepción de abril del año pasado, el mes pasado marcó la cifra más baja en un lustro. El cemento fue un caballito de batalla del Gobierno para anunciar brotes verdes desde agosto del año pasado. Uno de los primeros en emprender esa aventura fue el desplazado Ministro de Hacienda y Finanzas, Alfonso Prat-Gay, cuando consideró que la mejora en las ventas del material ese mes anticipaba el inicio de una expansión en el mercado interno. La mejora fue un efecto estadístico y con el correr de los meses las caídas continuaron siendo la regla del sector.