Desde Santa Fe
El Tribunal Oral de Santa Fe condenó a los cinco represores que juzgaba por los crímenes en “La Casita”, cometidos en el otoño de 1977. Uno de ellos, el ex oficial de inteligencia Eduardo “Curro” Ramos, recibió “prisión perpetua” por el “homicidio agravado” de Emilio Feresin, el responsable político de Montoneros en la zona, quien fue visto en un centro clandestino de Paraná y luego en el de Santa Fe. A los otros tres, Juan Calixto Perizzotti, Silvio Ramón Ferreyra y María Eva Aebi, a penas de 20, 16 y 12 años de cárcel por los secuestros y torturas de doce militantes de la Juventud Peronista, entre ellos Daniel Gatti. Y al quinto, el ex juez Víctor Brusa, a tres años de prisión por un caso de “apremios ilegales”. La de Ferreyra es la primera condena, pero los otros ya van por la tercera y la cuarta, así que el tribunal las unificó: las de Ramos y Perizzotti con prisión perpetua, Aebi 24 años y Brusa 23 años de cárcel “efectiva”, dice el veredicto. Los jueces Beatriz Barabani de Caballero, Omar Digerónimo y Ricardo Vásquez resolvieron por unanimidad, aunque Digerónimo -como ya lo planteó en el juicio de la megacausa- votó para que las condenas sean por “genocidio”. Los fundamentos del fallo se conocerán el 6 de abril.
Feresín fue secuestrado el 10 de febrero de 1977 y su compañera María Eugenia Saint Girons al día siguiente, en la sala de partos de un hospital de Paraná, donde nació Juan Emilio. En el juicio, se reveló que la mamá y el bebé fueron torturados para martirizar al padre. Y ayer, Juan Emilio escuchó el veredicto en el lugar del querellante, detrás de su esposa, la abogada Nadia Schujman, que lo patrocinó.Los hijos de ambos también querían escucharlo para saber el destino del abuelo, pero los jueces rechazaron el pedido de Schujman.
Desde la sala del tribunal se suelen escuchar también los ruidos de la calle. El grito de “¡cárcel común, perpetua y efectiva!” de quienes esperaban la sentencia se filtró cuando los imputados decían sus últimas palabras. Ramos aprovechó para provocar. “A nadie le consta que Feresin haya muerto, está desaparecido”, dijo en la línea de Videla. “Ojalá que esté vivo. Nadie dijo haber visto el cuerpo sin vida de Feresín”.
El tribunal le contestó dos horas después: lo condenó a prisión perpetua por “homicidio (de Feresín) doblemente agravado” por “alevosía” y el “concurso premeditado de dos o más personas”. Ramos quedó como el único imputado por el crimen, porque los otros dos, el ex subjefe del Destacamento de Inteligencia 122, Roberto Diab y uno de sus secuaces, Héctor Romeo “Pollo” Colombini, fallecieron durante la investigación.
Los Feresin, Juan Emilio, Nadia y los chicos se estrecharon en un abrazo interminable al salir del juicio. La emoción los envolvió en esa pequeña multitud que los rodeaba, entre cantos. Estaban felices por el veredicto. “Responde a las expectativas que teníamos. El tribunal estuvo a la altura, a lo que se produjo en el debate, a la altura de los compañeros que sobrevivieron y contaron lo que ocurrió. Las pruebas dieron vuelta las mentiras que quisieron plantar los represores. Es otra victoria del pueblo”, dijo Juane.
En su alegato, Schujman fue la única que pidió perpetua para Ramos. La fiscalía y la otra querella solicitaron 25 años de prisión. El tribunal lo condenó a cárcel perpetua y efectiva. “Sentimos que se cierra un capítulo para nuestra familia que viene de muchos años y esta sentencia nos da mucha paz”, dijo Nadia. “Las pruebas eran muchas”.
Beatriz Pfeiffer, una compañera de Emilio Feresín que compartió el secuestro en un chupadero de Paraná, no dejaba de llorar. “Es un día muy importante, para la familia, para los que esperamos tantos años por esto. Yo fui una de las últimas que lo vio con vida, estuve con él en un centro clandestino en Paraná, estaba destruido y destrozado. Y después conviví en la cárcel con el hijo (Juan Emilio), que era un bebé de días, hasta que se lo llevaron y con su compañera, María Eugenia Saint Girons, ya fallecida. “Teníamos una promesa con ella, que íbamos a hacer justicia. Y ese día llegó”.
La diputada nacional Josefina González también esperó la sentencia en la calle, con sus compañeros. “Cada juicio hace realidad las banderas de memoria, verdad y justicia. Es muy emocionante que la justicia nos de la razón, a las víctimas y a los familiares”.